18. En el mar

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Continuación del día 16, Olas.

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La mañana siguiente al festival encontró a Luis en la playa incluso antes de que el sol saliera por completo.
No había dormido mucho, pero no importaba. No tenían trabajo que hacer ese día, desde que el director del proyecto también había estado de fiesta la noche anterior.

El pelinegro se vistió una playera holgada y salió para sentarse justo donde las olas morían en la arena.

El agua tenía una temperatura fantástica, pero al chico realmente no le importaba. Solo se sentó allí, mirando el agua reflejar los colores pasteles del amanecer y sol naciente.

No sabe realmente cuánto tiempo lleva allí cuando escucha un chapoteo. Su corazón se acelera mientras su cabeza se alza inmediatamente en busca del destello rojo habitual. Realmente podía ocupar algo de compañía ahora, incluso la mayoritariamente silenciosa compañía de Kenta.

Pero no es rojo lo que ve.

Hay un destello de color en el agua, sí, pero Luis no puede distinguir si es azul oscuro o negro o índigo. En realidad, hay pequeños puntos blancos en su visión por un rato, desde que estuvo tanto tiempo mirando en dirección al sol, así que podría ser púrpura por todo lo que sabe.

Lo que sí ve, es una gabardina impermeable de color oscuro que levanta banderas rojas en la parte posterior de su mente.

Ha visto esa gabardina antes.

Anoche mismo.

En aquel hombre.

...

Podría ser solo una coincidencia ¿verdad?
Podría pertenecer a cualquier otra persona que simplemente la perdió a merced del viento y Kenta pensó que sería un regalo útil.

Pero, de nuevo, no había sido rojo lo que vio entre el agua...

Cuando una bota y luego otra flotan hasta la orilla, a juego con la gabardina, y justo después de más chapoteos, Luis no puede seguir pensando que es una coincidencia.

Tampoco puede ignorar esa parte de su cabeza que le recuerda el conocimiento popular de las sirenas cantando para atraer a los hombres y ahogarlos en el mar.

Luis jamás ha escuchado cantar a Kenta. Nada más que trinos y tarareos. Y aunque su voz sí lo hacía sentir un poco mareado, con la forma en que su corazón se agita y sus ojos no podían apartarse de él, nunca sintió la necesidad de seguirlo hasta el agua.

Puede que esas leyendas ni siquiera tuvieran que ver realmente con la especie de Kenta.

Luis, sin embargo, no puede dejar de pensar en eso. En tantas cosas. Tantos 'y si'.
Pronto, sus pensamientos están cayendo en espiral. Deja de sentir la arena contra su piel, de escuchar el ruido del mar y las aves, incluso de oler la sal en el aire.

Literalmente, se encuentra luchando por respirar, con el pecho sintiéndose cada vez más apretado mientras su corazón golpea rápidamente y sus pulmones luchan por expandirse para tomar suficiente aire.
Ni siquiera puede decir lo que hay delante de sus ojos. Mucho menos se da cuenta de que sus manos han subido a su propio pelo, y están haciendo puños con él, hasta que el tacto ajeno y una voz repitiendo su nombre penetran lo suficiente en su espiral decadente.

— ¿-is? ... ¿Luis? —un borrón rojo y blanco empieza a tomar forma frente a él — ¿Luis? —pero Luis apenas puede reconocer a la criatura frente a él, su boca se abre y cierra un par de veces, pero ni un solo sonido sale de ella —Luis ¿Qué pasa? —el tritón no parece entender nada, como si a un metro de él no estuvieran algunas pertenecías de un probablemente muerto! Luis todavía no puede pronunciar una palabra, pero mira hacia las prendas de vestir con los ojos ensanchados, aun luchando por respirar correctamente.

Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora