<<No lo haré>>

159 11 0
                                    

Coral

<<4>>

No me da miedo enfrentar a León, en realidad me da miedo que pueda estar sintiendo ahora que no sé qué habrá pasado con su madre para que se ponga así.

Abro la puerta de la habitación, y lo veo sentado mirando el suelo. Parece estar pensando, me gustaría saber ahora mismo que es lo que le pasa por su mente.

— León. — Cierro la puerta detrás de mí.

Él no me mira. Solo suspira y juega con sus manos nervioso, o está ansioso.

— Vine porque estoy preocupado. — Me acerco a él, y me arrodillo. Sus ojos lucen tristes, y esta frustrado.

— Me dijo que le llego tu paquete. — Me mira. — No debiste mandárselo a esa perra, no se merece venir aquí, ni menos estar en mi cumpleaños. — Dice enojado.

— Creo que estas lo bastante enojado para pensar de esa forma. — Digo con tranquilidad. No voy a perder la cordura, debo ser paciente. — sé que no piensas así de tu madre, la quieres demasiado.

— La quería. — Desvía su mirada, y vuelve a mirar sus manos. — Tiene otra familia ¿sabes? Ni siquiera lo sabía, me envió aquí para poder deshacerse de mí.

No entiendo que es lo que me está diciendo.

— Perdón. Puedes explicarme que es lo que te dijo. — Acaricio sus manos. — No tienes la obligación de decírmelo...

— Hace tiempo tiene otra familia, una familia que no conozco. — Me mira a los ojos. — Ni siquiera sabía que tengo otra hermana, o hermanastra. Hasta el día de hoy no lo sabía, y solamente llamo para hacerme entender que no vendrá a mi cumpleaños, que no la espere porque está esperando otro bebé.

No sé qué decirle respecto a lo que me está diciendo. Creo que estoy igual que él.

— Solo le importa el dinero, jamás le importe. Por eso me tiro aquí con mi padre, en esta casa que ni siquiera sé si fui bienvenido eso es lo peor, porque... ni siquiera yo pude decidir si quería venir o no.

— Acá siempre fuiste bienvenido León, lo sabes.

— ¿Segura? — Muerde su labio inferior y suspira nuevamente. — Siempre creí que mi madre éramos los únicos que nos teníamos, pero veo que no es así. Se consiguió otra familia, otro hombre para quitarle el dinero y olvidarse de mí, hasta se cambió el apellido, se casó y ni siquiera me llamo para preguntarme si me gustaría asistir a su casamiento. — Veo la decepción en sus ojos. — Era su único hijo hasta el día de hoy, y ni siquiera fue capaz de incluirme a su nueva familia, prefirió hacer cuenta nueva y hacer como ese bebé que lleva ahora, es el único hijo que tendrá.

— No sé qué decirte...

Me odio a mí misma por no saber que decirle.

— No debes decirme nada, solamente soy un estorbo en cada lugar que voy, aquí, y en mi vieja casa en mi otra ciudad.

— Para mí no eres un estorbo. — Digo.

— Coral. — Alza su voz. — ¿No viste todo lo que cause en esta casa? Sobre todo en ti. Tuvimos sexo a escondidas de tu padre...

— Es tu padre también.

— Ya no sé ni siquiera de dónde vengo.

Es la primera vez que lo veo de esta manera, parece que toco fondo y no sabe hacia dónde ir.

— No te cuide y ahora esta Luz del otro lado de la habitación... — Desvió mi mirada hacia otro lado. — Arruine tus cosas, tu relación con tu padre, con tu madre...

— Mi madre siempre te quiso. — Digo con un nudo en la garganta. — Cuando lo supo nunca te juzgo, si sorprendió, pero no te juzgo como papá lo hizo. — Mis ojos van hacia a él. — Le hubiese gustado ver a Luz, y también a ti irte a Harvard.

— Por eso debería irme. Tengo que irme, a ver a mi madre, aclarar todas estas cosas y tú deberías quedarte aquí con Luz, con tu padre para recuperar todos esos años perdidos por mi culpa...

— Tú no te vas a ir. — Lo miro enojada. — No puedes irte ahora, menos cuando Luz recién esta en nuestras vidas.

No puede ser tan egoísta. No ahora cuando nuestro padre está aceptando lo nuestro, y ve a Luz como un mimo al alma.

— Tengo que hacerlo. — Acaricia mi mejilla. — Si no, no creo que pueda ser un buen padre para Luz.

— Lo serás, lo haremos juntos. — Digo desesperada.

— Coral...

— No. — Me levanto. Estoy dispuesta a irme de la habitación, no soporto escucharlo decir esas palabras tan hirientes, ni menos que se menosprecie así. No adelante mío. Me recuerdo a mí misma teniendo miedo cuando me entere que estaba embarazada de Luz, y quería irme tan lejos. — No voy a seguir escuchando estas cosas.

Me acerco a la puerta. Pero su mano me detiene dándome la vuelta, mis mejillas ya están empapadas y sus ojos me miran.

— Recuerdas cuando temías ser mala madre. — Alza mi barbilla para que lo mire a los ojos. — Créeme que ahora soy tú. Pero creo que yo soy más cobarde.

— Eres un egoísta, no puedes irte, no lo vas hacer, no ahora. — Sollozo.

— Coral.

— ¡No vas a irte, porque no puedo hacerlo sola! — Digo desesperada. — Eres un maldito egoísta, solamente piensas en ti, ni en nadie más, no piensas que Luz te necesita, que yo te necesito.

Su brazo rodea mi cintura y me apega a él. Con su otra mano libre, la lleva a mi nuca y hace que apoye mi cabeza en su hombro.

— Si te vas, nos iremos contigo. — Muerdo mi labio inferior. Puedo sentir mis lágrimas saladas que empapan mis labios.

— Eres demasiado necia, no harás a nuestra hija igual a ti. — Se aleja un poco de mí para mirarme.

— No te vayas.

— No lo haré. — Susurra cerca de mis labios, y me besa con ternura.

Recuerdo que una vez mamá y papá discutieron porque él se quería ir de la ciudad, necesitaba un tiempo solo, como todas las personas siempre necesitan un espacio para ellos, algunos pensaran que son egoístas por pensar así. Pero sé que no puedo dejar que se vaya, no ahora, tal vez cuando Luz tenga la edad exacta para entender las cosas pueda irse, pero mientras tanto necesito que este a mi lado enfrentando todos esos muros.

No me sorprendió que León querría irse, porque yo haría lo mismo, aunque solamente me costó unos minutos para traerlo a la tierra y hacer que abra sus ojos, para darse cuenta que no está solo. Aunque la egoísta en este caso, sería su madre, me encantaría poder decirle muchas cosas a esa mujer por hacerlo sentir de esa manera. Mi madre siempre fue tan amable con él aunque no fuese su hijo, pero si lo trato como si lo fuera, le dio amor, le dio tanta atención y aun así, su mamá biológica le rompió el corazón.

León cuando llego era un rompe corazones, trataba como un objeto sexual a las mujeres, bueno yo fui igual a esas mujeres pero sé que con el tiempo mientras más convivíamos juntos, cada día ese León dejaba de ser tan hiriente, tan cruel, se convertía en un nuevo León que llego a mirarme de otra forma, pero aunque hasta ese tiempo no lo admitía. Hoy en día hay otros ojos que nos mirara con amor. Luz es el claro ejemplo de que cada cosa valió la pena, desde que mamá se fue hacia ese dichoso cielo, ella vino a darnos amor puro en esta casa y eso era lo que necesitábamos, o tal vez papá necesitaba distraerse de ese dolor por una pérdida de un gran amor, porque sé que la amo más que a nada.

Pero ahora estando aquí. Besándonos con lágrimas en los ojos, después de volver a traerlo a la tierra conmigo a León, espero que me ame de tal forma como mi padre amo a mi madre, pero sé que no habrá sido fácil todo ese camino. 

Relación Abierta [2] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora