Es tan silencioso.

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(Chloe/Sabrina)

Sabrina notó el cambio primero.

Aun cuando Chloe no le había comentado a nadie lo que estaba pasando, su mejor amiga pudo verlo rápidamente. Cada pequeña cosa que comenzó a cambiar en el comportamiento de la joven heredera Bourgeois. Al principio fue solo su reticencia a tomar las llamadas o recibir mensajes de voz, Sabrina estaba segura de que se trataba de solo una excentricidad de su amiga, pero pronto aprendió que no.

Luego llegaron las llamadas de atención, intentar que Chloe escuchará lo que le decía y tener que repetir múltiples veces las mismas palabras hasta que le entendiera. No resultaba extraña esa actitud, porque Chloe solo escuchaba la mitad de lo que le decían los demás. Aunque a Sabrina siempre le había gustado pensar que sus interacciones eran un poco más especiales para su amiga.

Comenzó a volverse torpe, en especial en las actividades físicas que debían realizar. Si desde el principio su amiga era poco atlética, aquello no hizo más que acrecentarlo. La joven nunca había pasado de hacer el ejercicio mínimo para mantener su figura, como salir a correr en las mañanas. Pero ahora, Chloe no podía estar junto a una pelota sin que la golpearan o entre una multitud sin sentirse abrumada y pegarse con todo. Sabrina supo que le estaba ocultando algo importante cuando su única actividad deportiva fue suspendida indefinidamente.

La última señal fue verla comenzar a llevar su cabello rubio suelto a todas partes. El nuevo peinado le marcaba el rostro y la joven se excusó con ello para el cambio de estilo. Pero ello no logro engañar a la chica, y un día simplemente decidió que debía de enfrentarla.

Si Sabrina era sincera consigo misma, no se esperaba la respuesta que recibió.

—¿Qué está sucediendo, Chloe? — le preguntó una vez estuvieron solas en la suite del hotel.

—Nada está pasando — respondió la rubia.

Sabrina le observo de manera severa.

En cualquier otra situación, aquello no hubiera funcionado, porque Chloe siempre encontraba la forma de no dejarse llevar por la culpa cuando su mejor amiga le decía algo. Pero en ese momento, cuando realmente estaba ocultando algo importante, no pudo evitarlo.

Quería contarle a alguien, pero no soportaría las burlas.

—Sé que algo pasó — replicó Sabrina — ¿quieres que te enumere todas las cosas que están raras contigo?

Chloe quiso sentirse ofendida por ello, hasta que su amiga comenzó a recitar todas las cosas que había hecho para evitar enfrentarse a la realidad.

—Entonces, ¿me dirás que sucede? — pidió Sabrina una última vez.

Chloe le observo sin querer abrir la boca, pero si había alguien en quien podía confiar seguro sería la joven frente a ella.

—Me estoy quedando sorda — respondió Chloe tas un momento de silencio.

Sabrina soltó un suspiro asombrado.

—¿Qué dices? — preguntó Sabrina con la voz en un susurro.

Y Chloe procedió a explicarle todo. Sobre como su madre había ocultado una parte de su información familiar durante muchos años, de cómo su abuela era una anciana que había perdido el oído por un factor hereditario, de cómo su madre había hecho las pruebas de lo mismo a sus dos hijas, pero confundió los resultados. Todos habían esperado a que Zoé comenzará a mostrar los síntomas de la sordera, hasta que Chloe casi había sido atropellada durante su carrera matutina.

Entonces, su madre le había contado la verdad.

—¡No puedes contarle de esto a nadie! — amenazó la rubia una vez que termino su relato—. Se burlarán de mí y de que traiga esta cosa.

Chloe se había recogido el cabello en su usual cola alta y fue fácil ver el aparato auditivo alrededor de su oreja.

—Sinceramente Chloe, ellos son mejores personas que tu — comentó Sabrina a continuación, solo para recibir un golpe—. Lo que quiero decir es que no creo que se burlen de ti por tener un grado de sordera.

—Aun así, no quiero que lo sepan — concluyó la rubia.

A continuación, Sabrina la tomó de la mano con una duda surgiendo en su mente.

—Y, ¿cuéntame cómo es? — cuestionó.

Chloe quiso regañarle por ser tan entrometida, pero supuso que era una curiosidad genuina.

—Es tan silencioso — termino por decir — me refiero a que, no había caído en cuenta de lo ruidoso que es el mundo hasta que deje de escucharlo bien. Si me quito el aparato, no escucho más que susurros, y es tan extraño.

—Vaya, te hace ver las cosas en perspectiva — comentó Sabrina.

Chloe asintió ante lo dicho.

Porque, de hecho, tenía razón. Chloe tendía a apagar su aparato cuando estaba en su habitación y solo entonces notó lo mucho que había dado por sentado el poder oír. Pronto compró un timbre con lámpara para el cuarto, se hizo de una serie de alarmas de luz para remplazar las de sus ventanales. Su último movimiento había sido contratar a alguien que le enseñará lengua de señas antes de perder por completo la capacidad de oír.

Nunca se había preocupado por cosas de ese estilo, lo que le parecía una locura en ese momento.

—Tal vez sea hora de pedir disculpas — dijo Sabrina en tono de pregunta.

—Por supuesto que no — le respondió la rubia — bajo ninguna circunstancia pienso hacer algo como eso.

Sabrina solo rio, porque su amiga al menos seguía siendo la misma.

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¡Hola! De nuevo, no sé muy bien lo que pasó aquí. Simplemente me puse a escribir hasta que salió esto. Creo que con más inspiración y trabajo podría hacer algo mejor, pero tuve un día de mierda. En fin, nos leemos después. ¡Besos!

El cofre de la reina ||Miraculous Ladybug||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora