Capitulo 15

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ASHLEY






— No te rías, esto es tu culpa.— ¡Dios! Me duelen tanto mis piernas y mi entrepierna, Ian solo sonríe burló ya que por culpa de sus eróticos juegos yo quede algo adolorida pero muy satisfecha.

— Lo siento, pequeña. Yo solo di unas ideas y tú me seguiste.— Se acerca a mi oído y su voz hace que la piel se me erice.— Además no te escuche quejarte anoche mientras gemías para mi...

— C-creo que i-iré por un vaso de agua.— Salgo de la habitación apenas y todo un vaso de agua en su cocina, me estiro un poco y siento el portazo que dan.

Ya puedo imaginar quién es así que solo lo ignoro y termino mi vaso con agua, salgo a penas de la cocina y siento una penetrante mirada.

— ¿Que tanto me vez? ¿Se te perdió algo, imbecil?.— Soy un amor de persona, el solo me observa con su semblante serio y yo con mi humor de mil demonios saco mi poleron del sofá.

Grave error, ya que al sacarlo bruscamente se cae un bolsita que Dan observa y yo entro en pánico intento tomarla pero el me gana y la observa mientras la aprieta con sus puños.

— ¿¡Que haces con esta mierda!?.— Exclama muy molesto, me acerco a él para que Ian no escuche nada de esto.

— Dámelo.— Mi voz sale suave.

— Respóndeme, ¿¡Que carajos haces con esto!?.— Que más haré con esa estupidez, votarla.

— ¡Dame la maldita bolsa, Dan!.— Exclamó molesta y el solo se la guarda en su bolsillo.— No me digas que ahora te preocuparas por lo que haga, nada de lo que hago te debe importar y mucho menos ahora...

— Siempre me importaste y lo seguirás haciendo, Bonita.— Acaricia mi mejilla con amor.

Pero no dura mucho ya que con mi mano la quito bruscamente y con cuidado de lastimar mis piernas me corro de su lado.

— No vengas con tus malditas estupideces.— Elevo un poco mi voz y ya estoy harta de que escuchen o no.— Ni siquiera me diste una maldita explicación, y ahora vienes como si yo te resiviria con los brazos abiertos. No quiero que me dirijas la palabra, no quiero ni siquiera verte la maldita cara porque cada vez que te veo intento odiarte pero no puedo y eso me jode porque no te debo seguir amando...solo quiero olvidarte y tu maldita presencia lo arruina todo.

A estas alturas mis lagrimas ya salieron y veo cómo él intenta hablar pero Ian lo detiene.

— Pequeña, ¿Estás bien?.— Solo asiento y seco mis lagrimas.

— Lo siento, y-yo debo irme.— Le sonrió y antes de irme me acerco a Dan, él no sabe que hacer así que tomo esa distracción para meter mi mano en su bolsillo y sacar lo que es mío.— Esto me pertenece.

Y así es como me largo de ese departamento con ganas de golpear al que se me cruce, así que mejor tomo un poco de mis pastillas relajantes y me encamino al gimnasio.

Espero que esta sea una mejor semana, pero ya empezamos con el pies izquierdos y todo por culpa de ese estupido hombre que me vuelve loca.

Solo puedo pensar en todo lo que acaba de pasar y quisiera olvidar todo lo sucedido, pero mientras camino por un callejón siento un sollozo y eso me preocupa.

Me acerco al sonido, este callejón es oscuro y a decir verdad aún no amanece del todo, al acercarme me encuentro a un pequeño Niño de no más de 4 o 5 años.

Cada vez que me acerco él se acurruca más ante él, tiene mucho miedo y se ve muy golpeado.

— Hola pequeño, tranquilo no te haré daño lo prometo.— Me agacho a su altura para ver sus preciosos ojos café, su adorable puchero y sus pequeñas manitos.— ¿Como te llamas?

— Be-bellamy.— Tartamudea.

— ¿Que te sucedió, Pequeño?.— Se ve un poco más calmado y ya no abraza tanto su cuerpo.

— Papá...mamá...muertos.— Comienza a sollozar y noto miedo en sus ojos, alguien esta atrás de mi. Haciendo que el pequeño se acurruque más a su cuerpo.

— Yo me encargo del mocoso y tu lárgate.— Se nota en su voz lo maldito que es y gente así no me cae muy bien eso este preciso momento, Dios escucho mis plegarias.

— ¿Lo conoces, Pequeñito?.— Le sonrió amable y el asiente con la cabeza pero su miedo crece.

— Hombre malo.— Y ahí está, le digo que se quede ahí y me levanto con cuidado a enfrente al desgraciado. Es un poco alto pero no más que yo y tiene una navaja, juega sucio.

— Lárgate maldita puta y déjame al mocoso.— Escupe esas palabras, y mi enojo toma el control golpeó su cara.— Te lo advertí.

Comenzamos un pelea entre los dos, no dejaré que le hagan daño al pequeño y espero poder salvarlo, los golpes siguen al igual que las groserías. Aún que debo admitir que el idiota golpea muy bien, estoy muy adolorida y se que con un poco de sangre, pero voy ganando hasta que siento como si navaja queda en mi abdomen.

— ¡Maldito!.— Coloca sus manos en mi cuello así me asfixia y yo quedo con poco aire y el dolor de mi abdomen. No sé de donde saco tanta fuerza y con una piedra que alcanzó y golpeó su nuca así dejándolo inconsciente.

Intento tomar aire y me siento muy mareada, toco la herida y sale mucha sangre. Lo bueno es que estoy muy cerca de la casa de Ian, intento levantarme y caigo en el intento, pero unos adorables bracitos me ayudan.

— N-no te mu-eras tu también.— Llora mientras abraza mi pierna, es muy pequeño y lo abrazo con cuidado.

— Estaré bien, Pequeño.— Me levanto con calma y tomo la mano de él pequeño mientras que con la otra toco mi herida.— Soy Ashley, Pequeño. Ahora iremos donde unos amigos y ellos son buenos.

El asiente mientras toma firmemente mi mano, camino con cuidado mientras nos acercamos a el edifico de los chicos. Agradezco que tengan ascensor, algunas gotas caen en el piso del edificio y mi vista se ve cada vez más borrosa.

— Ash, no te duermas.— La voz del pequeño me trae a la realidad, y apretó su mano.

Llegamos al piso indicado y yo caigo, ya no me siento tan bien.

— Pequeño.— Lo llamó y veo lagrimitas en sus ojitos.— Estaré bien, lo prometo. Ahora ve al número 129 y diles que me ayuden.

El asiente y veo cómo comienza a correr mientras ve los números en la puerta, siento como golpea con sus pequeñas manitos la indicada y de ella sale Dan.

Observo cómo hablan y luego él mira en mi dirección, corre y siento sus manos acariciarme.

— Bonita, ¿Que sucedió?.— Noto la preocupación en su voz.— No cierres tus malditos ojos, bonita.

— T-e amo, Idiota.— Ahora yo soy la que llora, y admite sus idioteces.

— No te despidas, ya viene la ambulancia si.— Intento mantener los ojos abiertos pero me cuesta y siento como el besa mis labios. Cuanto extrañaba sus besos, pero no se lo correspondo.

— No...

Solo no quiero dañar a la persona que me ayudo, y con eso me quedo dormida.



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Hola preciosas o preciosos, espero les guste este capítulo y voten.

Intentaré ponerme más al día pero tengo trabajo y estudios, espero lo entiendan un besote.

Los quiero, Anto<33

Merry & Bright ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora