Capítulo 6: Revelando secretos.

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Las finas gotas de lluvia caían sobre el césped del cementerio, eran diminutas, como un fino velo de agua que caía desde el cielo y llegaban al suelo con tal delicadeza que parecían ser tímidas ante su caída, como si cuidaran de no mojar a los presentes en aquel entierro.

El olor a pasto mojado y flores llenaban todo el bastión y un ataúd descendía en la fosa que horas antes habían cavado para enterrar el cuerpo inerte de Morgan. La caja en forma rectangular se sumergía entre la tierra y el lodo, asegurándose de dejar en las profundidades los restos de aquella persona que alguna vez consideré el amor de mi vida.

Juraría que mi conciencia lloraba a escondidas en mi subconsciente, guardándole luto a Morgan, recordando los momentos que vivimos, y solo por ese instante me permití recordar las cosas buenas de su personalidad; como novio era todo un desastre, de eso no tenía dudas, pero debido a toda mi rabia y frustración había olvidado que Morgan también tenía cosas muy buenas; era un buen doctor, se preocupaba por sus pacientes y los trataba con amabilidad. Él tenía un corazón bondadoso cuando se lo proponía, aun podía recordar aquella vez cuando se encontró a un cachorro abandonado en el centro del pueblo junto a la iglesia católica, el pobre vagó por días entre los bancos y las estatuas de los santos hasta que Morgan lo vio y tuvo un corazón bondadoso, lo llevó su casa y adoptó al ya no tan pequeño Bobby.

Mis pulmones se cargaron de oxígeno para luego soltar un suspiro provocado por aquellas imágenes desfilando por mi mente; mis pulmones se llenaron de un oxígeno húmedo, cargado de olor a césped, lodo y muerte. Puede que Morgan fuera un idiota, pero no se merecía una muerte como aquella, en realidad nadie la merecía.

Un paraguas negro se posó en lo alto de mi cabeza, Jordan lo sostenía para mí, no era lo suficientemente amplio como para resguardarnos a ambos, el hombro izquierdo de su traje estaba mojado al igual que una parte de su pelo, al ser más alto que yo permanecía encorvado en una posición que debía ser demasiada incómoda para él, pero no se quejaba, solo permanecía a mi lado guardando silencio, mostrándome su apoyo una vez más.

Mi vista dejo de mirar el ataúd de Morgan y se alzó para mirar a mi hermano, su mandíbula estaba muy marcada y tensa debido a la presión entre sus dientes y por su rostro se estaba formando una pequeña sombra con pelitos diminutos apareciendo en lo más bajo de su cara, sus ojeras delataban que no había dormido bien, y su mano apretando el mango del paraguas hasta el punto de que sus nudillos perdieran el color y se tornaran pálidos, demostraba que Jordan lo estaba pasando muy mal; Morgan no le caía nada bien, pero de alguna manera su asesinato lo tenía conmovido y preocupado al igual que a todos los pueblerinos, quienes se tomaron la molestia de asistir al funeral.

La asistencia había sido mayor de lo que pude imaginar; debido a los acontecimientos Morgan se había vuelto poco popular entre los pueblerinos, en las últimas semanas todos pensaban que había sido el culpable de las desapariciones, pero luego de ser asesinado precisamente en su celda, a manos de ese encapuchado sin rostro, todos habían cambiado de opinión, convenciéndose de que nuestro psicólogo era inocente.

Las cámaras habían captado a su agresor y el atroz acto de homicidio, dejando zanjado el tema de que el verdadero culpable todavía se mantenía suelto por ahí, caminando libremente por las calles de San José de las Lajas, incluso podría estar en el entierro, entre los presentes.

No pude evitarlo, mi cabeza giró como un ventilador tratando de captar algún indicio de la persona que pudiera estar detrás de la capucha, mis ojos se llenaron de vestidos y trajes con tonos negros sombríos como lo requería la ocasión, podía ser cualquiera de los hombres que estaban en aquel lugar

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