5. "¿¡Ah!?

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Draken había llegado a mi casa con dos sandías aunque me había dicho que solo una es mía

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Draken había llegado a mi casa con dos sandías aunque me había dicho que solo una es mía.

Lo notaba extraño, bueno, desde hace días que está diferente, pero no he querido preguntar ya que más o menos sé lo que pasó hace unos días. No quiero que se enoje ahora mismo.

—¿Qué estás haciendo?— me mira mientras estoy decorando unos pastelitos.

—Estoy practicando el decorado— asiente.

—¿Sabes lo de Pah?— lo miro y asiento.

Bueno, por mucho que quiera evitar el tema al parecer no voy a poder hacerlo, sé lo que pasó y si soy honesta me siento muy angustiada. Yo crecí con Pah, siempre fuimos unidos y él siempre me hacía reír con sus estupideces. La situación es de la mierda, lo es, pero lo que más me molesta es que sabía que tarde que temprano esto pasaría. Son una pandilla después de todo, es obvio que en algún momento van a sobrepasar lo que hacen y no voy a negar que me angustia demasiado pensar en todas esas cosas.

—Lo sé, la verdad es que le quiero llevar esto al reformatorio— asiente y suspira— Por algo Pah-chin se entregó, aunque no me guste y me sienta triste fue su decisión.

—Eso mismo le decía a Mikey, pero se molestó porque cree que yo no quiero recuperar a Pah— suspira enojado y lo miro atenta— Dios. Me crié con Pah, ¿cómo no voy a querer que esté conmigo?

—Tal vez Mikey se esta dejando llevar por su sentimientos.

—¿Lo estas justificando?— niego y él frunce sus cejas— A mí me huele que sí lo estás haciendo— niego mientras que él suspira.

—Estás mal de la cabeza— gruñe y solo sonrío.

—Me molesta que Mikey piense que me es igual esta situación o que estoy traicionado a Touman. Es ridículo— asiento y empiezo a limpiar lo que use.

—La verdad es que yo igual me sentiría mal si alguien pensara eso de mí, pero insisto, Mikey se esta dejando llevar por sus sentimientos y esta a la defensiva.

—Agh, Nia— lo miro y él mira el techo— Odio que trates de entender a todos, eres muy buena— me río nerviosa y niego.

—No soy tan buena...— me sonrojo mientras trato de no mirarlo.

—¡Claro! Y yo no soy pandillero— lo miro mal y él me da una sonrisa que me hace sentir algo dentro de mí— Eres tan buena que a veces me preocupo de que abusen de tu ser. Siempre que me metía en peleas tratabas de defenderme y estabas dispuesta de ser golpeada, agradece a Dios que soy fuerte, Nia.

—Odiaba y odio verte metido en peleas— se roba un pastelito y golpeo su mano.

—Nadie puede contra mí— me da una sonrisa y se come el pastelito— ¡Está rico! A Pah-chin le va a encantar.

Encontrarnos (Draken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora