21.- Y llegaron los colores.| P2.

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Día 20/Disculpa y pelea

Aclaraciones:

—Continuación del día 15 (Almas gemelas).

° ° °

Las personas pasan a su lado, algunas lo saludan en señal de respeto, otras lo miran curiosas, no presta tanta atención de cualquier forma, la realidad es que no ha dejado de pensar ni por un segundo en la posibilidad de que exista alguien destinado a él.

¿Hombre o mujer? ¿Lejos o cerca? ¿Soportable o irritable?

Tantas cuestiones lo rodean.

Tony gira su cabeza visualizando su reflejo en una puerta de un local de ropa, mira su cabello tan colorido, ¿Cómo es que se le ocurrió hacerle tremenda cosa a su cabello? ¿Acaso sería un payaso?

Espera que uno atractivo, al menos.

Sigue caminando, Pepper le menciono de una estética famosa en el centro de la ciudad, necesitaba cambiar el color de su cabello. Camina varias calles y comienza a cansarse, si Pepper no le hubiera sugerido salir a andar por la ciudad para quitar su estrés, hubiera podido pedir que lo llevasen y no estaría deambulando siendo objetivo de las miradas chismosas.

Nota la mirada de una pequeña niña a la distancia, la cual come de su helado, él le devuelve la mirada curiosa, y por esa fracción de segundo su mente da paso a los sueños de la noche anterior; el helado y el cabello castaño se proyectan.

Tony se gira y busca una heladería, quiere un helado. Cuando la encuentra, se acerca, una joven rubia es quien atiende.

—Uno de vainilla, por favor. —pide Tony.

La rubia lo mira.

—Parece que se volverá una moda traer el cabello colorido.

—¿Disculpa? —cuestiona confuso.

La rubia le sonríe y toma un cono de helado.

—Un chico vino hace poco a comprar helado y lo traía de la misma forma —explica, mientras deposita el helado sobre el cono—. Siempre viene, es muy lindo.

—Oh. —Alcanza a decir, toma el cono—. Supongo que será moda...

—Seguro que sí, tenga buena tarde.

Tony asiente y sale de la heladería preguntándose si acaso seria su...

No. Quizá si sería una coincidencia.

Sigue su camino a la torre, disfrutando del helado, es dulce y le hace sentirse tranquilo después de todo. Voltea cuando escucha un claxon de un auto sonar y el grito de alguien.

Se queda en shock durante un segundo, pero no duda en caminar tras el chico, luce el cabello de la misma forma que el mismo. Alcanza a ver que lleva audífonos colocados y que seguramente es el motivo por el cual casi es arrollado a mitad de la ciudad.

Lo sigue, siendo discreto, hasta llegar a un callejón solitario.

—Bien, deje de seguirme —dice el chico volteando para encararlo—. ¿Qué es lo que-

Peter se queda en el mismo estado que Tony, ambos mirándose, queriendo pronunciar tanto, y sus palabras tan ausentes.

—Yo... eh, tu cabello... —alcanza a pronunciar Tony.

—...

—¿Qué tan mal estas para pintártelo así? —pregunta Tony sintiendo el enojo repentinamente invadirlo.

—¿Di-disculpe? ¿Acaso usted no se ha visto al espejo? —Regresa Peter—. Y todavía se encuentra comiendo helado de vainilla, que asco.

—Tú tienes uno de chocolate con más chocolate encima, eso debería ser peor. Toda esa azúcar te dará diabetes.

—No tiene derecho a seguirme durante 5 cuadras y todavía juzgarme.

—¿Por qué pintaste tu cabello como mierda de unicornio? —vuele a cuestionar Tony.

No sabe ni porque esta tan enojado, solo lo vio y todas sus emociones comenzaron a nublarse.

—Vuelvo a repetir, ¿no se ha visto? Al menos yo aún estoy en edad de estos detalles, usted tiene, ¿Cuántos? ¿Sesenta?

—Mocoso grosero.

—Usted fue el primero en atacarme. —Se defiende Peter pegándose a la pared.

Tony suspira, le molesta estar tan en descontrol con su cuerpo y emociones, siempre ha sabido manejarse a sí mismo, no entiende el cambio ahora.

—Está bien, discúlpame, no entiendo que me pasa. —Peter lo mira con desconfianza—. Si de algo te sirve, creo que se te ve muy... lindo.

El chico baja la guardia y se relaja.

—Disculpa aceptada.

Peter tiende la mano en señal de saludo, la cual es tomado, al hacer contacto físico ambos sienten un reflejo colorido aturdirlos por un segundo.

—Yo eh... me lo pinte el día de ayer, y no lo escogí yo. —aclara.

—Espera... ¿fue ayer? —pregunta.

¿Acaso podría ser él?

—¿Y usted?

—Yo eh... desperté así por la mañana, no sé qué paso.

—¿Podría ser mí...-

—Tal vez —interrumpe Tony—. Deberíamos hablar en un lugar más seguro.

Peter asiente. Ambos salen del callejón, ambos dirigiéndose a un lugar más cómodo. 


 

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Tony & Peter | Starker | Antología. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora