- ...y los resultados son positivos. Su sangre está en la escena y la comparación dio un porcentaje de noventa y ocho por ciento de similitud.
Mi boca se abrió al escuchar aquello, pero ¿cómo? ¿Cómo podía ser mi sangre?-No es cierto. -Dije con seguridad. -Está mintiendo, alteraron las pruebas, alteraron mi sangre, esos resultados son falsos. ¡YO NO HICE NADA! ¡ME QUIEREN HECHAR LA CULPA Y NO SE LO VOY A PERMITIR! Si de verdad es mi sangre, si de verdad fui yo, dígame entonces donde carajos está la herida, para que alguien sangre tiene que tener una herida en el cuerpo, y yo desde luego no tengo ninguna, salvo la marca del piquete que me hizo usted mismo para extraer la muestra de mi sangre. ¡Adelante revíseme! -Había entrado en cólera, de verdad, en ese momento sentí que podía ser capaz de arrancarle las cabezas, aunque fuera a mordidas.
-El juicio será dentro de una semana, total ya has pasado veinte días aquí, siete días más no supondrán nada para ti, tomate esta semana como unas vacaciones antes de que seas trasladada a una prisión de máxima seguridad, ahí te aseguro que no será para nada igual a la cómoda celda a la que se seguro ya estás acostumbrada. -Joder, se estaba burlando, el gordo, aquel cabrón, se estaba burlando de mí.
«Maggie por favor ¿Me dejas matarlo?»
Mi mirada se trasladó hacia el señor Miller, en sus ojos había pena, lástima por mí, por no poder ayudarme, por no poder hacer nada, y fue ahí cuando sentí miedo de verdad, no era un miedo como un susto similar a los que sientes cuando estas en peligro o cuando vez una película de terror, era un pánico lleno de preocupación, como si mi vida se hubiera acabado, como si estuviera acorralada sin salida, como si en el futuro me esperara algo realmente malo.
-No fui yo. No fui yo, lo prometo. -Repetía una y otra vez. Aunque todos me dijeran lo contrario, aunque todas las pruebas me apuntaran a mí, yo sabía que no lo había hecho, sabía que no tenía nada que ver, sabía que era inocente.
Las manos gigantescas de Brandon me agarraron y traté de alejarme de él y forcejear, pero su compañero, lo ayudó, y mi fuerza no fue suficiente para vencerlos a ambos, grité, patalee, mordí, golpee y no sirvió de nada, juraba que mis gritos se escuchaban en toda la comisaría, llené los pasillos con estos y no me sirvió de nada. De vuelta en mi celda solo podía llorar, no por tristeza, sino por impotencia, por rabia. Las opciones se me habían acabado, ya todos lo daban por hecho, para todos yo era la asesina, y esto solo sacaba lo peor de mí, frustración, enojo, ganas de golpear a todos con todas mis fuerzas. No era justo, no me merecía esto, yo solo quería dar con el culpable, encontrar los cuerpos de Sofía y Karen, hacer pagar al encapuchado con una condena de cadena perpetua, y continuar con mi vida, seguir dando clases y tener una anécdota interesante para contar a mis nietos cuando fuera anciana, pero la única anécdota que contaría sería como estuve condenada en prisión siendo acusada de crímenes que obviamente no cometí.
El verdadero culpable seguía allá afuera, y puede que hubiera parado sus andanzas, a lo mejor lo hizo de forma intencional, le convenía que me hubieran atrapado e incriminado, así él saldría libre de todo esto.
***
-... ¿Jura decir la verdad? -Dijo alguien sosteniendo una biblia debajo de la palma de mi mano.-Siempre la he dicho. -Dije desganada y con actitud rendida. El hombre me miró con mirada insistente, como si esas no fueran las palabras que debía decir, como si aquello fuera un libreto de telenovela y estuviera diciendo el texto incorrecto. -Juro. -Dije sin más y este se alejó a ocupar su asiento en frete de nosotros próximo al juez de la sala, a nuestro alrededor no había demasiada gente; desde luego se encontraba el sheriff Brandon y su compañero, el gordo; y como espectadores se encontraban las familias de las niñas desaparecidas, el director Benítez y Samuel.
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Desaparecidas
Mystery / ThrillerMaggie Mendes es maestra en una escuela primaria de San José, un pequeño pueblo donde nunca pasa nada raro e interesante; todos se conocen, todos son cercanos, todos tienen la certeza de que viven en un lugar seguro; el pueblo se ha mantenido bajo e...