Cumpleaños

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Summary: Ese día ella había llegado a la aldea, ese día había sido despertado de su gran sueño, ese día había sido el inicio a todo lo que cuatro años atrás se había acabado y en verdad deseaba hacer algo especial para ella.

[...]

El joven Inuyasha estaba molesto y frustrado, hoy era un día en el que sus habilidades de demonio se iban no podía hacer nada para evitarlo pero debía encontrar esa Onitoukuzu y por ello Kirara

Se lo debía a Kagome, debía ser algo digno de ella.

Los datos que tenia era sobre lo que buscaba eran:

Nacía solamente en Luna Nueva.

Se creía que si una mujer la portaba la convertía en un fénix.

Quien portaba esa flor encontraría para siempre la felicidad.

Era una flor con hermosas tonalidades carmesí y tenía cinco pétalos.

—Bien —dijo Inuyasha—, pararemos aquí y comenzaremos a buscar.

El ronroneo de aquel gato demonio lo animó, tenia hasta el amanecer para buscarla.

Y así comenzó la búsqueda de aquella flor para Kagome.

¿El por que se su búsqueda?

Al amanecer de este día ser cumplía años Kagome, lo había descubierto cuando en una de las tardes en las que se pasaron hablando ella le contó que cuando llego a la época feudal ella cumplía años, vaya día que fue aquel para la joven que deseaba como esposa.

Habían pasado dos meses desde que Kagome estaba de regresó y el esos dos meses se contaron todas las cosas que habían pasado y tuvieron su "temporada de cortejo"

Era por el cumpleaños de la dama y por una cosa que deseaba hacer, que necesitaba esa flor.

Las horas comenzaron a pasar e Inuyasha estaba por perder los estribos.

¡Como rayos esa flor se iba a encontrar cuando no sabia de su olor y ni siquiera la había visto!

Kirara hizo un sonido que llamo su atención, ella también estaba cansada y debían regresar pronto.

—Lo sé —comentó Inuyasha acariciando el pelaje de felino—, pero en verdad quiero encontrar esa flor y no hay nada.

El grito frustrado de Inuyasha fue llevado por el eco hacia el cielo.

Habían buscado casi por todo el lugar y no habían encontrado nada, ahora estaban en una parte de la montaña más oscura que la anterior y seguía siendo lo mismo, flores blanca, amarillas, moradas, azules, verdes, rojas, rosas...

Espera.

Inuyasha volvía hacia un arbusto donde habían unas hermosa flores abiertas, de cinco pétalos, de color carmesí.

— ¡Si! —gritó espantando a las luciérnagas que estaban en el lugar.

Este comenzó a caminar hacia el arbusto y las vio, tenían un aroma suave y delicado, era de textura suave y hermosa, parecían unas lámparas abiertas.

Inuyasha con la mayor delicadeza posible tomo dos flores y la aparto, de entre su ropa sacó una bella corona con flores blancas y amarillas, pero faltaba algo en ellas.

Inuyasha tomó una que tenia y la incrusto en aquella cadena, esa flor le daba vida a esa pequeña corona de flores.

—Mira Kirara —expresó feliz Inuyasha, como si fuera un niño con su mayor tesoro—, bien, esto ya está—, dijo mientras con cuidado guardaba aquella corona y aquella flor que quedo sola la llego en su mano.

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