19. Calidez

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Este día fue escrito por Hikari

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Cuando era niño, Akefia perdió su calidez.

Fue en un abrir y cerrar de ojos, fue tan dolorosamente rápido.

Aun que para él toda esa tragedia sucedió como si el tiempo pasara lentamente. La masacre a su pueblo, a sus amigos, a su familia... Nunca olvidaría ese día, la sangre, los gritos, el fuego... las pesadillas lo atormentaban todas las noches frías, nunca se detenían.
Ese día toda la calidez, toda la felicidad desapareció. Solo quedaba el odio, el miedo y la venganza que lo convirtieron en el temido y cruel Rey de los Ladrones, aquel que solo buscaba poder y venganza contra la persona que destruyó su mundo... O así fue, hasta que conoció a su princesa, su gatita, su Dany... y todo cambio.

Cuando la vio por primera vez, lo atrajo su belleza. Ella era tan hermosa. Era la chica más hermosa que había visto en su vida.

Con el tiempo, terminó enamorándose de cada parte de ella. De su nobleza, su bondad, su calidez, su risa, su voz, su alegría, su carácter fiero y decidido, así como de su ternura y sus pucheros.

Ella se atrevió a robarle el corazón, le devolvió todo lo que él creía haber perdido... Esa hermosa y decidida princesa le regresó su felicidad, sus sueños, su ilusión y su calidez con su sonrisa, su amabilidad, su familia y su amor.
Ella era la luna que iluminaba su existir. Le enseñó tantas cosas que no había aprendió en su vida: le enseñó a amar, a dejar atrás el pasado, le mostró cómo reír de nuevo, cómo ser feliz.

Había creado tantos recuerdos hermosos con ella, su corazón latía sin control con solo pensar en todos ellos. La primera vez que la vio, la primera vez que la abrazó, su primer beso, cada vez que se decían un "te amo", cada noche que dormía a su lado... todos y cada uno de esos momentos estaban grabados en su alma. Nunca los olvidaría.

Dany era el tesoro más grande que había robado en toda su vida. Su hermosa princesa. No había nadie más que pudiera darle la calidez que ella le daba, la calidez que él podía encontrar en su mirada, en su voz, en sus abrazos, en sus caricias y en sus besos.
Incluso si volviera a nacer, la buscaría una y otra vez, porque ella era su alma gemela y no la dejaría ir jamás.

— ¿Kefi? —una suave voz adormilada, junto a unos adorables y somnolientos ojos lo sacaron de sus pensamientos — ¿qué hora es?

Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras observaba a la joven recostada a su lado. La luz de la luna que se filtraba por la ventana iluminándolos suavemente —Aun es tarde, Koneko-chan. Vuelve a dormir —contestó mientras la atraía hacia él en un abrazo.

— ¿Qué haces despierto a estas horas? —preguntó de nuevo, acomodándose en el pecho del albino — ¿No puedes dormir?

—Solo tuve un mal sueño —respondió mientras pasaba sus dedos por las largas hebras oscuras de su pelo —pero ya pasó, todo está bien ahora —dijo antes de besar la frente de su novia.

— ¿Estás seguro? ¿Quieres que cante algo para ti? —la preocupación se podía escuchar en su voz, así como el sueño también. Akefia sonrió antes de negar suavemente, amaba cuando su gatita cantaba para él, pero sabía que ella estaba cansada y que tenía que madrugar al día siguiente, por lo que, por ahora, se conformaría con que ella solo lo abrazara.

—Está bien, princess. Estoy bien —y así era, siempre que pudiera estar de esa forma con su princesa, estaría bien — ¿cómo podría estar mal si estoy al lado de la gatita más hermosa del mundo? —exclamó, con una sonrisa traviesa, al ver las mejillas de la chica colorearse.

—Zorro tonto —Dany sonrió con cariño al ver a su novio bien.

Ambos charlaron un poco más antes de quedarse dormidos, envueltos en la calidez del otro.

Akefia nunca olvidaría a las personas que perdió, pero podía seguir adelante, podría volver a sonreír, a sentir amor, a dejar el odio y el rencor en el pasado, y todas gracias su dulce Dany. Ella y su calidez era todo lo que necesitaba para sanar su corazón.

Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora