Eddie caminaba, sin recordar de dónde venía. El sendero terminó y se abrió paso un bosque inconmensurable. «Sigue caminando» se dijo a sí mismo. Y al adentrarse en las profundidades del bosque, divisó el primer destello humano: una mochila. Enmedio de la nada, abandonada. Eddie estaba hambriento y su mejor opción fue revisar aquello. Al acercarse, la mochila se transformó en una enorme planta carnívora, abriendo su mandíbula de par en par y comiendo a Eddie de un bocado, expulsando un humo verde y botando los huesos restantes en el estanque tras de sí, junto al resto de sus víctimas.