<<Enemiga>>

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Coral

Hoy es el primer día que León ingresara a la universidad, pues estoy demasiado feliz por él y sé que en estos momentos él está demasiado nervioso por su primer día de clases.

— Me veo demasiado tonto con este traje. — Se mira al espejo acomodándose la corbata una y otra vez. Papá lo obligo a ponérselo en el primer día de su universidad, quería que fuera formal. Pues está demasiado orgulloso que él estará estudiando en una universidad como Harvard.

— Te ves demasiado bien. — Reí, y lo mire a través del espejo. — De verdad. Haber... — Saco mi celular de mis bolsillos de mi short de jean y le saco una foto.

— No lo publicaras en redes. — Me mira seriamente.

— Claro que no, se lo enviare a papá. — Le envió la foto a papá con un emoticón de una pequeña sonrisa y un corazón.

Luz está en la alfombra gateando. No sé cómo apenas tiene dos años y ya quiere caminar, andar por las paredes, hoy en día los niños vienen demasiado estimulados, bueno con papá fue demasiado fácil porque él le enseño muchas cosas, que yo no estuve pendiente de ella. Creo que mi temor de ser madre sigue pendiente en mi corazón, ahora podre tener tiempo para ella mientras León está estudiando y trabajara en una cafetería en la esquina del departamento, no estará tan lejos, pero sé que no tendremos tanto tiempo para nosotros.

Sabía que este momento llegaría, en ese momento que tendría que aprender a resolver mis problemas, cuidar de Luz, ser una madre para ella, ser su enfermera, todo.

Aprendería a crecer estando sola en este departamento.

— Llegaras tarde en tu primer día. — Le doy su maletín. Ese fue un regalo de mamá.

— Eso sería vergonzoso para un estudiante. — Dice en tono broma.

— Suerte. — Suspiro y lo abrazo.

Lo extrañaría. No sé qué hora llegaría a la casa, porque sé que hoy comienza también su trabajo en esa cafetería y estará hasta la noche.

Besa mi frente, y me rodea con sus brazos.

— ¿Estarás bien acá sola?

— No te preocupes por mí. — Sonreí y lo mire a los ojos. — Ve antes de que no quiera dejarte ir.

— ¿Puedes hacer eso? — Pregunta con una pequeña sonrisa.

— Lo haría, pero ya sabes a que venimos aquí.

— Lo sé. — Suspira.

— Te amo.

— Te amo. — Me da un beso tierno como despedida en mis labios, y después se despide de Luz.

Él la carga y la abraza con tanta ternura, sé que echara de menos tener tanta energía para jugar con ella. La deja sobre la alfombra con cuidado, y se va del departamento, dejándome con un pequeño vacío.

Estaré bien, solamente necesito tiempo para acostumbrarme. Sé que esto me servirá a mí, para crecer. Todavía me falta muchísimo para crecer.

Dejar la casa había sido la cosa más difícil de mi vida. Ahí estaba todo mis recuerdos, desde que nací, las marcas en la pared de la cocina esta las rayas que mi madre marcaba cuanto crecía de estatura. — podría hacerlo con Luz. —. Tal vez la idea de dejar solo a papá también había sido difícil, porque sé que estará solo y no sé cómo reaccionará al saber que en estos momentos tendrá que arreglársela para salir adelante. Confío que retomara su camino para volver a ser feliz, él necesita volver amar, conocer a una nueva mujer que lo haga feliz, y sé que esa mujer vendrá con el alma de mamá para darle ese amor, esas caricias, esos tiempos perdidos llorando en la cama o bebiendo una copa de vino para poder dormir. Sé que cuando encuentre ese amor otra vez, él estará feliz.

Luz viéndola ahora mismo gatear en esa alfombra. León lo compro porque sabía que cuando llegáramos a Estados Unidos, Luz estaría por el suelo gateando o queriendo intentar caminar, puso demasiado seguridad, en los sillones hasta en el suelo, sobre todo en la sala puso una gran alfombra de color bordo.

El almuerzo fue solitario. Le hice una papilla a Luz pues le encanta, pero no me sale tal cual mi padre se lo hacía.

Así que tuve que llamarlo por video llamada para que me aconseje.

— Falta un mes para el cumpleaños de Luz. — Dice papá. Lo miro a la pantalla y sonrió.

— Si, cumplirá tres años. — Suspiro. Como paso el tiempo. El año pasa y Luz sigue creciendo.

Pero papá no estará para su cumpleaños, pero haremos este video llamada para que al menos este presente.

— ¿Cómo está todo allá? ¿Conseguiste trabajo?

— Si conseguí un puesto en una librería. Ya estoy demasiado grande. — Sonríe. — No creo que quieran a un viejo como yo en una empresa.

— Papá. — Suelto una risa. Le doy un poco más de papilla a Luz.

— ¿Y León? ¿A qué hora regresara?

— Pues después de sus clases tiene que trabajar en una cafetería y llegara aquí en la noche. — Suspiro.

— Todo a su tiempo cariño.

Papá me conoce perfectamente.

La idea de no tener a León a mi lado se me hace una tortura. Creo que me volví muy dependiente de él, y eso está muy mal.

— Hasta el día de hoy jamás sentí la necesidad de necesitar a mamá. — Digo mirando a Luz. Pues no soy capaz de mirar a papá. — Es el primer día y siento que es difícil. Siento que estoy estancada.

— Esa es la idea Coral. — Dice con una voz suave. — Te darás cuenta cuando esa niña crezca. Es tu tiempo de crecer como mujer verdaderamente, y no depender siempre de León o de cualquier otro chico. — Lo miro esta vez. — Serás una buena mamá, eso no lo dudes.

*

La noche cayo muy deprisa aunque para mí se me hizo eterno. Entre contar las horas para que León vuelva. Luz está dormida plácidamente en su cuna, ahora es más grande esta cuna, hasta que no cumpla los cuatro años no dormirá en una cama común. Tengo miedo que al dormir se caiga de la cama, para mí es más seguro esta cuna, que cualquier otra cama.

Apago la luz de su habitación.

Ya son las diez de la noche.

Decido salir un momento para ver la cafetería de la esquina que tenemos cerca del departamento. Me cruzo de brazos, y veo a León salir justamente, la cafetería se apaga las luces, y lo veo a él hablando con una chica.

Se me hace conocida esa chica de cabello castaño y largo.

León me mira con una pequeña sonrisa y agita su mano saludándome. De pronto la chica que está a su lado también me mira, y creo que se llevó una gran sorpresa.

Ya sé quién es. Es Jessica la ex novia de León.

¿Qué hace acá en Estados Unidos? Y sobre todo en Cambridge.

¿Estará estudiando en Harvard también? No, no puede ser, debe ser una equivocación tal vez no es ella.

León se acerca hacia una vez que se despide de esa mujer.

— Cariño... — Me da un beso en los labios.

— Ella era... — Lo miro a los ojos. — ¿Jessica?

— Si. — Dice sin importancia. — Está estudiando en Harvard también, y al parecer vive con su pareja, no importa eso. ¿Por qué lo preguntas?

No sé porque pero Jessica siempre fue la reina de los problemas. 

Relación Abierta [2] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora