Arrogancia desmoronada

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Advertencia: el contenido de este capítulo puede dañar la sensibilidad del lector, se recomienda discreción.


A diferencia de donde vivía antes, la casa de Kenny quedaba tan lejos de la escuela que el transporte público no pasaba por ese sector por lo que desde tempranas horas de la mañana Levi debía levantarse para recorrer un largo viaje.

-¿Bromeas? No soy tu chofer niñita, tengo que trabajar para comer. No puedo perder mi valioso tiempo en ti-Kenny tampoco era de mucha utilidad pues se mostraba reacio a llevarla a la escuela.

Enfurruñada como pocas veces, Levi salió de aquella vivienda. Densamente nublado el cielo se apreciaba, solitarias las calles por las que pasaba y el graznar de los cuervos que revoloteaban por el cielo.

Algunos automóviles de vez en cuando pasaban por un costado de aquella jovencita que seguía su camino sin mucho ánimo. Perder a su madre la devastó por completo pero en la escuela desquitaría su coraje con Mikasa, ya tramaba el modo de hacer que esa chica se arrepintiera hasta de haber nacido.

Una amplia zona de cultivos fue la que quedó frente a sus ojos y tras cruzar una calle que daba directamente a unas vías del tren poco usadas, el enorme campo donde los maizales se apreciaban ya secos era un lugar sombrío pues no se apreciaba persona alguna.

-¡Tsk! ¡Jodidos campesinos!-Antes de salir de casa, Levi dio un vistazo a la localización de la escuela y siguió la ruta que le quedaba más corta para ir hasta ella.

Colocó sus auriculares pues le molestaba mucho el sonido de las aves que estaban a la distancia sobre un gran espantapájaros. Atravesar el maizal no le causaba miedo, por lo que miraba atenta su celular en el que leía algunas de las noticias nuevas que circulaban por las redes sociales.

Al fondo del maizal se notaba un garaje en pésimas condiciones y a un lado un gran aljibe dentro del que se guardaban granos, un tractor destartalado se notaba también. El repentino viento soplaba con intensidad, no tardo mucho tiempo en caer la primera gota sobre la cabeza de Levi que alzo la mirada al cielo para sentir como caían más gotas de agua encima de ella.

Era una buena atleta por lo que no fue difícil atravesar los maizales para encontrar refugio dentro del garaje que estaba a su vista.

Sin embargo, no se dio cuenta que en el suelo regadas estaban algunas botellas de licor ya vacías, tampoco notó la presencia de un aroma peculiar en el aire y mucho menos los restos de líquidos de dudosa procedencia regados en las sucias sábanas que se apreciaban.

Los truenos iniciaron, pronto el cielo se cerró por completo con la ventisca que arrastraba las gotas de lluvia al punto de parecer una cortina de agua cubriendo todo a su paso.

Retumbaban tan fuerte los truenos, cayendo no lejos de donde estaba Levi que abrazaba su cuerpo al sentir frio porque estaba mojada.

Ese día usaba una blusa blanca que dejaba expuesto su brasier de tono rojizo con encaje al frente y una falda que le llegaba un poco debajo de los muslos.

No tuvo tiempo de buscar ropa en su antigua vivienda por lo que uso lo que encontró en casa de Kenny, aunque estaba molesta al pensar en el tipo de fetiches que tenía ese viejo degenerado.

El fuerte sonido de la lluvia, los truenos que caían y el ruido del techo al ser de lámina se mezclaban entre sí impidiendo que Levi prestara atención a su entorno.

Tan repentino, tan brusco y sin darle tiempo a nada, Levi sintió una mano cubriendo su boca y un pinchazo fuerte en su cuello que la dejo sin fuerzas.

Arena y cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora