1. A primera vista

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Era un gran honor para la familia Go tener tantos invitados esta vez, después de haber pasado semanas difíciles antes de la llegada del otoño porfin eran capaces de mostrar la cara nuevamente debido a varias circunstancias que el predecesor de la empresa estaba pasando, lo que lo obligaba a mantenerse aislado de los demás por el temor de lo que pudieran hacerle, preferían guardar apariencias.

Varios empresarios se encontraban reunidos en un lujoso restaurante, de altos techos y estructuras monumentales hechas con los materiales más codiciados por cualquier escultor, un salón amplio con un piso de patrones abstractos de colores dorados y marrones, con un enorme candelabro que colgaba del techo con pedazos de cristales que simulaban agua cayendo. El salón estaba lleno de personas con trajes elegantes, mujeres con hermosos vestidos y su maquillaje impecable, las personas que estaban presentes parecían de la realeza, incluso su mera aura olía a perfume caro y grandes riquezas. La razón de esta exclusiva reunión entre personas con intereses en común era no solamente para dar una remuneración a los servicios y apoyo de sus empresas, si no que también se estaba pensando en crear una tregua entre dos de ellas que eran administradas por dos grandes empresarios quienes eran muy buenos amigos y pensaron que formar una especie de alianza comprometiendo a los predecesores creyendo que sería lo mejor para así extender su capital, además que estaban en el tiempo correcto, sus hijos y nietos o cualquier predecesor pronto sería capaz de casarse, era mejor ir creando vínculos para de esa forma contraer un matrimonio homogéneo.

  —Señor Go es un gusto encontrarlo por aquí— decía un hombre mayor acercándose al abuelo de Yahwi, ambos se daban un ligero abrazo dando leves palmadas en su espalda. —¿Como ha seguido su nieto?

  —Ha estado mejor— contestaba el contrario, miró de reojo al joven quien se encontraba sentado en un sofá a la distancia con una copa de champagne en una de sus manos.

  —Eso es bueno, y disculpe usted si la pregunta es algo repentina... Pero ¿ese incidente no le causó problemas con sus empleadas de casa? Porque ya sabe, suele ser un poco difícil cuando su rut llega.

—Para nada, Yahwi pudo manejarlo bien, después de todo con la supervisión que tenemos era imposible que eso pasara a mayores.

A decir verdad eso era una mentira, y Yahwi podía saber lo que estaba pasando, los amigos de su abuelo no eran idiotas y se daban cuenta de lo que sea que sucediera por alguna razón que incluso llegaba a ser aterrador, como si ellos siempre estuvieran al tanto de que movimiento hacen tus pies y te siguen con la mirada a donde sea que vayas, buscando el más mínimo error de comportamiento, ciertamente no les importaba tener que pisotear a alguien más incluso a sus colegas para subir de nivel en la pirámide del poder, no era un secreto a voces ni una falacia, era algo que todos sabían.

—Señor Go hace tiempo no nos veíamos— una voz grave y casi de penumbra se escuchó a través del salón, y al notar quien era Yahwi suspiro apartando la mirada.

—He estado algo ocupado con asuntos personales, me había inhabilitado la oportunidad de asistir a sus reuniones.

—Lo se, no se tiene que preocupar por eso, lo importante es que el joven amo esté mejor.

—Definitivamente— dicho esto ambos hombres estrecharon sus manos.

  Conozcan Jacob, el CEO de la empresa con la cual el abuelo de Yahwi quería formar una tregua, era propietario de varios negocios en Londres, además de haber construido una colonia privada en un terreno con hermosas vistas y un campo amplio de golf, tenis y una piscina en el centro del mismo, se podía decir que era un hombre con bastante influencia y parecia tener todo bajo control aunque en su vida privada era una historia diferente.
Tenía tres hijos y aparentemente estaba casado, aunque solo era la apariencia que quería dar. Él y su esposa se habían divorciado hacía ya unos años incluso ya tenían vidas separadas y cada quien vivía en una casa diferente pero cuando se trataba de reuniones como a la que estaban asistiendo, obligaba a su mujer a asistir solo para mantener su buena imagen.

17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora