End.

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— Se que es repentino esto... — suspiro al verlo enfrente de mi, hablaba muy en serio rogando que él no viniera y que se fuera de su vida.

Pero estaba enfrente a mí, empapado de agua, la tormenta no estaba calmándose y no lo pensaba hacer.

— Es madrugada, deberías irte — digo abrazándome, tenía mucho frio y solo quería regresar a mi cama y llorar.

— Sigo cayendo cuando sé que duele — dice, un nudo se forma en mi garganta, él retrocede dejando caer gotas de agua en todo su cuerpo.
— Perdóname ¿De acuerdo? No quería dejarte, no quería ya no responder tus llamadas, tus mensajes, sabiendo que hiciste todo lo posible para tratar que en Sevilla sea media noche... sabía todo.

— ¿Sabías todo y aun así te valió una mierda? — grito caminando hasta él, quedo a centímetros de su frío cuerpo, miro mis manos que estaban empapadas de agua. — ¿Qué es lo que sabias, Diego? ¿Qué estaba enamorada de ti?.

Él me mira.

— ¿Estabas...?

Asiento. Quería gritar que por qué se sorprendía, no lo iba a esperar todo este tiempo.

— No te iba a esperar... te fuiste, llego Sebastián.

— No menciones a ese imbécil — dice con tanto rencor — Sabía que estaba enamorado de ti, dios, amaba verlo celoso mientras tú estabas conmigo, mientras tú eras mía y no de él — dice tomando mi rostro en sus manos — ¿Por qué estuviste con él? —susurra viéndome a los ojos.

— ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué estuviste con Ivanna?, seguías teniendo comunicación con ella a pesar de la distancia -— él rueda los ojos.

— ¿Ivanna? Termine con ella hace mucho, antes de que tú y yo nos hiciéramos amigos — me separo de él.

¿Qué demonios estaba diciendo Diego Lainez?

— A ver...

— ¡Me enamore de ti! ¿Eso es lo qué querías escuchar? Si Emma, me enamore de ti como un tonto, termine con Ivanna porque me gustabas, no, me gustas. Jamás has dejado de gustarme. Quiero mis viejas conversaciones de madrugada de regreso Emma, te quiero a ti de vuelta — suelta mientras yo retrocedía algo de él.

Estaba cansada.

Cansada de fingir odiarlo, cuando alrededor de este año no pude ni siquiera borrar su número de teléfono, me dolia por supuesto que lo hacía pero... Lo amaba demasiado.

— Quiero odiarte... Pero es imposible — Intento darme vuelta para evadir todo.

Él me toma del brazo para pegarme a su cuerpo.

— Deja de evitar esto, quiero hablar sobre nosotros — sus ojos están ahora rojos, había llorado. —Se siente como si esto podría ser para siempre esta noche — susurra cerca de mis labios.

Cierro los ojos.

—Romper los relojes, olvídate del tiempo, podría haber una tercera guerra mundial afuera pero yo solo quiero tenerte conmigo — esta vez siento su respiración cerca de mis labios, lo quería besar.

—Sé... Sé que tu y yo crecimos en la misma parte de la ciudad, obtuvimos las mismas cicatrices en el mismo suelo... —susurro mientras entrelazada mi mano con la de él.

—¿Recuerdas cuando solíamos dar vueltas, solo perdiendo el tiempo? — Empiezo a reír mientras él juntaba mi frente con la suya —¿No te quedaras hasta la madrugada?

Él une lentamente nuestros labios.

Me cuesta procesar lo que estaba pasando.

— Todas mis conversaciones de madrugada favorita siempre fueron contigo, siempre eres tú — confesé mientras lo abrazaba.

AM | diego lainez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora