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Jimin se encerró en su despacho y le llamó sin poder evitar volver a leer la nota.

__Hola Jungkook, ¿estás ocupado? ¿Podemos hablar?

__Buenos días, si es para decirme que no puedes aceptar el cuadro, no, no puedes hablarme.

__Es que en serio me parece demasiado.

__Quiero que lo tengas, además ya viste que tengo la pared llena de cuadros, me haces un favor adoptando al que te he enviado.

__No me cuentes historias, por favor, de verdad, Jungkook, que no hacía falta que te tomaras la molestia.

__¿Cómo que no? Después de aguantarme durante todo un sábado, es lo mínimo.

__¿Qué dices? Si me lo pasé muy bien.

__Quédatelo, por favor, me hace ilusión- y lo dijo de una forma que Jimin la encontró tan tierna que no le quedó más remedio.

__De acuerdo, lo pondré en mi despacho por un tiempo.

__Es un regalo, por favor, me hace muy feliz que lo tengas, es lo que he puesto en la nota- Jimin suspiró y confesó con total sinceridad.

__La nota me ha encantado también.

__¿Seguro?- preguntó Jeon.

__Sí, porque tienes razón, nos queda mucho por escribir juntos.

__¡Por todos los cielos!, y yo que creía que me exageraba al mandarte esa nota.

__Yo me lo pasé bien anoche...

__Y yo.

__¿Pues entonces por qué no repetir?- replicó Jimin, porque era exactamente lo que sentía, así que ¿para qué reprimirlo?

__¿Repetirlo todo, todo, todo? ¿Hasta el beso final?- Jimin lo tenía tan claro que sin dudar respondió.

__Todo.

Al día siguiente, de camino en autobús a la cafetería donde había quedado con Mark para el concierto, pues habían decidido ir a casa a cambiarse de ropa y quedar directamente en el lugar, Jimin pensó que se estaba haciendo mayor, y es que antes, hubiese estirado el chicle de una relación como la de Mark hasta que hubiera acabado estallándole el globo en la cara, pero ahora... ahora no aguantaba demasiado, porque solo tenía ganas de dar por finiquitada su relación, o la cosa esa que se suponía que tenían, que incoherencia, pensó, un año enamorado de él, de su personalidad enigmática, de su mirada salvaje, de su cabello, de su forma sexy, por ser intensito y oscuro, y le habían bastado un par de fines de semana para darse cuenta de que todo era humo, un humo negrísimo y que además olía horrible... cómo había cambiado el cuento... en otro tiempo, ante esta misma situación se hubiese quedado pacientemente esperando un fin de semana tras otro una llamada o un algo, hubiese justificado cada silencio, cada ausencia o cada plantón, pero ahora... ahora solo tenía ganas de decirle que lo estaría haciendo muy bien, pero que el se bajaba en el próximo, destino: "ahí te quedas idiota".

Y al Mark que realmente estaba descubriendo no se parecía en nada al que creía que era, con el que se había proyectado, con el que había fantaseado en miles de escenarios, no tenía paciencia para aguantar a personas como el, que ni comen
ni dejar comer, es alguien que en verdad no sabía lo que quería, a cobardes a los que les faltan pantalones para amar con todas las consecuencias, claro que mucha culpa de que de repente hubiera abierto los ojos la tenía Jungkook, que con su forma de hacer las cosas le estaba mostrando que eso que pensaba que el detestaba, esa determinación, ese saber lo que se quiere e ir a por ello con todas sus ganas, esa pasión desatada y esa generosidad, le estaba empezando a enamorar locamente y no pensaba darle más vueltas, el para nada quería ser un Mark cualquiera, un tonto que por miedo se pierde siempre lo mejor, qué horror, qué mediocridad y qué pérdida de tiempo, con lo bonito que era arriesgarse, que era sentir y si acaba doliendo, pues que doliera, pero el no iba a perderse para nada eso que se mira tan bien, orgulloso por su decisión, se plantó con su mejor sonrisa en el Café, donde Mark apareció cuando Kang llevaba ya como casi una hora de concierto.

Antes de que me extrañes KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora