12. Breve culpa

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El agua tibia de la bañera, el extraño silencio por fuera de la habitación, el cansancio acumulado de tanto luchar y la creciente desesperanza provocaba que los ojos ámbar del pelinegro comenzarán a cerrarse, él trataba de mantenerse despierto a toda costa pero le era imposible, si nadie vendría a salvarlo ¿qué le quedaba? ¿Sería la muerte la mejor opción? ¿Y que había de esa gente que consideraba "familia"? ¿Donde están ahora? ¿Acaso son parte de esto? La cabeza de Yahwi estaba a punto de reventar de tantas preguntas sin respuesta, ni camino, ni explicación y mucho menos de esa esperanza de quitar la incertidumbre de su paradero.

Olvidando todo que lo mantenía en constante duda, se acurrucó bajo el agua con la esperanza de morir para no tener que vivir un futuro de mierda con una persona de mierda, cerró sus ojos y estuvo así por pocos minutos antes de que el silencio interno comenzó a ser interrumpido, ahora no solo por su desesperación si no que empezó a sentir que le faltaba el aire y la idea de morir en ese instante era inaceptable, a pesar de que se había incorporado nuevamente fuera del agua seguía sintiendo que se ahogaba con su propio aire, su corazón incrementaba en cada palpitar y el sentimiento de que algo faltaba acompañaba todo eso que experimentaba. Yahwi jadea tratando de recuperar el aliento, cerró sus ojos esperando a que eso pasara mientras se recargaba en la pared en donde estaba apoyada la bañera hasta que un estruendo lo sobre salta. En ese momento abre sus ojos rápidamente, escuchando el escándalo cada vez más cerca y con ello unas feromonas tan fuertes, eran familiarmente abrumadoras que provocaban que su cuerpo se moviera a su cuenta, necesitándolas, añorandonlas, como un adicto sufriendo el síndrome de abstinencia. Se levantó de la tina con su cuerpo desnudo el cual inmediatamente cubrió con la toalla que estaba en el lavabo. Escuchaba pasos, golpes, gritos e incluso disparos ¿qué carajos estaba sucediendo? No tenía a donde ir o donde esconderse, si aquella persona lo encontraba no podría escapar.

Cuando creía que todo estaba perdido y después de haberle rezado a Dios por primera vez en su vida, escucha que la perilla de la puerta es forcejeado desde afuera y aquellas feromonas eran aún más intensas que hace rato, comenzaba a sentir sus piernas debilitarse de tan abrumado que se sentía. La puerta fue abierta a la fuerza revelando ante sus ojos y dándole la libertad de abalanzarse sobre el hombre que acababa de entrar a la habitación.

  —¡Yahwi! ¿¡Estás bien!? ¿¡Te hicieron algo!?— preguntaba Caín múltiples veces observando el cuerpo de su amado que era sostenido por sus anchos brazos. El abruma de ambos comenzaba a disiparse, la falta de aire y los fuertes latidos de sus corazones volvían a la normalidad.

  —No, o eso creo... Pero lo importante ¿como llegaste aquí?

  —Muchas cosas pasaron después de que me di cuenta que desapareciste, tuve que recurrir a varias personas... Nada de lo que preocuparse— Caín se detiene un momento para analizar al omega, notando así en la parte posterior de sus brazos de notaban moretones y marcas rojas. —Estas marcas...

—Oh no es nada... Logre defenderme de vuelta, no soy un omega del que te tengas que preocupar seguido— Can frunce el ceño aún observando esas horribles marcas.

—¿Estas seguro?

—Bueno, esta bien que te preocupes... Me hace saber que me amas, solo que no lo hagas demasiado hasta el punto en que no pueda respirar.

Cain suelta una risilla y el contrario suspiró abrazando de vuelta al rubio, quien estaba sudado y manchado con sangre ¿de quien? No era importante, lo importante es que estaba a salvo de nuevo, sabía que podía confiar en ese alfa fuera el momento que fuera.

—Hay que irnos a casa— murmuró Yahwi.

Caín tomó a su omega en brazos, una de sus manos lo sostenía por debajo de sus piernas y la otra la mantenía en su espalda mientras que Yahwi solo confiaba su existencia en aquel fornido hombre, en lo que salían de ese lugar pisando escombros de vidrios rotos, cuerpos en los pasillos y los restos de la sangre más importante que retrocediendo unos segundos en el pasado pertenecieron a un rey.

17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora