X. LUCAS 2:14

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Si existía algo que era capaz de hundir a un ángel como él, era el silencio

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Si existía algo que era capaz de hundir a un ángel como él, era el silencio. El silencio siempre era malo para Ithuriel, era tener la oportunidad para sumirse en sus propios pensamientos y auto flagelarse por todas y cada una de las decisiones en su vida. Era víctima y verdugo de su propio dolor. Y daba igual que el cuerpo al que estuviera aferrado fuera caliente y agradable, que la oficina estuviese llena del fuerte tecleo de esos dedos, ni que la barba de Nikolai le hiciera cosquillas...había algo mal ahí y era su culpa.

Quizás no debió hablar. Sí, era eso. Debió quedarse callado, dejar que Nikolai siguiera insistiendo o callarlo con un beso que le arrancase el aliento, posiblemente hacerlo sobre el escritorio y el tema ahí quedaría zanjado ¿por qué entonces había dicho lo peor que pudo habérsele ocurrido? Desvelar de esa forma la mentira en la que ambos vivían les sumió en un silencio que estaba matándolo, Nikolai había apretado los labios y para su sorpresa, no dijo nada.

Ithuriel quiso arrepentirse nada más ver esa cara en desgracia.

De todas las reacciones que imaginó, esa no era una de ellas. Si Nikolai era un mal hombre, peligroso, un hombre de familia que engañaba a su mujer con un prostituto cualquiera ¿qué hacía poniendo esa cara cuando el mismo prostituto le admitía que solo estaban viviendo una mentira? Que como todo, acabaría en algún momento, que era mejor no aferrarse y creer eterno aquello que ambos sabían jamás tendría futuro.

¿Por qué entonces Nikolai se vio tan desgraciado?

Lo pensó y lo pensó. No dejó de pensarlo en ningún momento e intentó compensarlo al mantenerse ahí a su lado, acurrucado como un bebé mientras, de vez en cuando, dejaba un beso en su cuello solo para hacerle saber que no se había dormido. No era así como Ithuriel se imaginó esa noche, incomoda y pesada; lo siguió pensando incluso cuando Nikolai apagó el ordenador y le indicó que ya podían irse, era de madrugada, tenía sueño y a juzgar por los bostezos del hombre, él también.

Así que siguió pensándolo mientras caminaba detrás de él por los pasillos del edificio. Las luces estaban todas apagadas y solo era capaz de darse cuenta de las cámaras por las luces rojas que indicaban estar encendidas; bajó la cabeza, ocultó su rostro y se escondió detrás de la espalda de Nikolai, ya era bastante grave...pero él iba relajado, sin problemas, y el ángel se preguntó si era debido a que el demonio controlaba ese infierno. Quizás no debía temer ahí. Eso no hizo que escapara de su escondite.

Nikolai lo llevó por pasillos y tomaron las escaleras en lugar del ascensor, cosa que agradeció. El silencio y la tensión le tenían comiéndose las uñas, no iba a soportar un ascensor, menos sabiendo que estaría a solas con él en el auto. No quería afrontar ninguna conversación. Tampoco las consecuencias de sus palabras. Quería seguir siendo un buen niño.

—¿Nikolai?

Ithuriel se tensó como si su vida estuviese en peligro y chocó contra la espalda de Nikolai cuando una voz femenina rompió en el silencio de su huida. No pudo ver de quien se trataba, pero con rapidez alzó la mirada hacia Nikolai con la esperanza de no ver tensión en él, miedo o algo peor. Le vio tan relajado como de costumbre.

Como viven los ángelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora