Capítulo 3

45 6 0
                                    

Mayo 8,
Massachusets

Creyó que al regresar del viaje iba a ser tranquilo y que por lo menos una vez en su vida Ransom me lograría escucharla y no causaría problemas, pero allí se encontraba en su oficina con un montón de papeles y a la espera de la llamada del abogado. Definitivamente esto no es nada parecido a lo que tenía en mente. En ninguno de los momentos en los que pensaba que su querido mejor amigo la agobiaría de tal manera que se sentiría explotar.

Con las voces de sus compañeros a casi a gritos por discusiones externas, aumentaba las punzadas de su cabeza, cada vez más doloroso.

Golpeó la mesa con su puño causando que el silencio en la oficina se hiciera.
Iris dejó escapar un suspiró, mientras se levantaba de su asiento.

-Ahora vuelvo -les dijo, tomando su móvil y se encaminó en dirección al baño. Arrugó su entrecejo mientras revolvía su cabello.

De verdad quería las vacaciones que no le fueron dadas después del viaje. Ni siquiera podía respirar cuando los problemas golpeaban su espalda. Ya sea su trabajo, o la amistad eterna que mantenía con aquel maniático.

Llegó al baño, y mojó su rostro con la esperanza de que fuera su calmante. Su móvil vibra dentro de su bolsillo, por lo que se resigna a descansar. En la pantalla el nombre Marta está presente en conjunto a una muy detallada dirección, con una despedida en lo último para su desagrado.

Es aquí donde está Ransom, por si quieres visitarlo.

Iris frunció el ceño al leerla, después de todo no esperaba obtener la ayuda de ella, aunque podía entenderlo, si mayormente era Marta quien seguía a Ransom como un cachorro a su dueño, lo cual para ella era muy estresante.

Sin darle una respuesta, salió del baño e ignoró las miradas atemorizadas de sus compañeros cuando pasaba su lado. Tomó su abrigo, cartera, y abandonando la oficina. No tenía las ganas de continuar en un lugar que solo podría causarle una gran migraña, podría arreglárselas con su jefe, y todo lo que vendría después con eso. Podía esperar, todo lo demás podría esperar.

Caminó hasta el estacionamiento, dando profundas respiraciones para calmar sus pensamientos y de igual manera cada uno de los sentimientos negativos que estaban saliendo a relucir. Nuevamente su móvil vibra, maldice por lo bajo deseando que Marta no estuviera detrás de todo, por lo que solo lo enciende, y el nombre de alguien más está presente, en conjunto a una dirección que ya conocía.

Necesito verte, Iris, por favor.

-¡Ojitos! -escuchó detrás de ella, y ni siquiera volteó para saber de quien se trataba, no miraría atrás no con él-. No me ignores, cariño, por favor. ¡Iris!

Tampoco se detuvo, incluso con cada uno de los motes cariñosos a los que Mark estaba acostumbrado en decirle, sin importar que hubieran colocado una gran distancia entre ellos, una que Iris había marcado desde el inicio. Se detuvo y volteó hacia él, quien sonriente se acercó.

-Iris, pensé que me dejarías atrás, ¿Qué ocurre?

-Nada, absolutamente nada, Herr. Acaso ... ¿necesitas algo?

Mark se encogió de hombros inocente, y ladeó su rostro sin abandonar su sonrisa-. No, aún no, ojitos, solo... olvídalo. ¿A dónde vas? Todavía estas de turno.

Iris suspiró cansada, ya no podía ignorarlo y tampoco podía mencionar algo del ahora encarcelado cuando aun estaban en el área de trabajo. Quería irse, y aunque él no fuera la mejor opción, no en esos momentos, ya que la única imagen que se proyectaba en su mente era la sonrisa coqueta de Ransom, nada de Mark.

Pasional discordia; Andy BarberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora