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Sentía que los meses pasaban como una tortuga, eran demasiado lentos y los días contados en mi calendario no pasaban nunca más.

Luz había crecido tan sana, aunque es muy parecida a León y tiene solamente mis gestos cuando contesto, o algo me molesta. Recuerdo el día que Luz y papá se reencontraron después de tantos años que no se veían, ella no lo reconoció, pero después corrió a sus brazos y lloro en el hombro de papá. Lo reconoció por las videos llamadas, recordó las veces que papá le enviaba regalos y pagaba mucho dinero para poder ser enviado hasta Cambridge. Nunca le hablamos de mamá porque creía que no era momento, aunque sí vio algunas fotos de ella y siempre le da curiosidad en saber quién es. Yo solamente le contestaba que es su abuela que ya estaba en un lugar donde es feliz, y sí, es feliz, sin dolor, sin nada que estuviese molestándole en su brazo con esas agujas insertadas en su piel. Luz es inteligente, y sabe dónde está mamá, su abuela que no llego a conocer, pero ella nació en ese momento que todos necesitábamos luz en nuestros caminos después de que mamá nos dejara con un vacío enorme en el pecho.

En mi boda habían venido amigos de León que se hizo en la universidad de Harvard. Vinieron amigos y amigas de Luz de su escuela, aunque no descartaba que León se había puesto como un loco sobreprotector con Luz por ver que tenía amigos varones.

— Papá por favor, soy demasiado pequeña para pensar en cosas de grandes. — Se cruza de brazos enfadada.

— Lo sé cariño, pero deberías haber avisado que traías hombrecitos contigo.

— Papá...

Así eran sus discusiones tan pequeñas e infantiles.

Yo ya estaba preparada para dar el "Si" ante al altar, poder besar a León y sellar nuestro amor. Eso era lo que quería, poder decirle que sí, ya ahora, no puedo esperar más para poder casarme con él e irme tomados de las manos hasta la gran fiesta que nos espera en la quinta regalada por papá y su nueva mujer. Ellos no pagaron todo, la mamá de León reapareció pero no vino a la boda porque león no quiso, pero sí ayudo en la gran fiesta y también dio una mano para los preparativos.

No sé porque León no quiso que su madre viniera, pensé que después de mucho tiempo la necesitaría pero creo que se dio cuenta que su verdadera familia esta acá, en este momento. No culpo a León por pensar así, esa mujer le dio muchos dolores de cabeza.

La música empezó a sonar en los parlantes.

Ya era hora.

Papá apareció al lado mío con su traje negro, y me miro a los ojos con una sonrisa enorme. Aunque sus ojos están lleno de lágrimas.

— Yo debería llorar. — Muerdo mi labio inferior tratando de contener mis lágrimas.

— Puedes hacerlo después... — Me da un beso en la mejilla.

Mis pasos hacia la alfombra roja eran decididos.

Todos los invitados estaban mirándome que me ponían el triple de nerviosa porque sabía que León estaba mirándome. Mis ojos conectaron con los de él, papá entrego mi mano a la de León y sonreí como una tonta enamorada que lo ve por primera vez.

Se le ve espectacular ese esmoquin.

— Estas preciosa. — Me susurra al oído haciéndome estremecer.

Los dos dimos el sí.

Tire mi ramo de flores, lo bese con tanta pasión a León que no esperaba para ir al hotel donde nos esperaría una guerra de pasión en esa habitación; aunque después de ahí celebraríamos la fiesta en la quinta.

*

Al llegar al hotel me sentía como en una película de Hollywood todos nos miraban raros por estar vestidos de novios. Yo todavía llevaba mi vestido blanco de princesa; pedimos la llave de nuestra habitación reservada, y subimos el ascensor riéndonos como adolescentes haciendo una locura por todo New York.

Si habíamos elegido New York para casarnos, no quería ir a Francia, ni siquiera a la torre quería salir de lo típico.

— ¿Preparada para la guerra? — Sonríe divertido.

— Hace tiempo que estoy preparada.

Entramos a la habitación, y dejo la llave en la mesa de luz.

El fuego se fue encendiendo con besos, mordidas, aunque mucho no podía hacer con este vestido. Sus manos fueron deslizando el listón del corset, me ayudo a quitármela; de verdad que llevar corset es demasiado incómodo. Sus dedos parecían estar en llamas con cada toque que hacía en mi espalda. Fue demasiado rápido al quitarme el vestido.

Los dos estábamos desnudos completamente. Tenerlo encima de mí me ponía de una manera que él solo lo sabe lograr, me gusta cuando tiene el control en mí, que puede hacer lo que quiera conmigo cuando sea.

Besa mis pezones, los muerde y los chupa haciéndome gemir de placer.

— León. — Gimo su nombre en voz alta.

No me importa si detrás de las paredes hay alguien del otro lado. Lo que me importa es disfrutar de este momento, solo para nosotros dos.

— Como extrañaba oírte gemir.

Siento su erección en mi entrepierna.

Sin dudarlo, entra en mí sin pedirme permiso. Ya no hace falta pedirme permiso, ni nada, solamente quiero que me haga el amor tantas veces que sea necesario, jamás tendremos suficiente de esto.

Sus manos se aferran a las mías uniéndolas.

Sus embestidas con fuertes y profundas haciéndome gemir como nunca.

La habitación arde en llamas por estos dos novios recién casados, y sabiendo que en la quinta los invitados los están esperando.

León había pasado de ser esa relación abierta a querer ir más allá, amarlo era una locura, sentirlo dentro mío era una perdición que me gustaba perderme en el placer que me daba cada noche en su habitación en las luces apagadas.

Pasamos de ser nada, a estar finalmente casados y con una hija hermosa que nos dio amor, y luz en nuestras vidas. Ella nos unió por completo, en estar decididos para amarnos para toda la vida a partir de ahora.

— Te amo. — Susurro en sus labios, mirándolo a los ojos.

— Te amo. — Besa mis labios.

Sí, León es el primer y último amor que tendré en esta vida.

Él hizo que crea en el amor finalmente.

Relación Abierta [2] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora