Latido del corazón.

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¿Cuánto tiempo transcurrió?...no sabría decirlo, lo último que recordaba era la cara de Hoseok conversando conmigo animadamente, estaba solo en mi habitación en ese momento, cubierto por una cobijita amarilla que Aloani me había regalado poco después de conocernos.

Tenía la extraña sensación de que algo no estaba bien.

Había momentos en los que mi pancita se tensaba y luego regresaba a la normalidad, el obstetra me había explicado que solamente eran "contracciones de emergencia" así que no debía preocuparme si había cierta distancia entre una y otra.

Hoy se sentían distintas a las demás, eran un poco más constantes y fuertes entre sí, aunque no le comenté a nadie porque no quería preocuparlos en vano...un grave error de mi parte.

Aparentemente estaba solo en la casa, el silencio sepulcral invadía los pasillos y yo rogaba a todas las deidades habidas y por haber porque a mi hijo no se le ocurriera nacer en ese momento, ya que su especialidad era llegar en los momentos más inoportunos.

Todo transcurría con una extraña normalidad que incluso me asustaba.

Confirmé mi soledad ya que los chicos no hacían el escándalo de siempre, así que supuse que habían salido a comprar más cosas para mi nena o algo para cenar, ya que empezaba a oscurecer, me sentía con mejor ánimo por lo que aproveché para regar mis amadas plantas y cantarles un poco, leí el libro que Jin me recomendó antes de partir al servicio mientras ordenaba rápidamente  nuestra habitación. Cuando terminé mis labores, me dispuse a ver algo de televisión mientras esperaba la llegada de los chicos pero algo dolía, algo en mi cadera me estaba dando un dolor terrible.

De un momento a otro sentía como las contracciones aumentaban cada vez más, no lograba  soportarlas como antes. En mi mente solamente se repetía un: "pequeño, ¿por qué ahora?", parecía que Kimmie no pensaba en seguir el plan que le expliqué horas atrás.

Estaba desesperado, se suponía que la fecha de parto sería la semana siguiente así que los nervios me corroían junto a un único pensamiento: "¿Qué harás, Kim Namjoon?", llorar no era una opción, tenía que conservar la poca calma que aún me quedaba.

Tomé mi teléfono y busqué el contacto de Yoongi puesto que sabía que sería el primero en atender mi llamado si había alguna emergencia, más ahora que ya estaba a unos cuantos días de dar a luz.

-Yoongi por favor contesta- suspiré con fuerza mientras pensaba muchas cosas a la vez, debía hacer algo aunque mi cuerpo no resistiera mucho.

El dolor aumentaba con cada segundo y mi amigo gatuno no atendía mi llamado, pero un leve golpe en la puerta desvió mi atención, quizás era mi rayo de esperanza, quizás mi suerte no sería tan mala para ese día.

Escuché que alguien tocaba la puerta de la casa, no me importaba quien fuera necesitaba ayuda urgentemente por lo que debía decirle la ubicación de la llave de repuesto oculta bajo el tapete de nuestra entrada.

-¿Jimin?, ¿Hay alguien en casa?- reconocí esa dulce voz al instante por lo que grité con toda la fuerza en mis pulmones.

-Aloani, hay una llave bajo la alfombrilla- abracé mi cuerpo tratando de contener el jadeo y terminar de darle instrucciones a la chica- tómala y entra, necesito tu ayuda.

-¿Namjoon oppa?,¿Está bien?,¿Está solo?

-¡Solamente apresurate!, Kimmie ya viene.

-¿Cómo que ya va a nacer?- pude percatarme que alguien más contestó a mi llamado después de la chica, ¿quién era?, estaba tan aturdido que no lograba ubicarlo.

-¡No se preocupe hyung, ya estamos aquí!

La puerta fue derribada, escuché unos pasos caminando hacia la sala con mucha prisa mi vista se nublaba y sentía que me desmayaba, necesitaba ayuda, necesitaba hacer algo por el bien de mi bebé.

El vientre de NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora