Estar a la sombra de un gemelo solo demuestra lo poco que destacas. Al menos eso es lo que pensaba Tuck mientras todos alababan el gran trabajo que su hermana Ella hizo en el último rescate contra Ladybird. Sostener un puente con su cuerpo y salvar a su diminuto hermano de una caída de veinte metros era de elogiarse, y es que sus poderes con la influencia del meteorito se prestaban para hacer grandes cosas, literalmente. Pero él, no realmente.
Avanzaba el cachorro dorado por las cercanías de la torre pensando. Adoraba a su hermana, era increíble que pudieran ayudar a los PAW Patrol en sus rescates y que la reconocieran por ello. Pensó de nuevo y se sintió mal por sentirse celoso del éxito de su gemela, ¿no debía ser suficiente con haber hecho lo correcto? Tal vez no. Miró al sol a lo lejos y recordó a los amigos que hizo. Todos ellos parecían amables, todos eran tan evidentemente felices de conocerlos, y no pensó que no les agradara. Sin embargo, no pudo decir que hizo una conexión especial con ninguno.
"¡Oye, Tuck!"
Tan difuso como el recuerdo de cada cachorro del equipo, escuchó una voz que no reconoció por nombre. Volteó y vio a un cachorro de pastor alemán, alto, sonriente, que movía la cola emocionado. Se sintió extraño y se le olvidó por un rato que no recordaba su nombre.
"Hola, eh..." Dudó por un segundo. "¿Chase...?"
"S-Si, soy yo", pronunció el cachorro. "S-Solo venía a decir... buen trabajo en el rescate de hoy."
Un temblor interno lo impidió de responder inmediatamente, al ser la primera vez que lo felicitaban. "No fue nada, en serio. Ella hizo la mayor parte del trabajo." Intentaba ser humilde y caía en un auto desprecio involuntario.
"¿De qué hablas? Fue muy genial que te infiltraras en la guarida de Ladybird y que le quitaras el meteorito de una patada." El cachorro empezó a jugar a dar patadas en el aire en su mímica. "Lástima que estuvieran tan alto en el aire, pudo terminar mal."
"Sí, suerte que mi hermana estaba ahí." Sí era algo de lo que estar agradecido. "Me hubiera gustado ayudar más como ella, pero creo que mi poder no es tan grandioso..."
"Hey, date algo de crédito. Sin ti, esa pajarraca se hubiera llevado quién sabe cuantos tesoros." Sin darse cuenta, el cachorro se había acercado bastante. "Por cierto, ¿quieres venir a jugar?"
"¿Jugar?" Tuck vio detrás de él. "¿Y los demás?"
"Deben estar adentro. Pensé que querrías jugar también." La expresión del cachorro dorado cambió de repente, al darse cuenta que jugaría a solas con este cachorro amigable, al que sería el primero del que recordaría su nombre. "P-Pero si no quieres no tienes que hacerlo, solo decía..." el pobre cachorro empezó a ponerse nervioso.
"¡Claro! Vamos, Chase."
Tuck no era consciente de su propio encanto natural, el cual había hecho que Chase no le quitara los ojos de encima desde que lo conoció esa mañana. Al igual que de su potencial como rescatista, el cual Chase le recordó constantemente los meses en que volvía a la torre a pasar el rato, misteriosamente jugando a solas con dicho cachorro todo el tiempo.
Se dice que entre esos días fue que se besaron por primera vez, pero nadie sabe.