Comchi

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Quinto y sexto día en el lugar y su lobo estaba igual, trataba de preguntarle qué era que lo mantenía tan inquieto pero parecía no escuchar. Tampoco había logrado descubrir en dónde estaba Jeongwoo y su teoría de que realmente Jeongwoo no existía se hacía cada vez más creíble, a la punto que a veces podía jurar escucharlo reír pero cuando lo trataba de buscar con la mirada en realidad no había nadie.

Iba pasando por la biblioteca cuando un reconocido olor se hizo presente, era casi inexistente por la mezcla de más olores en el lugar pero ese pequeño momento en donde lo sintió supo que estaba ahí; frutilla con azúcar, era inconfundible.

Entró de golpe a la biblioteca, sin importarle el regaño que se ganó por hacer eso, siguiendo lo mejor que se le permitía aquel aroma hasta que logró llegar a la fuente exacta del aroma.

Un omega de negros cabellos estaba al final de uno de los miles de pasillos llenos de libros, buscaba con lágrimas en los ojos uno de los libros que necesitaba. Haruto no dudó en acercarse y abrazarlo, pudo sentir que fue un acto repentino para en contrario porque su cuerpo se tensó, pero no le importaba, había extrañado a Jeongwoo, por mucho que lo haya olvidado esos dos años, una parte de él lo extrañó todo ese tiempo y ahora esa parte salió a la luz como nunca antes.

Estuvo varios minutos abrazado a Jeongwoo, respirando profundo para que aquel aroma no se le olvidara jamás. Cuando se separó no pudo evitar limpiar la lagrima que salió de los ojos color avellana de Jeongwoo, su rostro mostraba asombro, tal vez odio y enojo pero también felicidad, por pequeños segundos sintió que Jeongwoo lo necesitaba aún.