11. Codicia y celos

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Durante el resto de la velada Caín mantenía con cautela a Yahwi cerca de él, no confiaba en los socios de su padre y menos de su padre en si, el rubio sacando a relucir ese lado posesivo de él con su mano colocada en la cintura del omega apegándolo a su propio cuerpo, no era algo que a Yahwi le molestara, a decir verdad se sentía aún más seguro si se mantenían juntos de esa forma.
Se fueron a una barra de bebidas que estaba por fuera en uno de los jardines, Yahwi vio una cajetilla de cigarros ya abierta a su lado y estiró su mano para coger solo uno por mientras, en lo que le pidió un encendedor al bartender observo que este mismo le entregaba un vaso de vodka a Caín, no es que Yahwi viera mal que su novio tomara de hecho era la primera vez que lo veía hacerlo en este tiempo que llevaban juntos, era más bien algo que no pasaba muy a menudo y se sentía extraño.

—¿Quieres ir a casa? Si no estás cómodo podemos irnos— pregunto Caín volteándose a Yahwi de nuevo, el cual prendía el cigarro y lo apartaba de su boca.

—Estoy bien, no te preocupes.

El rubio apretó más su mano en la cintura del chico haciendo que gimiera levemente.

—¡Caín porfavor!— exclamó el pelinegro quitando la mano del contrario, se sentía avergonzado por el sonido que acababa de hacer.

—Nadie nos está escuchando, todos están en su mundo.

Yahwi sonrío ante lo descarado que su novio estaba siendo, este puso su cigarro en el cenicero y beso a Caín con ternura el cual deslizó su mano por su espalda llegando hasta donde terminaba su espalda causando escalofríos en el omega, esas manos tenían algo que lo volvía loco, siempre buscaba su toque en cualquier momento del día, lo había vuelto adicto al tacto rudo y tierno de un alfa enamorado.

...

La familia de Caín al terminar la cena se fueron a casa junto con Yahwi, estaban exhaustos y la fiesta había terminado aproximadamente a las 3 de la mañana o bueno para ser exactos faltando 10 minutos para las 3. Llegaron nuevamente a la casa de la señora Lupus, Adam al entrar en la casa despeino su cabello y se quitó su saco dejándolo en el perchero de la entrada.

  —Yo me voy a dormir, estoy muy cansado. Buenas noches.

Dijo para caminar hasta las escaleras e irse a su cuarto. Damian hizo casi lo mismo, y Caín le siguió a ambos cargando a Yahwi en brazos llevándolo escaleras arriba mientras su madre los veía alejarse y ella se iba a su habitación en el primer piso provocando el mítico sonido de la aguja de sus tacones en el silencio de la madrugada.

En el cuarto del rubio, Yahwi comenzó a desvestirse a espaldas de su novio y cuando este le acercó unas pijamas las acepto cubriendo así su esbelto y pálido cuerpo.
En pocos minutos ambos ya se encontraban con sus pijamas, recostados en el suave colchón arropados con sabanas gruesas que mantenían el calor. El omega estaba a punto de sucumbir en el sueño pero un toquesito en su hombro lo hizo despertar, al abrir sus ojos observó a la madre de Caín frente a él, la señora portaba sus pijamas, su cabello aún seguía igual de despampanante cómo estaba en la fiesta y su maquillaje ya había sido removido de su cara.

  —Necesito hablar contigo— susurro enderezando su postura. Yahwi no pudo adivinar que es lo que la señora quería, pero parecía algo urgente, así que se levanto con cautela para no despertar a Caín y siguió a su madre hasta la sala.

Estando ahí ella se sentó en el sofá, del lado en que estaba más cerca del ventanal a donde llevaba a un pequeño balcón con piscina.

  —Me alegra que Caín haya encontrado a alguien como tú— dice la mujer apoyando su cabeza en la mano que se encontraba en el respaldo del mueble.

17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora