-¿Bibi? No quería llamarlo a esta hora, lo siento... ¿lo molesto? Soy __________________ Anderson.
Bibi encendió la lámpara de su mesita de noche.
Empezó a prestar atención a la llamada al escuchar de quién se trataba.
- Por supuesto que no, ¿está todo bien?
- No lo sé... acabo de despertar... y... Jesús... él no está en ninguna parte... lo he buscado por todo el departamento y... - un gemido salió de su garganta.
En realidad, reía muy fuerte por dentro.
- tengo miedo... no sé que hacer... - otro gemido, esta vez más real.
Bibi empezó a alarmarse.
- estoy sola.
- ¿Cómo qué... como qué Jesús no está con usted? -preguntó completamente indignado.
- No... no está en ninguna parte... - le dijo
_______________, a punto de echarse a llorar. Estaba disfrutando muchísimo de esto. No sabía si reírse ahora, o guardarse esa risa para cuando Jesús llegara.
- búsquelo... por favor, tengo miedo...++++
Una fresa más. Esta tenía chocolate derretido sobre ella.
La puso sobre sus abdominales, mientras la saboreaba lentamente con su húmeda lengua.
Jesús gimió. Cerró los ojos y dejó que Sabrina terminara con su trabajo. Era increíble. Espectacular. Bajó sus manos suavemente por el cuerpo de ella, apenas pudo sentir su piel... la erección creció más.
- Deberías tener un idea de como me tienes. - susurró él.
Las caderas de ella se sentaron sobre sus piernas. Otra fresa, Sabrina se inclinó... ésta iría a parar en otra parte.
- oh... nena...
La pequeña fresa adornó el miembro de Jesús aún escondido entre sus pantalones. Bajó hasta la altura de su entrepierna y mordió lentamente uno de los muslos de
Jesús.
- Mnh... - gimió ella. Una vez más volvió a morderlo, mientras Jesús le apretaba el culo a medida que ella aumentaba la fuerza de sus mordidas.
- Sigue, vamos...sigue... - le rogó él.
Jesús tenía la vista nublada. Pero que buena que estaba Sabrina. Podía notar la diferencia entre una simple niña
de diecisiete y una mujer de veintitrés. De pronto, los labios de la rubia encontraron la deliciosa fruta en la punta del pene de
Jesús... se correría... tan solo con el fino contacto de sus labios contra su poderosa masculinidad...
De repente, una llamada.
- Mierda... - se quejó él.
- ¿Contestarás? - preguntó ella
Jesús palmeó el celular de entre sus bolsillos traseros.
Una oleada fría se la pasó en el corazón cuando vio que se trataba de Bibi. Algo estaba saliendo mal, y no le gustaba para nada.
- ¿Señor? - contestó. Sabrina se hizo a un lado, con un gesto nada amable.
- ¿Dónde estás? - le preguntó este de inmediato.
- ¿Yo?... en mi casa señor ¿por qué? ¿ha habido algún problema?
- ________________ Anderson acaba de llamarme, está sola. No vas a tomarme como imbécil Jesús. A mí no.
La sangre se le enfrió. Cerró los ojos, lamentándose milveces por a ver confiado en ella.
- Solo...solo salí para...
- ¿Para follar? ¡coño! Se acabó, estás despe...
- ¡No! no ha sido eso, se lo juro... - se puso de pie, sin importarle que Sabrina aún se haya quedado con ganas de más.
- he salido por un tema personal, pero olvidé decírselo a ____________________...
- Si no estás con ella en menos de cinco minutos, te olvidas de tu maldito trabajo Jesús. De tu jodida paga, de tu jodido auto y de ella... te olvidas de todo.
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