Prólogo

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Seúl, Corea del Sur. Un año antes

El ministro Jeon Jackson golpeó con el puño cerrado su escritorio.

─Ya lo sabes Jung Kook, si no te casas con Jung Ho Seok... te desheredo.

─Hazlo, no me importa, seguiré trabajando en mi investigación del nuevo combustible. Sabes que funciona, solo falta probarlo en el próximo Grand Prix y yo mismo conduciré. No puedo perder.

─¡Jajajajajajaja! ¡Me dan tanta risa tus amenazas! Sin mi dinero tu proyecto será basura. Si muevo mis influencias nadie te contratará y si hago circular rumores de que tu combustible no sirve y que yo te quité mi apoyo porque eres un fracasado, tu vida, tus proyectos y Park Ji Min estarán arruinados. Puedo hacer que ese Beta desaparezca.

Jung Kook tomó del cuello a su padre. ─Si lo tocas te mato─le dijo al oído.

Los dos Alfas se miraron retándose, pero el desafío solo duró un segundo pues el personal de seguridad del ministro llegó para alejar la amenaza que representaba el hijo. Era tanta la rabia de Jung kook, que hicieron falta seis escoltas para someterlo.

No puedo odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora