En otro tiempo

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El fuerte viento se escuchaba como un susurro aterrador mientras caía intensamente la nieve que ya cubría buena parte del bosque. Mikasa estaba cobijada hasta la cabeza, le dolía la cabeza demasiado y se cuestionaba por qué sus compañeros de cuarto no hacían ningún ruido.

De pronto, un fuerte sonido se escuchó y eso altero a Mikasa que dio un brinco en la cama. Se destapó un poco y miro a su alrededor, dándose cuenta de que estaba sola lo cual era extraño pues en ningún momento escuchó que sus amigos salieran.

-Glup-Tragando saliva, Mikasa se levantó.

Había algo inquietante en todo lo que pasaba dentro de la cabaña, especialmente porque cuando bajo la mirada se dio cuenta de que había bruma dentro y, no solo eso, vaho salía de su boca.

Se le erizaron los vellos de la piel por completo, estaba verdaderamente asustada. Dirigió la mirada hacia la ventana y ahí noto que estaba una gran lechuza, aquel animal picaba continuamente el vidrio de la ventana como tratando afanosamente de entrar en la cabaña.

Escucho las voces de sus amigos afuera y se aromo de valor para ir hacia la puerta, el pomo estaba caliente pese a que el clima interior era frio y ese detalle Mikasa lo omitió, quizás por el miedo que recorría su espalda baja cual si fuera un muerto descansando sobre su dorso.

-...-Una fuerte ventisca la recibió, la puerta de la cabaña se cerró e hizo un fuerte sonido.

Mikasa giro su rostro en dirección a la puerta pero no vio nada pues el viento era muy fuerte. Era algo raro lo que estaba pasando... prefirió avanzar en dirección a donde estaban el resto de las cabañas, seguro sus profesores estaban ahí.

Atrás, dentro de la cabaña, estaba sobre una mesita un reloj análogo en el que se marcaban las 7:50 pm, diez minutos antes de que la cena les fuera servida.

Por otra parte, cada paso que daba era complicado, pero la jovencita se internó dentro del bosque justo en el corazón donde la nieve ya no existía más y se apreciaba un paisaje completamente diferente a lo humanamente posible.

Mirando el suelo, Mikasa se quedó perpleja al ver la hierba fresca mezclada con hierba seca... las grandes copas de los árboles que rodeaban aquel bosque eran tan peculiares especialmente porque la mitad era verde mientras la otra parte parecía estar seca.

-¡Sasha, Nicolo!-Grito con todas las fuerzas de su ser los nombres de sus amigos pero no hubo respuesta alguna.

En el eco del silencio se escuchaba solo el retumbar de su voz que regresaba hacia ella como un susurro aterrador.

Abrazándose a sí misma, caminando sin sentido y pensado que eso era un sueño o algún tipo de alucinación, en algún punto de su travesía, Mikasa perdió la noción del tiempo y el camino de regreso a la cabaña.

Se froto las manos cuando sintió un poco de frio, observo nuevamente a su alrededor y escuchó en aquel lugar el sonido del agua por lo que se dirigió presurosa hacia donde el ruido la guiaba.

Un puente de piedra con forma de arco fue lo que vieron sus ojos, no estaba alma alguna ahí. Cualquier persona con un poco de sentido común captaba que era una mala idea avanzar a lo desconocido, pero Mikasa vio las siluetas de sus amigos avanzando hacia el lado opuesto, sonrió inconscientemente y, sin saber más, Mikasa caminó por el puente que se alzaba en medio de un lago.

-¡Chicos, espérenme!-A los lados del puente de piedra se apreciaba musgo oscuro.

En el piso las piedras bien lijadas, brillando se reflejaba el cuerpo de Mikasa que corrió, pero... al llegar exactamente a la mitad de aquel puente, el panorama cambió por completo.

Arena y cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora