¿Hambre o algo más?

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Las noticias de los siguientes días se inundaron con mi imagen sosteniendo las botitas junto a la ecografía.
Hubo títulos de todo tipo, pero coincidiendo siempre en algo: "Un miembro más del orgullo de Corea", me regocijaba lo bien que tomaron el tema, el mundo nos sonreía nuevamente después de tanta inactividad, me sentía tranquilo de que mis pensamientos negativos no se cumplieran.

Quizás no había planeado su llegada, pero ahora estaba seguro de que tenerlo conmigo haría que mi vida cambiara para bien y pudiera ser una mejor persona.

Army apodó a mi bebé "Kimmie" era un diminutivo de mi apellido puesto que nadie sabía quién era su padre ni tampoco existía una palabra con la cual relacionarlo, agradecía que no le pusieran "Aguacate" o algo parecido ya que probablemente me habría vomitado de tan solo leerlo.

Me preguntaban el nombre de su segundo padre, pero mi respuesta sería la misma mentira que le dije a Megan, "Lo concebí con inseminación asistida", así evitaba polémicas y me aseguraba que nadie intentaría buscar al culpable sin mi autorización.

Los chicos se sorprendían de mi fortaleza, Yoongi estaba tan orgulloso como yo sobre esta elección así que no dudaba en presumir a su sobrino cada que podía.

Con Tae, las cosas comenzaron a tornarse más... ¿excitantes?, desde que  había cumplido las treinta semanas mi deseo sexual aumentó sin piedad, pero no era con todos mis compañeros, solamente era con el chico de la sonrisa cuadrada.

Las últimas semanas habíamos estado manteniendo una especie de amorío, en el que Suga no estaba de acuerdo, que simplemente consistía en roces entre nuestros labios de manera ocasional, mensajes de textos repletos de palabras bonitas y corazones de colores múltiples.
Pero jamás un encuentro parecido a lo sexual.

¿Por qué me excita tanto?

En ocasiones añoraba mi antigua cintura de ochenta y cuatro centímetros, el darme cuenta de que no volvería en bastante tiempo me hacía creer que yo había dejado de ser atractivo físicamente, tampoco es como si antes de embarazarme lo hubiera sido, pero ese chico de lindos ojos me seducía con tan solo decir mi nombre, realmente estaba desesperado por recibir un poco de afecto.

No me avergonzaba mi cuerpo, al contrario, me daba mucha ternura verme así...  además  mi compañero respetaba mucho nuestros  límites y por eso tampoco hacía el intento por subir el tono de nuestra situación o presionarme para algo más serio.

Era un martirio cuando me quedaba a solas con él en cualquier parte, quería que me arrancara la ropa, me tragara como si se tratara de un pavo relleno de frutos secos en navidad, estaba dispuesto a hacer todo el Kama Sutra con él si me lo ordenaba.

Pero en una ocasión fue distinto, me encontraba al  lado de ese chico tan atractivo  con mis hormonas alborotadas, era una pésima idea, los deseos de que me cogiera salvajemente comenzaban a consumirme y sentía demasiada vergüenza como para confesárselo.

El estar junto a Taehyung en la sala definitivamente era un dilema para mi embarazado cuerpo y mi mente no formulaba mayor solución.
Los chicos habían salido a comprar la despensa desde unas horas atrás por lo que estábamos muy tranquilos (por así decirlo) y acurrucados los tres sobre el sillón.

Veíamos una película tan aburrida al punto de que ni siquiera tenía coherencia, mi acompañante reposaba una de sus cálidas manos sobre mi vientre (que por primera vez en toda esta narración) estaba calmado, lo sobaba con delicadeza mientras me daba uno que otro besito en mis mejillas o en la frente.

Yo deseaba poder ver su blanco trasero desnudo, poder sentir sus deliciosos labios sobre los pezones con los que tanto amaba jugar a escondidas de Hoseok o Suga, quería admirar la erección tan hermosa que siempre trataba de esconder en el pantalón cuando me buscaba en la madrugada.

El vientre de NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora