XIII. Imperium

1.9K 160 68
                                    

Pasó saliva en un grueso trago al mirarse al espejo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasó saliva en un grueso trago al mirarse al espejo. Estaba demasiado vestido para lo que acostumbraba.

Sin embargo, el traje le quedaba a la perfección. Y le hacía sentirse bien.

Ithuriel no sabía que pensar mientras su reflejo le devolvía la mirada. La persona ahí no era él, no lo parecía, iba en traje, demasiado formal, demasiado...profesional, y bonito. Sí, se sentía bonito. Parecía hecho a la medida, quizás así fuese, porque Nikolai lo había enviado para él directamente, y no dudaba que esas manos ya conocieran a la perfección la silueta que le gustaba recorrer.

Aunque él lo llamaba muy formal, no era un traje completo tampoco. Venía con saco, pero a Ithuriel no le gustaba usar sacos, tampoco estaba acostumbrado a vestir de traje, pero verse abrazado por las telas suaves de la camisa color hueso y los pantalones de ese bonito azul cenizo, recién bañado, perfumado y arreglado, le hacían sentirse una persona de verdad. Casi podía compararlo a cuando Nikolai lo rodeaba con sus brazos, pero jamás algo se le igualaría a ello.

Ithuriel tiene un problema...bueno, en realidad tenía demasiados, pero esa noche solo quería pensar en uno solo y era el no romperse de nervios frente a Nikolai en la cita a la que le había invitado.

Cita.

La palabra aún se sentía demasiado extraña para alguien como él. Era tan ajena a su estilo de vida que mirarse al espejo con ese traje elegante era muy raro cuando la gente solo lo llamaba para quitarse la ropa, no para ponerse cosas así de caras y bellas, invitarlo a salir sin otras intenciones y conversar. Seguía sin creérselo, no entendía cómo era posible que luego de la pesada conversación, Nikolai borrase cualquier rastro de pelea al confesarle cuanto le quería y que sólo volvería a repetírselo si aceptaba una cita.

Cita.

¿Se merecía una cita?

Le había enviado el traje, le había pedido estar listo a una hora en concreto y que no hiciera planes para el día siguiente. Le emocionaba saber que pasarían la noche entera juntos, pero estaba nervioso ¿a dónde irían? Seguro sería en la privacidad de aquella bonita casa, a lo mejor en la intimidad, quizás el traje era solo para tener más ropa que quitar y divertirse entre ellos en cama. No tenía expectativas, nunca las tenía, sus únicas expectativas era que Nikolai jamás lo soltara. Tenía miedo a decepcionarlo, a no ser suficiente para él pero si era él justamente quien luchaba como un desesperado porque tenían ¿por qué Ithuriel aún se hundía en dudas?

Su teléfono timbró, sonrió desde antes de ver quien era pues ya lo sabía. Tenía un sonido solo para él. Encontró corazones y caras sonrientes ante la pregunta de si estaba listo, de cuanto quería verlo, el estómago se le alborotó como si millones de mariposas estuviesen volando ahí y, pese a todos los problemas que tenía encima y las dudas, un mensaje de Nikolai ansioso por verlo lograba calmar hasta las peores de las tormentas.

Las cosas no habían terminado del todo bien luego de la conversación en aquella casa, terminó tenso, con un ángel nervioso por las verdades a las que fue enfrentado, a las mentiras que jamás pensó saldrían de su boca con aquella facilidad que le crispaba los nervios, y por sobre todo: por ese "me gustas" que aún aceleraba su corazón.

Como viven los ángelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora