8. Fuga

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Todos, excepto las niñas que estaban en el piso de abajo con una de las empleadas, estábamos sentados en un largo sofá, seguramente uno de los muchos lugares que mi padre usa para "trabajar".

Todos estaban en silencio, sobretodo Mitsuya, imagino lo mucho que debe estar odiandome ahora mismo, se llevaron a sus hermanas para que no escucharán nada.

Si supieras que es mejor así, Takashi.

Mikey estaba sorpresivamente, neutral, no había pizca de miedo, por otro lado, Draken y Baji estaban alerta al mínimo ruido, y Sarah, también neutral, conocía a mi padre de hace algunos años.

Frente a nosotros estaba una mesa que tenía agua, licores y bebidas, aunque nadie quería tomar algo, menos bajo la mirada de al menos seis hombres, que vigilaban la habitación.

Y de repente se escucharon unos pasos, ya sabía de quienes eran, y la puerta detras de nosotros se abrió con violencia, estaba enfadado.

Los chicos miraron hacia atrás buscando la voz, Sarah cerró sus ojos con fuerza, tenía miedo, el pasar de los años no te quitaba el miedo a cuya persona tiene ese carácter, mientras que yo me límite a no voltear y mantenerme sería.

—¿SABES DONDE TE HE BUSCADO? —Preguntó, o más bien, grito, alguna de las dos.

Estaba frente a mi, y levanté mi mirada, llevaba un traje azul oscuro, con su bastón en una mano, y lentes de sol, como si estuvieramos en pleno verano.

—RESPONDE —Siguió.

—Maki, tu padre te habla, deja de ser maleducada —Dijo Krom, el hombre más cercano a mi padre, me vio crecer, es como de la familia.

—Oye, no digas eso, recuerda quien la educó —Le reprochó mi padre. Krom solo bajo la mirada.

—Me fui a Tokio, a buscar una pandilla, eso es todo —Dije neutral.

—¿Eso es todo? Falcificaste mi firma para escapar a otro país, a jugar a crear una pandilla, una semana, y luego apareces en una pizzería, con unos niños que juegan también a ser pandilleros, y dos niñas ¡Dos niñas pequeñas! —Exclamó.

Mikey habría reprochado el "que juegan también a ser pandilleros" si no hubiera sido por Draken, quien lo tomo de la camisa.

—No estoy jugando. No me gusta por dónde has llevado a Yazuka, quiero seguir el camino del abuelo, justo. No el tuyo —Le dije.

—Tuu abuelo está muerto, su sueño murió con él. Supéralo, Makima —Dijo serio.

Las lágrimas empezaban a asomaser con esas simples palabras, odiaba como podía hacerme llorar tan fácilmente.

No quería llorar, y menos frente a los chicos, quienes había logrado que me vieran como una persona fuerte.

Pero si iba a llorar, debía sacarle provecho.

—Papá, esto es lo que me hace feliz —Mi tono triste sorprendió a los chicos, pero mi padre no estaba tan convencido, era difícil —Déjame probarte que puedo hacerlo.

—No puedo dejarte ir sola a Tokio, tienes quince años, Maki.

—Ellos me cuidaran —Me voltee hacia los chicos, aprovechando el cabello en mi rostro, les sonrei un poco y les guiñe un ojo.

Sus expresiones eran arte, todos estaban sorprendidos.

—S-si, señor. Maki-san estará bajo el cuidado de la Tokio Manji —Dijo Mitsuya.

Eso sí me sorprendió, pese que a qué supuse que estaba odiandome.

—Mi abuelo... tiene una gran casa, ella y Sarah podrían quedarse allí —Hablo Mikey.

Tear | Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora