Prólogo

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"En un juego donde todos hacen trampa, el único movimiento sensato es no jugar"




Mayo 5, Massachusetts


Iris se encontraba absorta en su labor, enfocada en los pendientes que requerían su atención desde su llegada. Las yemas de sus dedos danzaban con destreza sobre el teclado de su laptop, mientras su mirada se perdía en la pantalla. Los minutos fluían, acompañados por el suave murmullo de las teclas, y cada tarea que completaba la acercaba un poco más a liberarse de las ataduras de la jornada laboral.

Un parpadeo lento y pesado la arrancó brevemente de su inmersión. Sus ojos castaños, aún fijos en la pantalla, parpadearon un par de veces mientras ajustaban su enfoque. Justo en ese instante, un sonido conocido y agudo rompió la tranquilidad del aire. Su teléfono vibró sobre la superficie de su escritorio, insistente en su llamada. Iris tomó un segundo para exhalar profundamente, como si estuviera preparándose para el inevitable corte en su concentración.

Sin apartar la vista de la pantalla de su laptop y con una mano extendida, capturó el teléfono y lo sostuvo frente a ella. Sin detenerse en ver la identificación del llamante, respondió con un tono que destilaba una mezcla de cansancio y profesionalidad.

—Iris Burke, ¿quién habla? —murmuró en un murmullo que apenas interrumpió su flujo de trabajo.

Un instante de silencio siguió a su saludo, un silencio que llevó a un sutil fruncimiento de ceño en su rostro. La voz que emergió de su teléfono era familiar, pero el número que lo acompañaba no lo era en absoluto. Un número privado; una intrusión en su espacio habitualmente ocupado por amigos y familiares.

(Estoy feliz de escuchar tu voz.)

—¿Ransom? —susurró, el ceño fruncido profundizándose mientras sus ojos se desviaban hacia el número en pantalla, confirmando su sospecha de que no era su amigo el que llamaba. La situación tomó un giro desconcertante mientras escuchaba la voz de Ransom, urgente y apresurada.

(Necesito que me consigas un abogado lo más urgente posible.)

El suspiro que escapó de los labios de Iris era una mezcla de resignación y familiaridad. No era la primera vez que Ransom se encontraba en aprietos, y no sería la última vez que ella sería convocada para arreglar el desastre. Sus dedos se detuvieron sobre el teclado, su mente girando hacia las implicaciones de lo que estaba a punto de aceptar.

—Vaya, Ransom... ¿qué has hecho esta vez? —murmuró, su voz llevando un toque de cansancio pero también un matiz de complicidad.

(Digamos que el plan del que te hablé no funcionó del todo. Necesito que hables con Mark; Él conoce a un buen abogado).

Las palabras de Ransom resonaron en su oído, y aunque sabía que cada aventura de él era un campo minado, no podía evitar sentir una punzada de preocupación. Iba a intervenir una vez más, a limpiar el desorden que su amigo había dejado a su paso.

—Pero...

"Your time is running out."

La extraña advertencia se coló en la conversación, provocando un escalofrío que recorrió la columna vertebral de Iris. Las palabras sonaron amenazadoras, como un presagio oscuro de lo que estaba por venir. Sin embargo, antes de que pudiera cuestionar más, Ransom continuó.

(Tengo que irme, Iris. Confío en ti... Te quiero)

Las tres palabras finales cayeron como piedras en un estanque tranquilo, creando ondas de sorpresa y confusión en la mente de Iris. La llamada se cortó abruptamente, dejándola en un silencio incómodo, mientras sostenía el teléfono en sus manos. Un suspiro lento escapó de sus labios mientras procesaba las palabras de Ransom y la sensación inusual que habían dejado.

Se recostó en su silla, una mezcla de emociones revoloteando en su interior. Por un lado, la preocupación por Ransom y sus problemas no resueltos. Por otro, la extraña advertencia y las confusas muestras de afecto. Sabía que Ransom era un imán para el caos, pero esta vez parecía que había mucho más en juego de lo que podía imaginar.

Pasional discordia; Andy BarberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora