Peinar el cabello del otro

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Summary: Inuyasha era muy quisquilloso cuando a su cabello se refería y por ello no le gustaba que nadie se lo tocara pero por su esposa él podía hacer excepciones.

[...]

La temporada de invierno estaba por llegar a la aldea, de hecho, muchos aldeanos ya se estaban preparando para ello y tener las cosas listas para su familia y el hanyo no era la excepción.

Inuyasha ya había dejado la mayoría de las cosas listas para cuando llegara la temporada, de hecho, había logrado ganar algo mas con los trabajos que hacia junto a su amigo monje. Y con ello tenia asegurado algo para la temporada de frío.

El joven llegó a la pequeña peor acogedora casa donde el humo comenzó a salir y el olor a estofado llego a su sistema, su esposa otra vez había preparado un festín para él.

Cuando el mitad demonio entró encontró a su esposa sentada meciendo la comida mientras a lado de ella estaba una badea con varias hiervas.

—Bienvenido a casa —contestó la azabache dándole una sonrisa hermosa.

El ver esa sonrisa le era un recordatorio de que a su lado nada malo pasaría, de que la tenia de vuelta después de tres años de tortura.

—Estoy en casa —dijo en despacio mientras dejaba arrinconando varios troncos para mantener caliente su casa.

—La comida ya está lista —comentó mientras movía aquella olla y la ponía cerca de la lumbre para que siga caliente mientras reposaba—, ve a lavarte las manos y regresa.

—Claro.

Sin pereza el joven fue hacia atrás de su casa donde una pequeña piedra con algunos tazones de agua lo esperaban.

El agua fría relajo los músculos de su mano y brazos mientras se sacaba su capa y que quedaba en camisa y pantalón, luego lavó su rostro y entró con sus pendras acomodándolas en un aparador que tenía cerca.

—Ten —dijo la azabache mientras le sonreía, hoy andaba muy callada Kagome—.

Inuyasha espero a que su esposa también se sirviera y ambos; luego de dar gracias por la comida; comenzaron a hablar de cómo le había ido hoy a cada uno.

Inuyasha comentando como había ayudado a los aldeanos a arreglar techos y cazar uno que otro animal y como en la tarde había ido a recolectar la madera que traía ahora.

Por su parte, Kagome le comentó al muchacho como le había ido en su entrenamiento con la anciana Kaede y la recolección de hierbas medicinales a las tierras del joven Jinenji.

La cena estaba tranquila... demasiado.

— ¿Pasa algo Kagome?

—No —dijo esta sonriente—, voy por algo de agua.

El joven siguió concentrado comiendo y no prestó atención como una azabache con sigilo se le acerco por detrás.

Pero cuando intento decir o hacer algo ya era tarde.

La risa de su esposa delataba la nula guarda que este había tenido para aquel ataque.

—Por favor Kagome —comentó este, los masajes en la cabeza que le daba su esposa lo relajaban y lo sonrojaban.

—Tu me hiciste hacer esto —explicó la azabache—, además de que si te molestara ya me hubieras quitado.

¡Diablo! Ella tenia razón.

—Inu solo relájate mientras yo te peino y nada más.

—... de acuerdo...

— ¡Eso es!

Kagome parecía una niña a la cual le hubieran dado el tesoro mas valioso del mundo mientras que Inuyasha se sumergía en los recuerdos.

La única persona que había tocado su cabello era su madre y lo hacía siempre cuando lo ayudaba de pequeño; y aunque la mayoría de las veces era por amor hacia él, habían ocasiones que debía bañarse más de dos veces por alguna maldad provocada por los niños que vivían cerca.

Más su madre con una sonrisa siempre lo ayudaba a bañarse y arreglarse, sobre todo con su melena blanca, claro que eso cambio cuando su madre murió y no había nadie que velara por él salvo él mismo.

Pero al sentir las manos de su esposa en su melena se sentía increíblemente en paz, tanto que lo molestaba ya que bajaba su guardia y no podría estar listo para el combate.

—Mi madre era la única que arreglaba mi cabello —comentó despacio—, es uno de los recuerdos que tengo de ella y quería que se quedara así.

Kagome estaba por dejar sus manos quietas cuando la mano de su esposo posó en ella.

—Contigo siento mucha paz con esto que a veces me preocupa —sinceró el muchacho.

Kagome le dio un pequeño beso en la frente y comenzó a acepillar delicadamente su cabellera blanca.

—Gracias por esto Inuyasha —susurró la joven mientras se volvía a acercar a él y le daba un beso en sus labios.

—Gracias por volver a mí, por darme un nuevo recuerdo —dijo el joven al ver los ojos castaños de la mujer.

—Gracias por dejarme conocerte, por dejarme estar a tu lado.

La pareja siguió con sus actividades, sin embargo el ambiente era rodeado por un cariño especial, aquel cariño que hizo que las fronteras del tiempo se abrieran y les permitiera volver a estar juntos.

Kagome había nacido solopara conocerlo, e Inuyasha, solamente nació para estar con ella. 

[...]








Si les soy honesta quería escribir algo melancólico, me deprimió mucho los avances de HNY y estaba escuchando Dearest así que peor más. 😢❤🖤💙💜

Bueno, espero que les guste y los haya entretenido, nos vemos mañana con "Almas gemelas" aquí voy a intentar escribir tanto de inukag como sesshrin. 😍🤗❤🖤

No se olviden de votar y comentar, cualquier duda, queja, lloro o lamento a mis redes. 🖤💚😄😄

Nos vemos en las tiras cómicas.
❤🖤🌹👑🦊💜💙  

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