2. Stunnin'

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Buena apariencia, buen cuerpo, una reputación impecable y popularidad, adinerado y codiciado por muchos, eran el tipo de adjetivos que mayormente se usaban para describir al joven amo Yahwi. Un muchacho orgulloso de quien era, lo que lo llevaba a ser alguien totalmente arrogante pero ante los ojos de los demás era alguien encantador, quizá un poco frío pero ¿qué importaba? Las personas estaban obsesionadas con ese tipo de hombre desde tiempos en los que los primeros fanfics existieron, podía decirse que parecía un personaje salido de un libro, una película o un show de romance, en donde a pesar de ser un gran pendejo el protagonista siempre conseguía lo que quería y a quien quería sin enfrentar consecuencias por sus acciones pasadas sin importar cuán malas fueron. Sumándole que, sin previo aviso, vivió una infancia promedio proveniente de una familia de clase alta, no le faltaba nada, o al menos eso los primeros años de vida antes del accidente de sus padres, lo que llevó a que la vida se los arrebatara y que de esa forma su abuelo se quedara a cargo de él.

Sin embargo, Yahwi al principio fue todo un orgullo, tan inteligente y audaz, era el centro de atención, dominante y de buen ver su abuelo estaba seguro de que si su padre siguiera vivo estaría tan orgulloso de él... O eso hasta que se llegó el verano del segundo año de bachillerato, que fue cuando su segundo género se manifestó, por suerte para el periodo de ese primer celo se encontraba en casa y fue más fácil mantenerlo encerrado alejado de los demás en una habitación sin causar tanto revuelo, pero desde ese momento al ser una familia influyente en varios medios y gracias a los socios tan chismosos del abuelo del pelinegro los rumores se esparcieron hasta llegar a la boca de sus compañeros de la universidad, quienes sospechaban que él era...

—¿¡Un omega!?

—Shhh no lo digas en voz alta— susurraban unas chicas en una esquina del aula de la universidad.

  —¿Pero estas segura que es verdad?— preguntaba de vuelta la contraria.

  —No lo se, te dije que solo son rumores que he escuchado... Ojalá no sea cierto, sería una lástima.

Yahwi estaba escuchando todo desde su mesa, jugueteando con una de sus plumas mientras apretaba su mandíbula ¿qué clase de rumores eran esos? Se preguntaba él, como si pudieran saberlo con solo mirar su apariencia, no era como que existiera alguna pista o algo por el estilo para demostrar que en realidad era un omega, aunque ellas no estaban equivocadas y eso era lo que más enfurecía al pelinegro. No sabría decir si eso era un hecho lamentable, pero efectivamente era un omega, un estupido omega pero sin embargo y para su fortuna, su apariencia era parecida a la de un alfa o incluso un beta cualquiera, no era como que alguien pudiera notar la puta diferencia a menos que se lo encontraran en su celo o tuvieran acceso a su registro médico, lo cual tenía cero probabilidades de suceder, pues tenía un buen control sobre todos esos asuntos, valoraba su privacidad más que nada y por lo mismo que si alguien se enteraba de que era un omega... No lo sabía, no le gustaba siquiera pensarlo.

—Hola Sunbae ¿como ha estado? Escuchamos que su cumpleaños pasó hace poco, así que Diane quiso traerle algo— decía uno de los amigos de Yahwi quien se sentaba a su lado, recargando uno de sus brazos en su hombro.

—¿Enserio?— dijo el pelinegro arqueando una ceja mientras observaba a la chica que tenía una caja rosada entre sus manos, esta tenía un moño blanco con un tierno patrón de encaje, se notaba costosa.
La chica parecía ser alguien que vino con el plan de intercambio que hubo hace un mes en su universidad, tenía el cabello castaño oscuro y ojos azules, bastante peculiar, era algo alta a comparación de las demás chicas pero eso no quitaba que se veía extremadamente nerviosa e intimidada por la mera presencia de su Sunbae.

—A-aquí tiene, son macaroons espero le gusten— dijo tartamudeando, Yahwi amablemente acepto el regalo con una de sus manos y dedicándole una mirada, algo que estaba seguro volvería un desastre de nervios a la chica, al instante pudo ver sus manos temblar y como al mismo tiempo se alejó un poco con su rostro colorado. Yahwi era consciente de que era una actitud algo inusual para un omega, incluso irreal, pero había dominado el arte de fingir sin importar la situación en la que se encontrara no levantaría sospechas.

17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora