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Summary: Inuyasha era amante de la natación, lo adoraba desde que era un niño y no había mejor manera que dar su mejor esfuerzo cuando la competencia lo era.

[...]

Inuyasha desde muy joven se había emprendido en el mundo de la natación, estar bajo el agua había sido una de las cosas más maravillosas que podía tener.

Aquel deporte se había vuelto su pasión y algo que jamás dejaría, además de que gracias a ese deporte la había encontrado a ella.

— ¡Taisho! —gritó un joven de cabellera castaña—, el complejo ya mismo esta por cerrar.

—Oh, perdona, me quede muy entretenido —contestó el joven que salía del agua y bajaba sus lentes, dejando a la vista unos bellos ojos dorados.

—No hay problema, estas en tu elemento después de todo.

Inuyasha se le quedo mirando amigablemente.

— ¿Por qué lo dices Hojo?

—Tu comentaste que vienes de un pueblo cercano de la costa, me supongo que siempre estuviste en la playa y todo ello.

Ah, era por ello.

—Si —respondió Inuyasha—, por favor adelántate nomas, yo seguiré entrenado, en una semana será la competencia y desde mañana deseo prepararme mentalmente y no físicamente.

—Gracias Inuyasha, cuídate, en la mes quedan las llaves.

—Adiós Hojo.

—Adiós Inuyasha.

Escuchó como se cerraba la puerta y pudo respirar, la verdad no era muy sociable, de hecho jamás lo fue, se había vuelto igual que el amargado de su hermano.

El joven se volvió a zambullir en el agua y comenzó a correr bajo ella, el joven Inuyasha era muy diestro en el arte de la natación, la había aprendido con su madre y padre cuando tenia pocos años de vida y desde ahí se había vuelto su pasión.

[...]

El viaje había transcurrido con normalidad, algunos jóvenes que se habían mareado, oros que jugaban y ponían el ambiente en el autobús y por ahí, uno que otro que se la paso comiendo todo el camino.

El viaje había sido tranquilo.

—Inuyasha ¿por qué siempre parece que te aislaras a propósito?

—No lo hago Kikyo, solo no soy bueno socializando.

—Por favor, eso ni tu te lo crees —comentó aquella azabache de ojos castaños oscuros—, eres uno de los atletas mas renombrados en el instituto, dos, eres uno de los mas populares de la preparatoria, no me salgas con que no eres bueno socializando.

—Perdón —se disculpó el albino.

—Trata en este viaje socializar además lo harás bien estando en un lugar que ya conoces ¿verdad?

Era cierto, el campeonato seria llevado en Hirado (Nagasaki).

El joven sonrió inconscientemente.

Si tenía suerte, tal vez la volvería a ver.

—Está bien, pero no prometo nada.

—Listo.

El grupo de su escuela se había quedado en un bonito hostal cercano al complejo donde se llevarían a cabo la competencia, Inuyasha estaba ya en su habitación con varios compañeros los cuales se preparaban para la salida nocturna.

Se debatía si salir o no. Si lo hacía terminaría corriendo hacia aquella tienda de antigüedades a ver si es que ella seguía ahí.

Y si no salia, Kikyo lo hablaría peor que niño chiquito.

Anécdotas de un Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora