–(Narra: Juan)
—Buenos días. —Una voz dulce y tierna hizo que mis ojos se abrieran con lentitud, en ese momento recordé todo lo que había pasado, sonreí. No sabía lo que sentía en ese momento, pero ahora, después de todo lo que pasó, sé que en ese momento sentí la felicidad, la verdadera felicidad, algo que nunca supe valorar. Miré a Dante y le dí un corto beso de buenos días, no le respondí, y me arrepiento, pero no sería de lo único que me arrepentiría, más bien, ni siquiera sería el mayor arrepentimiento de ese día. Vaya día asqueroso.
Nos levantamos, nos vestimos y fuimos juntos a la cocina, ninguno de los dos sabía cocinar, y aun así intentamos cocinar algo para tener algo en el estómago antes de irnos del pueblo, se suponía que íbamos a hablar con María (creo que se llamaba así), tampoco recuerdo en qué momento cambiamos de planes, ni siquiera sé si en algún momento fuí partícipe activo de el mismo. Ni siquiera sabíamos adónde íbamos a ir, o siquiera qué íbamos a hacer, lo único que teníamos claro hasta el momento es que, si no salíamos de allí lo más pronto posible, no lo haríamos vivo.
—Vamos a irnos por medio del bosque, así no nos verán, ¿te parece, mi Juancito? —me preguntó, estaba un poco perdido, mentalmente perdido, principalmente por lo que había pasado la noche anterior, o quizás porque nos estaban persiguiendo, o quizás por lo del profesor, o quizás porque tenía miedo, o quizás, simplemente, me perdí en sus ojos. Sí, así de perdido estaba. Traté de enfocarme, por él lo intenté. Lo miré y él notó lo perdido que estaba, sus ojos me lo dijeron, sus hermosos ojos color avellana oscuro. Dios santo cómo amaba esos ojos.
—Me parece, mi amor —lo llamé así por primera vez, nunca supe porqué lo hice, simplemente me nació, y justamente esa fue una de las únicas cosas de las que no me arrepiento de ese día. Sonreí. Mi sonrisa era falsa, o eso creo ahora, quería que él se sintiera bien, a pesar de que sabía que ninguno de los dos nos podíamos llegar a sentir bien, al fin y al cabo yo había sido el que nos había metido en ese problema, y él estaba ahí para solucionarlo, mínimo podía hacerlo sentir algo que no fuera pesar mientras lo hacía. Qué inútil era. Me sentía asquerosamente mal y lo hacía ver con cada acción que realizaba, así que creo que ese día, gracias a mí, fue el peor de todos para él, aunque no todo de mí lo arruinó, y aún así siento que, si yo hubiera sido un poco más dulce, atento, amable; menos yo. Ese día no habría sido tan horrible para él ¿No? Bueno, igual sería el peor día de mi vida, pero eso es caso aparte. Perdóname Dante, donde sea que estás, perdón por arruinar ese día para ti.
Estuvimos un par de horas hablando sobre cómo íbamos a huir del lugar, quizás el dolor de cabeza que comenzaba recaer en mí en ese momento era cada vez más intenso, pero de todos modos disfruté esos momentos, no lo daba a demostrar mucho con mi cara, nunca lo demostraba y menos con lo mal que me sentía por dentro, y, aun así, en el fondo todo era maravilloso. Era un mundo de rosas, uno que solamente estaba allí por unos segundos, cortos segundos.
Llegó el momento de la verdad. Cuando todo se destruyó, cuando las montañas se derrumbaron, todo se volvió negro y, después de ese preciso momento yo nunca volvería a ser el mismo. Un eje de sufrimiento.
Salimos de la casa y comenzó el plan. No era un plan muy complejo, la verdad es que no tenía mayor profundidad, teníamos que salir e ir por medio de todo el bosque hasta el río y, con una tabla que Dante llevaba en la mano, nos íbamos a ir río abajo hasta que en algún momento llegáramos hasta el mar, si es que llegábamos. Ninguno de los dos fue nunca bueno en geografía, pero sí sabíamos que en algún momento llegaríamos hasta algún lado ¿No? Eso esperábamos.
Caminando entre los árboles, estábamos agarrados de la mano. Según cualquier persona que nos viera diría que ambos estábamos caminando simultáneamente y a la par, pero la verdad yo lo sentí como si él me estuviera llevando, y no me quejo, no habría sido la primera vez que Dante "me lleva", por así decirlo, era común que él me "llevara" para varías cosas, en especial si tenía como objetivo protegerme, algo que siempre buscó hacer. Y yo siempre dejé que me "llevara". Quizás por eso lo amaba, porque me ayudaba en todo, nunca fue una carga; más bien, yo sí sentía que era una carga, hasta creo que él lo llegó a sentir, pero ¿Quién sabe? Ya no se lo puedo preguntar de todos modos.
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Before The Universes
Romance"En el momento que dos almas poderosas se unen se crea un vínculo inquebrantable, uno que ni yo mismo podría romper con todo el poder que se me fue entregado. El amor es magia y la magia está en cada unos de nosotros." - Fénix. Esta historia relata...