5. Cafetería

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Coffee shop (cafetería): A Sirius le gusta tomarse con calma el café espresso cargado. Remus prefiere pedir un mokaccino con bolsitas de azúcar extra. Aunque en realidad no les importa demasiado el pedido realizado en la cafetería, sino con quién lo comparten.

***

Hubo una mañana antes de otoño en la que Peter entró casi gritando al salón de clases.

—¡Van a abrir una cafetería! —exclamó sonriendo de oreja a oreja.

Hace un tiempo que los cuatro chicos se habían percatado de la construcción de una tienda en la misma manzana donde estaba el Colegio Hogwarts y eso sólo había desatado una seguidilla de apuestas: cuándo, cómo y qué.

James apostó que sería un recinto de juegos arcade y que demorarían dos meses en abrir.

Sirius opinaba que probablemente era un local de comida rápida y que, como tal, estaría construido en no más de un par de semanas.

Remus depositó cuatro libras esterlinas sobre la mesa mientras decía que de seguro era una tienda de ropa u otro puesto de ese estilo y que estaría terminada en tres meses.

Peter, por su parte, se encargaba de recordarles que era obvio que sería una cafetería, que no había ninguna otra en el sector y que sería genial poder pasarse allí después de clases.

Y, efectivamente, el rubio había ganado tal apuesta, aunque tuvo que compartir su premio con Remus porque la construcción duró tres meses y no cuatro como había dicho él.

Dentro de los siguientes días se pusieron de acuerdo por medio de mensajes y conversaciones hasta que finalmente asistieron al lugar una tarde de jueves en la que la jornada escolar había terminado más temprano. Era un local ameno, con música instrumental como sonido de fondo y una estética visual en la que predominaban los colores suaves. El interior no estaba en exceso concurrido, pero saltaba a la vista el éxito que habían tenido en cuanto a comensales, dejando sólo una que otra mesa vacía y un par de puestos libres en la barra.

Así, cada vez que las clases finalizaban antes de lo estipulado por el horario marchaban rumbo a la cafetería, en una suerte de tradición. Incluso se habían hecho de una mesa frecuente, sector que entre ellos llamaban el rincón merodeador.

James [02/10, 16:11] chicos, reunión en el rincón a las 18:00, amanecí inspirado y vengo con ideas

Ese era sólo uno de los ejemplos.

La mayoría de las veces pedían lo mismo para servirse:

Peter, un chocolate caliente rebosante de malvaviscos. Remus, un mokaccino con bolsitas de azúcar extra. James, un latte grande, grandísimo, junto a una cucharadita de canela molida. Sirius era feliz con su café espresso cargado, el cual bebía con calma, disfrutando cada sorbo.

Cabe destacar que las órdenes habían sufrido variaciones en no más de un par de ocasiones y eso debido a que a veces habían novedades en el menú.

Fue pensando en la cafetería que durante una mañana de sábado a Sirius se le cruzó una idea por la cabeza, idea que no le dejó tranquilo hasta que la llevó a cabo. Antes de siquiera comenzar a arrepentirse, tomó el celular, se dirigió a la aplicación de mensajería, abrió el chat de Remus Lupin y:

Sirius [23/10, 10:09] ¿te gustaría ir a la cafetería esta tarde?

Sirius [23/10, 10:09] yo invito

Bloqueó el celular al instante, quedándose mirando el techo de la habitación hasta que sonó el timbre de las notificaciones entrantes.

Remus [23/10, 10:15] ¿Necesitas ayuda con alguna tarea?

Ja, ja, muy gracioso. Abrió el teclado y escribió con rapidez:

Sirius [23/10, 10:16] me ofendes, Lupin

Sirius [23/10, 10:16] ¿no puedo sólo querer salir con mi amigo, sin tareas de por medio?

Sirius [23/10, 10:16] sabes que me muero estando en casa

Remus [23/10, 10:17] Tienes razón con eso último, jajaja

Remus [23/10, 10:17] ¿Te parece a las 17:00?

Sonrió, escribiendo la respuesta al segundo después.

Sirius [23/10, 10:17] está más que perfecto

El día avanzó hasta la hora acordada, momento en el que ambos se encontraron frente a la entrada del local. Tomaron asiento en la barra, pidieron sus respectivas órdenes y se decantaron en conversaciones que hicieron de la tarde una jornada agradable, repleta de las ocurrencias de Sirius y de los juegos de palabras que Remus juraría que eran divertidos.

Para Sirius, lo eran.

Si no hubiesen visto el reloj sobre la caja registradora, quizás cuánto tiempo más habría pasado. Se despidieron frente al escaparate de la cafetería con una sonrisa de esas que Sirius sabía que tendría durante lo que quedaba de día.

A esa ocasión le siguieron otras.

Los pedidos nunca cambiaron. Seguía siendo el mismo mokaccino y el mismo espresso, aunque a veces le agregaban una porción de galletas a medida que la conversación florecía.

De sentarse frente a la barra pasaron a escoger su propio lugar dentro de la cafetería.

No era nada más que ellos dos, sentados frente a frente en una mesa que no era del rincón merodeador, una mesa de ellos, de sus palabras y de esas miradas que se buscaban constantemente.

Cuando a Sirius se le cruzaba una idea por la cabeza, tomaba el celular siempre con el mismo rumbo.

Sirius [13/11, 11:58] ¿qué dices de pasar por un café esta tarde?

La respuesta solía llegar en un par de minutos.

Remus [13/11, 12:02] Cuenta conmigo

Ay, suspiraba Sirius, si tan sólo fuera así de fácil pedirle salir en una cita.

R + S (fluffober 2021) (wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora