Preludio

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El universo mágico tiene una dimensión paralela, una dimensión en la que algunas cosas fueron diferentes a como sucedió en la historia que conocemos...

Durante la batalla del ministerio de magia, Ninfadora Tonks recibió ayuda de su primo Sirius Black, y Bellatrix Lestrange, al ver que iba perdiendo el duelo en contra de sus dos familiares emprendió la huida, no sin antes lanzarle a su sobrina una extraña maldición que la impactó en el brazo izquierdo y dejándole una pequeña marca negra que se iba expandiendo lentamente por el brazo hacia su corazón; tras ganar esta batalla, Albus Dumbledore y Sirius Black llevaron a Tonks con Severus Snape quien la analiza y le dice que la única manera de salvar su vida es viajando a Rumania para tratarla con extracto de saliva de dragón, el cual será un tratamiento de larga duración. Una vez allá, Severus le enseña a Charlie Weasley a preparar dicho extracto y le encomienda el cuidado de Tonks, para posteriormente volver a sus deberes en Hogwarts.  En el proceso, Tonks y Charlie se enamoran y deciden empezar una relación.  

Una semana antes de la batalla de la torre de astronomía, Dumbledore citó a Remus en el número 12 de Grimmauld Place; éste, al entrar a la cocina, vio al anciano profesor y a Sirius en la cocina...

- Oh! ven Remus, siéntate con nosotros -Dijo Dumbledore- quiero decirle a los dos un par de palabras.

-Si, claro profesor -dijo el Licántropo sentándose junto a Sirius en frente del anciano-.

-Verán -continuó el sabio mago- he estado presenciando durante todos estos años, y me refiero a los años que llevo conociéndolos desde que llegaron a Hogwarts a tan tierna edad, que ustedes han sido muy unidos...

-Si profesor -Dijo Sirius mirando con extrañeza primero al profesor y luego a su amigo- eso ha sido algo muy evidente desde un principio...

-Lo que no ha sido tan evidente -continuó Dumbledore interrumpiendo a Black- pero que yo, en mi basta experiencia con este tema he podido notar, es que  el sentimiento que los une a ustedes es muy distinto al sentimiento que los unía a James, y en su momento, a Peter.

Un momento de incómodo silencio y una mirada nerviosa entre Remus y Sirius le dieron a entender a su interlocutor que no sabían exactamente de qué hablaba.

-Bueno, las cosas por su nombre, yo me refiero al amor, por supuesto, y eso es de lo que les quería hablar hoy, porque no siempre tenemos que tratar temas de la orden; y ustedes me disculparán que me haya atrevido a tocar este tema del corazón, pero siento que no tenderemos muchas oportunidades de hacerlo y la verdad quiero exponer ante ustedes lo que pienso al respecto.

-¿A que se refiere con que no tendremos muchas oportunidades Profesor? -Dijo el Licántropo-.

-Me refiero a que hay batallas inminentes que no nos darán esa oportunidad Remus.  Pero no demos más largas a este asunto tan importante, y empezaré por preguntarles: ¿Qué es lo que los ha detenido para expresar lo que sienten el uno por el otro?

Remus se ruborizó, abrió la boca para decir algo, pero Sirius lo interrumpió:

-Remus, -se miraron a los ojos- no sé como he podido ser tan ciego para no darme cuenta, pero tampoco he tenido el valor de confesarte cuánto me gustas por simple cobardía.

-No -replicó el licántropo- yo he sido el cobarde, siempre he estado enamorado de ti, es sólo que cuando hablabas de chicas con James, bueno, era normal que pensara que tú no me podrías corresponder...

-¡Pues claro que hablaba de chicas con James! Nunca me sentí tan valiente como para confesarles a ustedes la verdad, para mí la popularidad lo era todo, por supuesto ahora me queda claro que eso de la popularidad era una estupidez de adolescentes, pero en en aquel entonces así era como yo pensaba y actuaba.  Además, tu nunca me diste una pista, un indicio, una señal...

-Por Dios Sirius, todos mis esfuerzos se centraban en el tema de mi licantropía, siempre te amé en silencio, y si hubiese tenido la menor esperanza contigo, habría intentado darte señales, pero yo estaba más ocupado temiendo ser descubierto atacando a alguien o simplemente escondiéndome cada mes...

-Lo importante -señaló el director- es que ahora que Sirius ya no está en Azkaban, pueden recuperar el tiempo perdido, y como veo que mi trabajo aquí ya está hecho, les voy a pedir un permiso, ya que tengo otros asuntos.

Los tres hombres se pusieron de pie, Sirius estrechó la mano del anciano:

-Profesor, usted no sabe lo importante que ha sido para mi esta intervención suya...

-Mi querido Sirius, -dijo el anciano- esto era algo que sentía que debía hacer, se los debía a ustedes y me lo debía a mí mismo.

-¿A usted mismo? -Preguntó Remus también estrechando la mano del Director-.

-Digamos -prosiguió el sabio mago- que el espejo de Oesed me reflejaría en la posición de ustedes.

-¡Oh! -Dijeron al unísono-.

-Ahora, los dejo -Dijo el Director dirigiéndose a la puerta-. Creo que tienen mucho de qué hablar.

Posteriormente, en la gran batalla de Hogwarts, el haber contado con las grandes habilidades de duelista de Sirius ayudó a evitar que Remus muriese, ya que lucharon el uno junto al otro, lastimosamente la muerte siempre cobra con otra vida aquella que no se puede llevar, y éste fue el caso de Narcissa y Lucius Malfoy, ella murió a manos de Voldemort cuando éste descubrió que Harry Potter en realidad estaba vivo, y en frente de todos lanzó un hechizo asesino en su contra, lo cual llevó a la locura a Lucius quien, al intentar atacar al señor tenebroso, fue asesinado por Bellatrix...  el resto de la historia ya lo conocemos.

Draco Malfoy al presenciar la muerte de sus padres, quiso redimirse uniéndose a nuestros héroes y luchando contra los mortífagos, en la sala de los menesteres ayudó cuanto pudo al trío de oro y tras la muerte de Crabbe logró escapar del fuego maldito junto a Goyle, Harry, Ron y Hermione...

-Uff Menudo  hechizo nos enseñó el profesor Carrow -Dijo Goyle_.

-¿Acaso eres estúpido Goyle? -Replicó el Rubio indignado- Acaba de morir tu mejor amigo, ¿y eso es todo lo que puedes decir?.

-¡Él fue el estúpido al utilizar un hechizo que no podría controlar!

-¡Desaparece de mi vista Goyle! ¡No quiero volver a verte nunca más!

-¡Como si me interesara seguir al lado de un niño mimado y cobarde como tú!

Y tras esto, salió corriendo por el pasillo del piso 7 y desapareciendo definitivamente de la vida de Draco.

-Emmm... -Ron fue el primero en romper el incómodo silencio que los embargaba- creo que debemos continuar, ¿No?.

-Así es -respondió Malfoy- si ustedes me lo permiten, les puedo ayudar.

-No creo que sea buena idea -dijo Hermione- acabas de perder a tu amigo y apenas hace un rato perdiste a tus padres.

-Por mi madre es que quiero hacerlo -le respondió Draco con los ojos llenos de lágrimas- ella dio su vida por enmendar sus errores  y lo menos que puedo hacer es enmendar los míos.

-Muy bien -dijo Harry- lo mejor que podemos hacer como lo acaba de decir Ron, es continuar, esto no se termina hasta que Voldemort haya muerto. Si realmente quieres enmendar tus errores Malfoy, lo mejor que puedes hacer es buscar a Neville y encontrar la forma de destruir la serpiente.

Draco asintió, y dicho esto emprendieron su camino...

Al final de la batalla, con Voldemort, Bellatrix y la mayoría de los mortífagos muertos, Draco pudo ver que se hizo justicia con la muerte de sus padres, sin embargo, el vacío que sentía en su interior no se iba a llenar jamás, sólo el pensamiento de que su madre había contribuido de alguna manera a que esta guerra llegara a su fin le brindaba algo de paz...

*Continúa en el capítulo 1: Una mañana*

Nuestros hijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora