2. Manos

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Hand holding (tomarse de las manos): Es una cacería, una búsqueda, un hallazgo. Es ese roce en el que los dedos se buscan, es la calidez al envolver el brazo contrario, es el nerviosismo, el suspiro de alivio, la felicidad contenida ante la recepción de ese único contacto.

***

—¿Te duele mucho? —le preguntó Sirius.

Remus todavía cojeaba un poco con el tobillo derecho, pero bastante menos en comparación a cuando recién se había tropezado. Siempre mencionaba que era un cero a la izquierda en los deportes y esa fue una muy desafortunada demostración.

—No tanto —respondió, caminando sosteniéndose del brazo de su amigo—, bueno, si no doblo el pie no me duele.

—No puedes caminar así por siempre —rio Sirius—. Ya estamos llegando a la enfermería, aguanta un poco más.

Desde atrás se escuchaban los gritos de James, prometiendo que le vengaría y ganaría el partido en su nombre. Remus se limitó a reír, comentando con el azabache el hecho de que aún no se había muerto, que como mucho le diagnosticarían un esguince y que James era un dramático.

Al llegar, Pomfrey, la encargada de la enfermería, hizo que Remus se recostara sobre una de las camillas.

El castaño solía decirle a sus amigos que desearía no conocer tan bien la sala de primeros auxilios, pero en vano deseaba, pues de los cuatro era el que más accidentes atraía.

—Efectivamente, todo indica que es un esguince —informó la mujer—. Lo entablillaré, pero te daré un papel para que vayas al hospital y te asignen un tratamiento, ¿está bien, Remus?

El aludido afirmó con su cabeza dando un suspiro, observando de reojo a Sirius que estaba sentado a su lado.

—¿Qué pasó esta vez? —preguntó Pomfrey, que sacaba del botiquín un par de compresas frías y una buena cantidad de vendas.

—Estábamos en evaluación de fútbol y casi me estrello contra un farol del patio —explicó Remus—. Afortunadamente, no choqué, pero por evitarlo tropecé con un bolso que alguien dejó en el suelo y... ahora mi tobillo tiene el doble de su diámetro. ¡No te rías, Sirius!

—¡No me estoy riendo!

—¡Mírame!

Pomfrey entornaba la mirada con una sonrisa divertida, conociendo ya la dinámica que tenía el par de chicos.

—Bien, Remus. Ahora necesito que no muevas tus pies, ¿puedo contar contigo?

A pesar de que Remus aseguró no moverse, le daba cosquillas la sensación de la venda envolviéndole el tobillo y una porción del pie, y a Sirius se le hacía adorable verlo aguantando la risa.

—¿Quién es el que está riendo ahora, eh? —molestó Sirius.

Quizás lo hizo para distraer a Remus, pero dirigió su mano a la de él que descansaba sobre la camilla y comenzó a acariciarle el dorso con la punta de los dedos.

Remus logró tranquilizarse un poco, pero a Sirius casi se le sale el corazón al sentirle afirmar el agarre de su mano.

Ninguno de los dos mencionó algo al respecto luego de salir de la enfermería.

Durante los siguientes días, Remus caminaría cerca de Sirius, apoyándose a veces de su hombro, a veces de su brazo. Sirius se tomaría la licencia de acariciar otra vez el dorso de su mano, conversando de todo y nada, como si no quisieran entrelazar los dedos y caminar así todos los días.

R + S (fluffober 2021) (wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora