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El fin de semana pasó volando como un vendaval. Luego de desayunar con Hobi, me llevó hasta mi auto y volví a casa donde Jin estaba, para variar, viendo televisión; inmerso en algún documental de la National Geographic. No sé desde cuándo tiene ese tipo de gustos, pero quien soy yo para juzgar un documental, cuando ni siquiera estoy juzgando sus otros gustos... 

El día se fue entre palabras escuetas y una cena en casa de mis padres que me pareció más similar a "la boda roja" de GOT,  que a una cena familiar. Cualquiera diría que en algún momento, mi padre iba a aparecer a mis espaldas y a rajarme el vientre de arriba a abajo. Me gustaría saber la razón por la cual vive disconforme conmigo, si hasta me casé con el tipo que el mismo eligió (ya sabemos como va saliendo eso...)

El hecho de que el padre de Seokjin y el mío sean hombres de negocios muy influyentes, es lo de menos. Lo realmente importante es que son amigos y, nuestra relación, ya había sido pactada desde la cuna. Claro. ¿Cómo iba el heredero a desafiar a su padre, diciendo que en realidad le gustan los hombres y que conmigo no quería ni rozarse? 

Tampoco podría habérmelo dicho a mí... "Jennie, disculpa ¿Te molestaría ser mi esposa pantalla mientras tengo una relación paralela con Namjoon?" Nadie en su sano juicio aceptaría una cosa así. Ni siquiera yo. Creo que esa es la razón por la que no lo ahogué con la almohada, después de semejante revelación. No puedo más que sentir empatía por él si, después de todo, estamos iguales. Los dos metidos en un matrimonio que no nos importó desde un principio. 

Si, Seokjin me había conquistado de alguna manera en su momento. Su risa escandalosa, sus chistes de abuelo y su cara perfecta, eran una red en la que cualquiera podría haber caído. No por nada era el más deseado del instituto. La envidia que se levantó entre las alumnas (y algunos alumnos) cuando se enteraron de nuestra relación, fue un reguero de pólvora. Dimos nuestro mejor esfuerzo, sonriendo a diestra y siniestra cual Lady Di con el príncipe Carlos. Intentamos por todos los medios, simular amor; aunque ya después de un tiempo, no hubo manera de remontar la situación. Nuestros padres realmente iban a desheredarnos, si no seguíamos con su mandato y en nuestra más tierna juventud, no íbamos a arriesgarnos. Como dicen:  "Una vez en el baile, tienes que bailar" y bailamos... Bailamos durante doce años al son de nuestros padres. 

La discusión que se había instalado es que no tenemos hijos, aún estando prontos a cumplir los treinta. Me encantaría poder decirle a mi padre, "Si no me toca ni con un rayo láser, no sé que pretendes que haga". Pero claro, la culpa es mía —según él, por trabajar demasiado— siendo esa la razón por la que no paró de mirarme durante toda la cena, como si quisiera comerme. De todos modos, no quiero tener hijos. Ni con Seokjin ni con nadie. No creo tener la capacidad para soportar a mi familia metiéndose en cada paso de la crianza, como si fuese de ellos. Antes muerta que entregar un hijo a Darth Parker y su imperio. 

Habiendo sobrevivido, a duras penas, aquella cena —todo gracias a mi madre, que ofició de mediadora, aun ganándose sus buenos regaños por "apañarme" —me quedaba pasar el resto del fin de semana. Lo pasé viendo Netflix, lo más alejada de mi esposo que pude y llenándome de palomitas como si quisiera explotar antes del lunes. 

Por supuesto, otro de mis entretenimientos fue imaginar todas las maneras en las que podría asesinar a Charlotte; mezclando un poco de "Saw" con "1000 maneras de morir". Al final me decanté por electrocutarla con un cable pelado, abajo de la lluvia. Lástima los problemas de logística, porque necesitaría un cable de MUY alta tensión para lograr mi cometido y que el sistema meteorológico no le erre. Hierba mala nunca muere por lo que Charlotte debe ser la hermana gemela de "Highlander: el inmortal". 

Encima, para empeorar las cosas, no puedo retractarme de ese mensaje. ¿Que voy a decir? No puedo decirle que mi mejor amiga contestó en mi lugar, por más verdad que sea. Suena a excusa de criatura de cinco años y no se la va a creer ni de casualidad. Tampoco puedo echarle la culpa a la borrachera. Después de todo, los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. Que ese traje le quedaba de muerte, no era  una mentira en lo más mínimo.

El hombre del ascensor / PJM ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora