Deseo - Chase X Gasket

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Caminando hacia una pradera, casi llegado el atardecer, Skye andaba hacia el encuentro de Chase. El grass en sus patas aliviaba a pocos el nerviosismo creciente en su pecho, mientras trataba de idear las palabras con las que iba a corresponder a los sentimientos del pastor. 

El policía era un manojo de nervios esa noche en el cuartel luego de un día cualquiera de juegos, en la que se confesó casi entre lágrimas. Skye no sabía qué decir en lo más mínimo cuando escuchó los sentimientos desbordados de Chase, por lo que le pidió tiempo para procesarlo. De ese suceso habían pasado unos cuantos días, y Skye había encontrado dentro de sí un espacio muy especial para él.

Ese día Chase no estaba en el cuartel, había salido a caminar, posiblemente por esos sentimientos no correspondidos, como creía. Preguntando a los otros, le dijeron que suele ir a cierta pradera verde al otro extremo de la ciudad. Entonces, como predestinado por el romance, ella fue a su encuentro a la hora en que el sol se ponía, espernado encontrarlo sentado mirando al horizonte.

Se divisaba un árbol en la cima, que aparecía al lado de las nubes. Skye se aceleró con cada segundo. Ya no aguantaba el desborde de sentimientos de la escena y lo que le esperaba. 

Cuando entonces, justo de lado a la sombra proyectada, se nota el pelaje oscuro parado contra el tronco en dos patas, con la cola moviéndose suavemente a cierto ritmo. Skye suspiró y aceleró su paso hasta llegar a él. Dobló hacia su encuentro y lo que encontró...

La razón de que Chase tuvera ambas patas contra el árbol era que forzaban a otra cachorra contra el tronco, y forzaba su lengua dentro de su boca, en una sesión de besos apasionados, bajo un coro de gemidos callados entre ambos. Gasket, de la pandilla de motociclistas, presionaba contra su pecho al policía, ambos sobre el otro en un forcejeo de ojos entrecerrados y deseos insaciables.

Skye veía con horror mientras el cielo oscurecía. Luego del incidente en la casita de Marshall, uno pensaría que se hubiera acabado, que su venganza estaba completa, pero era el principio. Gasket la miró de reojo, y presionó con su pata cerca de la cola de Chase, lo que lo hizo ir con más fuerza contra ella, intensificando sus besos y rozando su entrepierna contra ella...

La aviadora corrió sin ver atrás, sin ser vista, dando la espalda al horizonte oscuro, manchado de la lujuria desprendida de los gemidos disipados a lo lejos.

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