12. Futuro.

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Narrador omnisciente.

2018

—¿El trabajo está listo? —Pregunto un alto pelinegro-rubio a través del cristal.

—Ya estoy en la cárcel, no pienso hacer nada por ustedes, mucho menos por ti —Le respondió con asco la pelinegra.

—Makima, no olvides para quien trabajas.

—Ya no trabajo para ti, mátame si quieres.

—Cariño, sabes que no puedo hacer eso, yo te amo, hazo por mi.

—No, Hanma, bastante me ensuciado las manos de sangre por ti, vete a la mierda.

El hombre estaba empezando a perder la paciencia, y las ganas que tenía de romper el cristal y estrangularla eran notorias en sus venas marcadas en el cuello.

—¿Por qué? ¿Es por la muerte de tu padre?

—No.

—Las policías dicen que no comes nada, ¿De verdad quieres morir? —Pregunto fingiendo indignación.

—Quiero abrir un hoyo en la pared y camina hacia fuera —Dijo mirando hacia otro lado.

—Estas en un séptimo piso.

—Exacto.

El más alto suspiro pesadamente, sabía que la chica no cambiaría de opinión, llevaba lidiando con ella algunos años.

La apariencia de la muchacha no era la mejor, al contrario, era un muerto andante. Estaba aún más delgada que la última vez que Hanma la visitó, sus ojeras parecían bolsas debajo de sus ojos, su cabello estaba muerto, los huesos estaban muy marcados, y pare de contar.

Y es que, luego de la muerte de su padre, sus amigas, y el primer amor que conoció, no había sido la misma.

Elimino a Yakuza, y cambio su nombre, aunque la mayoría la seguía llamando por el mismo, ella odiaba eso, quería que Makima Tenya muriera, ahora su nombre era "Keisy Izumi", y razones habían para escoger ese nombre.

Se sumió en la depresión más grande de su vida, las drogas era la única solución para escapar de sus problemas, y aún así, en medio de su adicción, podía ver a las personas que la dejaron, podía ver a Baji, Sarah, Samira, y a su padre, y sin tener a personas que la apoyaran, era aún peor. No quería vivir, y menos le importaba lo que pasaría luego de morir, el único problema era Kisaki Tetta.

Estaba segura de que si pudiera viajar en el tiempo, lo mataría de la forma más dolorosa.

Ese mismo, la reclutó, y obligó a trabajar con él, Makima no tenía ningunas ganas de hacerlo, pero ¿De dónde podría conseguir las drogas? Ya no quería acostarse con desconocidos por unas cuantas bolsitas de ese polvo blanco.

"Si ya todos están muertos, ¿Que más da?"

Fue obligada a casarse con Shuji Hanma, para pasar desapercibidos vendiendo mercancía.

Hasta que la traicionaron, y ahora está encerrada tras las rejas.

—Makima, te veré del otro lado —Le dijo Hanma.

—Tu estarás en el infierno, y yo no iré allí.

—No, tu irás a algo peor, te amo, princesa.

Luego salió de la pequeña sala.

Ella sabía que esa noche, era la última, y estaba aliviada.

Aliviada de ya no sentir aquel vacío, aquella culpa, y pensamientos. Si no la mataban hoy, los pensamientos la matarían.

Tenía la pequeña esperanza, de que de verdad exista un cielo, que exista un Dios, quería creer que luego de morir, se encontraría con Keisuke, con sus amigas, y comenzar de cero con su padre. Pensar en eso la hacia llorar.

Su primer pensamiento del día era "Ellos estarían muy decepcionados de mi", y en la noche, era el mismo.

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Eran aproximadamente las siete de la noche, debían cenar, e irse a las celdas a dormir, aunque la palabra "dormir" para Makima, no existía.

Se encontraba sentada en una las muchas mesas, mirando su plato de comida, cuado una mujer algo delgada se sentó frente a ella. Bastante joven lucía.

—¿Eres Keisy? —Pregunto la chica.

Makima la observó y asintió levemente.

—¿En qué celda estás?

—647.

—Me pidieron hacerlo de forma indolora, no te preocupes.

Makima se alivio un poco internamente, la verdad era que morir de forma dolorosa no estaba en sus planes.

Se quedó viendo a la chica y luego miro su plato de nuevo.

—Tu de verdad quieres morir —Susurro la chica frente a ella.

—¿Y qué?

—Solia ser como tú —Maki la observó.

—Tienes qué, ¿19?

—20, en realidad.

—Gran cambio.

A Maki le interesaba saber porque una chica tan joven estaba aquí, y más, asesinando personas, pero estaba muy cansada para preguntar. Decidió quedarse callada.

—Al pasar el tiempo, una nueva razón para vivir llega —Dijo la chica.

—No quiero una razón —El timbre de entrada se escuchó, era hora de irse —Te esperaré.

Makima se dirigió a su celda, su compañera igual, era una mujer de unos cincuenta, encerrada por lo mismo que Maki, traficante de drogas.

Makima dormia generalmente en la cama de arriba, pero hoy debía hacer una excepción.

—Grenda.

—¿Hmm?

—Por favor, necesito dormir en la cama de abajo.

—¿Para qué?

—Viene alguien —Le dijo Maki algo tediosa, no le gustaba dar explicaciones.

—No sabía que eras de esas, está bien.

La mujer se subió a la cama y Maki se acosto en la cama de abajo. Esperando a su compañía.

Unas dos horas después, la puerta de la celda sonó.

Una pequeña risita de parte de Grenda se escuchó, ella en serio creía que la chica venia a tener sexo con Makima.

La chica se arrodilló frente a la cama de Maki, y saco una jeringa, con un líquido letal, e indoloro, como se lo había pedido Hanma.

—Supongo que esté es el fin —Susurro la chica.

—Gracias —Dijo Maki con los ojos cerrados.

Tear | Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora