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Señor Park POV


Siempre lo supe. Sabía que la reconocería en cualquier parte, por muchos años que pasaran. Lo confirmé aquel día en el que la puerta del ascensor, al abrirse, hizo que me encontrara de frente con la profundidad de sus ojos azules. Fueron sólo unos segundos, pero lo suficiente como para arrancarme una sonrisa. 

No me reconoció, lo sé. En los más de diez años que pasaron desde que la vi por última vez, he cambiado mucho. Pero claro, tiene sentido. En aquellos momentos sólo era un crío regordete de apenas quince años, que la miraba a escondidas cada vez que tenía la oportunidad. Era mayor que yo, así que tampoco me animaba a decirle nada. Tenía miedo de que me dijera algo así como "Ve a jugar, niño" o alguna cosa por el estilo. 

Noté el anillo en su dedo anular. Me pregunto si se habrá casado con ese novio idiota que tenía, un tal Seokjin. Todos sospechábamos que era súper gay, se la pasaba todo el tiempo con su amigo Namjoon y a ella prácticamente ni la miraba. Me pasé toda la secundaria preguntándome por qué razón salía con él. La razón del idiota estaba clarísima para mí: Pantalla. 

Hace sólo dos días que terminamos de instalarnos en nuestro nuevo estudio. Esa era la primera vez que subía en ese aparato, para dirigirme a mi nuevo lugar de trabajo. Tiene que ser cosa del destino que la primer persona que me encuentre sea ella. Jennie... No ha cambiado casi nada. Su cabello castaño está un poco más largo, igual de ondulado y brillante que siempre. En su rostro no hay residuos del paso de los años y su cuerpo... Dios mío, su cuerpo. Sus tetas perfectas, su culo redondeado que tan bien se ve en esas faldas de tubo que usa. 

No pude evitar acercarme a ella. Quizás haya sido una movida un poco agresiva de mi parte, el tomarla por la cintura de esa manera. Pero no pude evitarlo, sus curvas me atrajeron como un imán. Mi Jennie está de nuevo cerca de mí y no tengo planeado dejarla ir a ninguna parte. Aunque se me vaya la vida en ello, voy a hacerla mía. 

Sabía que ya había ingresado a mi oficina. "¿Señor Park?", ojalá lograra hacerla decir mi nombre completo arriba de este escritorio. Pero voy a tomarlo con calma. Me di vuelta lentamente, aumentando su tensión. Sé que está esperando a saber quién es el tipo escondido detrás de esta estúpida silla (lo bien que hice en comprarla, se acaba de pagar sola). 

Su cara al verme fue un poema. Se quedó con los ojos grandes como platos y la boca entreabierta, como si hubiese visto un fantasma. Me hubiera reído, si no fuera porque mi mente estaba viajando hacia su boca, imaginando todas las maneras en las que me comería esos labios rojizos y redondeados. 

— Buenas tardes, señorita Kim —saludé, levantándome con toda tranquilidad de mi asiento. Mi corazón estaba a punto de salirse de mi cuerpo, pero aún así mantuve la compostura. 

—Bu-buenas tardes, se-señor Park —Tartamudeó, haciendo que se me escapara una sonrisa inmediatamente. 

La estaba poniendo tan nerviosa, que sólo quería provocarla más. Por eso, comencé a acercarme lentamente hacia ella. Pude ver como tragaba en seco, cada vez que avanzaba un paso más cerca de su cuerpo. Si... definitivamente es mi Jennie. 

— ¿Cómo sabe mi nombre? —Logró articular, sin salir de su estupor. 

— No fue muy difícil. El señor Cheong me lo dijo, cuando me avisó que la enviaría con los documentos. 

Ahhh... El señor Cheong. Ese regordete fue duro de roer, pero al final logré convencerlo de trabajar con nuestro estudio. Sólo tuve que averiguar que clase de empresa era la que habitaba en el piso 23 y cuando me enteré de que era un financiera, canté BINGO. Mejor fue todavía cuando supe que Jennie era la asistente del CEO. Había encontrado la excusa perfecta para verla. 

— Ah. Cierto... Bueno, aquí tiene la carpeta con los documentos —respondió mientras me entregaba la carpeta, extendiendo esas dos preciosas manos hacia mí. 

Tomé la carpeta con mi mano derecha, aprovechando para acercarme un poco más. Desde mi lugar podía sentir el perfume floral que desprendía su cuello. Su aroma me llamaba y mis neuronas se estaban comenzando a alborotar. De verdad que quería mantener la compostura, pero me estaba resultando imposible. Finalmente tuve el impulso de arrojar la carpeta sobre el escritorio, provocando que los papeles se desparramaran sobre la madera. Puede que se haya asustado, pero aún así no se movió ni un milímetro. Sus ojos azules se quedaron, penetrantes, mirándome con sorpresa. 

Decidí dar un paso más. Acerqué mi mano izquierda a su cabello acomodando un mechón detrás de su oreja, tan suave como me lo imaginaba. Luego, posé suavemente mi mano sobre su mejilla. Sentí el ardor subir a través de su blanco y pálido rostro, poniéndose de un color sonrosado tan sexy... «Jennie... si pudiera cogerte ahora mismo arriba del escritorio, lo haría» pensé, tratando con todas mis fuerzas de no descontrolarme.  

No hubo esfuerzo que valiera, porque sin pensarlo ni siquiera un minuto más planté mis labios sobre los suyos en un movimiento tan rápido, que no le di tiempo de reaccionar. En un principio me quedé totalmente quieto, sintiendo como su respiración comenzaba a agitarse. Llegado a un punto, tuve que mover mis labios sobre los suyos para saber si iba a corresponderme. Por un momento no se movió, pero no pudo evitar responder a mi beso. Inmediatamente nuestros labios comenzaron a bailar unos sobre otros. Mordí con suavidad su labio inferior, separándome de ella tan solo un poco; disfrutando de su aliento contra mi rostro.

Con toda la fuerza de voluntad del planeta, alejé mi rostro del suyo. Todavía mantenía los ojos cerrados, supongo que avergonzada por lo que acababa de pasar; para evitar mirarme. Quise aprovechar el momento para volver a besarla pero una de sus manos me lo impidió, posándose sobre mi pecho para poner distancia. 

— Señor Park, esto... 

— ¿Esto?

— Esto no está bien. Soy casada. 

Levantó su mano izquierda, mostrando su dedo anular. Cómo si no hubiera visto ese estúpido anillo antes. Cómo si ese pedazo de metal fuese a frenarme. 

— No soy celoso, señorita Kim —respondí, alejándome unos pocos pasos para evitar arrojarme sobre ella nuevamente — Gracias por los documentos. Espero volver a verla pronto, de verdad que lo ansío. 

— Discúlpeme señor Park, pero esto no puede volver a suceder. La próxima vez que necesite documentos, procuraré que envíen a otra asistente. 

No creí ni una sola de las palabras que contenía esa frase. Sé que va a volver a pasar. Lo sé, porque sus ojos azules se oscurecieron al verme. Porque pude sentir su corazón latir como loco mientras la besaba. Lo sé, porque ella siempre fue mía, aunque no se haya enterado aún. 


No pude evitar actualizar de nuevo!!! Estoy taaaan manija con esta historia, que me muerdo las uñas por las ganas que tengo de ponerme a escribir. A partir de ahora, voy a mantener mi palabra de actualizar una vez por semana (o dos, porque no sé si aguanto). 

¿Que opinan de todo esto? Si yo fuera Jennie no lo hubiera pensado dos veces. Al cuerno todo jajaja. 

Les dejo un abrazo y mil gracias por leerme. Espero que les esté gustando!

Noona ♥


El hombre del ascensor / PJM ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora