Capítulo XXII

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La señora Dávila nos indicó el camino hasta el comedor general, este se encontraba detrás del edificio de los cuartos. Sí, definitivamente era una universidad modificada.

El comedor era un enorme cuarto con techo de cristal, las paredes estaban hechas de lo que parecía ser cemento con pintura entre dorada y amarilla. Solo había una entrada general con dos puertas, mesas de picnic hechas de metal estaban desperdigadas por todo el centro. Al lado derecho estaba lo que parecía ser la cocina, había una barra clásica de cafetería donde estaban sirviendo la comida a varios de los demás seleccionados. Al fondo había una pared también de cristal, aunque tenía la sensación de que estaba hecho para que no entrara demasiada luz puesto que ninguno se estaba quejando del calor.

Y del lado izquierdo estaba lo más importante para la mayoría de los presentes. La tabla de puntos. Estaban las listas virtuales en pantallas donde mostraban a cada uno de los equipos. Venían tres columnas, una mostraba el número de equipo, o sea el número en que habían quedado del mejor al peor, en la otra estaban los primeros apellidos de cada uno de los integrantes, en la última estaban los puntos, donde ahora solo había ceros.

—Muy bien, ya vieron el lugar —habló la señora Dávila después de que los ocho nos quedáramos enlelados viendo las pantallas—. Ahora vayan a servirse para que traguen y háganlo rápido, porque hay más cosas que hacer.

Los ocho avanzamos con paso dudoso hacia la parte de la cafetería. Antes de llegar había un montón de charolas listas para ser usadas, cada uno tomó una charola e hicimos fila detrás de otros más seleccionados.

Mientras esperamos, siento a alguien rodeándome con sus brazos por detrás.

—Te encontré, linda —menciona Clay a mi oído.

Sonrió por lo bajo evitando sonrojarme. Que hubiéramos acordado ser más abiertos aquí, no significaba que no me pusiera nerviosa cada vez que llegaba a tratarme bonito con público.

Algunas personas a nuestro alrededor voltean a vernos con curiosidad, escucho un par de murmullos y risitas de su parte.

—¿En qué equipo te toco? —pregunta ladeando su cabeza hacia adelante para verme mejor.

—En el peor —murmuró Molly delante mío bufando.

Sofi la escucha y voltea confundida, sus ojos vislumbran a Clay y sonríe acercándose a nosotros dos.

—Hola —habla Clay en cuanto la ve—. ¿Cómo les está yendo? —pregunta dirigiendo su atención a ambas.

—Quedamos en el último equipo —responde mi hermana encogiéndose de hombros.

Se hace un pequeño silencio antes de que Clay hable.

—¿En el último? —pregunta alternando su cabeza entre ambas—. Eso no tiene mucho sentido.

—¿Ven? Hasta él se da cuenta —replica Molly enfrente volteando hacia nosotros.

—Espera. ¿Tú también?

Siento los brazos de Clay aflojarse un poco y puedo girar a verlo, tiene el ceño fruncido y por su expresión sé que está intentando darle un sentido a lo que está pasando.

—¡Exacto! ¡Yo pensé lo mismo! —gritó Molly ligeramente molesta, algunas personas nos voltearon a ver nuevamente.

Distingo a Nick abriéndose paso entre los demás hasta nosotros.

—Muy bien, deja de quejarte y avanza que luego te quedas sin comer —dijo a Molly dándole unos pequeños empujones para que avanzara.

Molly hizo una mueca y estaba segura de que le hubiera peleado si no fuera porque unas personas se iban a meter frente a ella y prefirió ir a pelear con ellos.

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