Pastas gruesas

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La vida nunca fue sencilla para Mikasa, enfrentarse a diario con los problemas que estaban dentro de su familia y con los compañeros de clases que la juzgaban como una fanática del mundo oscuro... ciertamente le gustaban las cosas relacionadas con lo desconocido, usaba labial negro y tonos sombríos al vestir pero de ahí en más, no era una mujer vampiro que succionaba la sangre de sus presas, realmente era una chica solitaria que necesitaba un amigo que la escuchara sin criticar.

-Mejor ser ignorada a terminar como él-Ella no era la única que estaba sufriendo.

En la escuela los grupitos se formaban de acuerdo con sus intereses comunes, ella estaba en el grupo de los inadaptados mientras los que estaban en la cima podían hacer con los demás lo que se les daba la gana.

Tal era el caso de Eren y su grupo de seguidores que no dudaban ni un poco en lo que les ordenaba hacer. Ahí estaban de nueva cuenta molestando a Marco Bodt, un joven cuya desgracia la llevaba marcada en su rostro al tener la mitad derecha quemada así como un ojo ciego a causa de un incendio del cual salió con vida.

Mikasa fue en más de una ocasión testigo mudo de como Eren y sus compinches tomaban por la fuerza a Marco y lo llevaban hasta los sanitarios varoniles para hacer sus maldades.

-Tenía curiosidad de cómo se sentía hacerlo con un hombre, pero no es la gran cosa-Reunidos dentro de los sanitarios estaban Eren y sus colegas. Entre ellos Floch, un chico de cabellera rojiza que era bastante cercano a Eren.

En el suelo, con el pantalón hecho un lio y su ropa interior abajo, estaba Marco que acababa de ser violado por uno de esos cerdos que lo miraban con arrogancia.

-Cariño, es aburrido estar aquí. El olor de los sanitarios me da nauseas-Sentado en los lavabos se encontraba Eren, sobre sus piernas su amante Levi.

Una jovencita algo bajita, de cabellera azabache, piel lechosa y profundos ojos de tono azul añil que cautivo desde un inicio a Eren. Era perfecta en todo lo que hacía, considerada una de las mejores alumnas en el ámbito físico al ser una prominente atleta.

-Es aburrido pasar el tiempo aquí-Eren bajo de los lavabos, Levi a su lado sintiendo las manos de su novio apretarle el trasero-Las clases ya finalizaron y si no llego a tiempo mi viejo se pondrá como loco.

La familia de Eren, aunque poderosa en el aspecto económico, era disfuncional al tener como precedente una aventura de la cual nació el pelicastaño jovencito, siendo el detonante para que el matrimonio entre Grisha Jeager y Dina Fritz finalizara.

Aunque su padre biológico se casó con su madre, lo reconoció e incluso vivían juntos, ciertamente Grisha viajaba mucho y las pocas veces que estaba en casa se lo pasaba discutiendo con su actual esposa debido a las infidelidades de aquel hombre.

-Vámonos-Floch miró a Marco, se rio con ganas al saber que aquel chico nunca diría nada por temor a represarías de parte de Eren.

Encabezando aquel grupito estaba Eren a su lado Levi, seguidos por un grupito de chicos a los que les gustaba armar lio en la escuela.

A solas, Marco se acomodó la ropa. Sentía dolor en el estómago, ni que decir de su zona íntima al ser profanada de forma cruel, se puso de pie como pudo y salió de ahí encorvado y con la esperanza de no ser visto por nadie ajeno a su mundo.

El único error en su vida era tener marcas de quemaduras en la parte derecha de su cuerpo, ser tímido y además tener un ojo ciego... vivía a solas, le proporcionaba el Estado una beca para solventar sus gastos escolares y de manutención.

Hasta el momento no se quejaba de la vida, era buena con él pese a todo lo malo que había pasado. Fue hasta la preparatoria que conoció lo que implica ser el objeto de juego de alguien poderoso y ahí su mundo empezó a tomar un tono oscuro porque no había día en el que Eren y sus compinches lo dejaran en paz.

Arena y cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora