Before The Universes

PARTE VII (golpe de realidad)

Hojas otoñales recaían sobre el viejo maletín ya repleto de polvo, los árboles cada vez tenían menos hojas y la víspera navideña cada vez se sentía más cerca. Pronto llegarían las vacaciones de invierno, aunque era un hecho que para algunas personas nunca llegarían esas fechas. Ya habiendo comenzado las clases desde hace algunos meses atrás y sabiendo las circunstancias en las que Juan y Dante se encontraban, era lógico entender que estarían bastante ocupados. De todos modos, el par se veía con regularidad, más seguido que cualquier par de amigos, aunque técnicamente no eran amigos, ¿Cierto? La verdad no había una respuesta correcta para esa pregunta, ni tampoco para la pregunta "¿qué eran?" porque sí bien parecían adorarse, la confusión del castaño era bastante notable, quizás por eso no quería pasar tanto tiempo con él. Quizás por eso aún no respondía el "¿estamos bien?".

El mayor aún no le contaba sobre el maletín a Juan, a pesar de ello, quería contarle, aunque no confiaba en que él estuviera preparado para ello, o siquiera que le creyera, era casi surrealista decir que se encontró un maletín gracias a una especie de sueño raro. Por ésto él tampoco había revisado el maletín, más bien, ni siquiera sabía si seguía allí. Pero su mayor preocupación es otra, la verdad, su padre podía notar en cualquier momento ese cordón que lo saludaba desde el techo, quizás no era mucho de lo que preocuparse, al fin y al cabo él no sabía de esta escotilla en el techo ¿o sí?

Además de lo mencionado, Dante también estaba en un proceso de auto-entendimiento. Literalmente había visto el pasado, algo que era científicamente imposible, pero él creía que sólo había sido un mensaje de "Dios", o algo así mediante un sueño, la realidad no podía estar más lejos de esto, de todos modos sus dudas aún persistían. Horas, trás horas, trás horas eran gastadas en la biblioteca, nunca había leído tantos libros en su tiempo libre, su meta más cercana era saber lo que le estaba pasando.

Por otro lado, la meta más cercana de Juan era otra. Él estaba sentado esperando los cinco minutos que faltaban para que sonara la campana, cada vez se le hacían más pesadas las clases y últimamente estaba pensando en el pelirrojo bastante, tanto que sentía que era lo único que pensaba, si le preguntaban, lo más probable es que su pensamiento más sincero sería que no lo quería pensar tanto, aunque sabía que le gustaba mucho. No entendía lo que le pasaba y quizás era eso lo que lo hacía hacer ésto tanto, pero lo peor no era eso, sino que mientras más se mataba la cabeza con esos pensamientos, más se frustraba, sus sentimientos estaban totalmente descontrolados.

Así fue como por fin suena la campana, el momento más esperado por casi todas las personas allí presentes. Si se lo preguntaban al de la primera fila también lo era, pero él no movió ni un hueso. Juancito se quedó sentado esperando que se quedara solo con el adulto, para así poder ir a hablarle. Cuando ya estaba casi vacía la sala el menor comenzó a acercarse a la mesa del cuarentón para hacerle su penosa petición. El profesor veía como el joven caminaba hacia su lugar, se incorporó como si se acercara alguien importante hacia él, pero, contrario era lo que decía su gesto, el cual demostraba confusión.

El miedo que le tenía al castaño bigotudo que tenía enfrente era casi imposible de comparar, el hombre por sí sólo era bastante intimidante, pero como los trataba era la verdadera razón de su terror. El simple hecho de no saber cómo iba a reaccionar era suficiente para paralizarse y salir corriendo, pero su valentía no se lo permitió. Siguió hasta el pantano lleno de cocodrilos y pirañas, uno del cual no podría salir en un largo tiempo.

—Qui-isiera que me diera clases particulares de su materia. —Sus labios temblaban al hablar, a diferencia de la rigidez del adulto. Se levantó y el miedo aumentó sin más, pero lo que más aumentó fue la incomodidad del castaño, no entendía lo que él hacía, o porqué se acercaba cada vez más—. ¿É-eso es u-un sí?