Undécima bala: ¿Puedo tomar una fotografía?

111 18 3
                                    

El plan de escape se vio retrasado unos minutos, pues Yuzu tuvo la repentina necesidad de utilizar el baño por última vez. La situación fue recibida con gracia por Joey, pero tanto Mei como Sky demostraron su disgusto ante la inesperada petición de la rubia. Ella le dirigió una mirada que mezclaba la incredulidad con un reproche; las palabras no fueron necesarias para expresarse, bastó con un ceño apenas fruncido, unos ojos ensombrecidos que se sentían pesados y unos labios rectos, carentes de cualquier emoción. Él fue más cruel, algo que todos esperaban; lanzó su reclamo en forma de un chiste afilado como una navaja, hiriente y helado. Sin embargo, en el fondo no podían culparla. Bajo algunas circunstancias, el cuerpo humano reacciona de maneras muy específicas y puede expresar el verdadero sentir de una persona mediante funciones biológicas. El temor, puede manifestarse con manos heladas, sudoraciones frías, temblores y, como le ha ocurrido a Yuzu, una abrumadora necesidad por vaciar la vejiga.

La espera se volvió más extensa de lo esperado, aunque la demora, lejos de perjudicar el plan de escape, bien podría resultar un beneficio para las Aihara. Mientras el tiempo pasara, las calles de Akihabara se llenarían de gente y confundirse entre la multitud resultaría más fácil. Por otra parte, el retraso provocado por Yuzu les pareció hasta razonable al tratarse de ella. Siempre atenta a su aspecto y cuidadosa de cada detalle en su ropa y maquillaje, la rubia se propuso evitar cualquier accidente que terminara en algún daño, por mínimo que fuera, al preciado atuendo negro que vestía o despeinar un solo mechón de su peluca. Calculó cada movimiento antes, durante y después de satisfacer sus necesidades fisiológicas básicas. Incluso al lavar sus manos tuvo la precaución de no salpicar su vestido, ni hablar de las precauciones tomadas para evitar alguna mancha con el jabón. Debía mantener ese aspecto perfecto que había logrado por tres grandes motivos: su orgullo, la bella imagen que se formaba al posar junto a Mei y evitarse un reclamo de Sky.

El extranjero ya había dejado muy en claro lo mucho que le dolió en el bolsillo pagar por aquellos vestidos, pelucas y demás accesorios. Lo menos que quería escucharle era un reclamo que podía durar horas, incluso días. En días anteriores ya había presenciado discusiones entre ambos mercenarios por la comida y un pequeño conflicto con Mei iniciado por la mala calidad del papel higiénico usado en el refugio. Nadie esperaba, ni siquiera ella, que Sky terminaría cediendo a la exigencia de Mei; al día siguiente llegó con varios paquetes de papel higiénico de buena calidad. Hasta el momento, la única que no había pasado por discusiones monetarias con el mercenario pelirrojo era Yuzu y no quería verse envuelta en una, la cabeza ya le daba vueltas con solo imaginarse como se comportaría al notar una mancha en el vestido que tanto le costó. Por eso tomaba toda la precaución posible y seguiría así hasta que llegaran al nuevo refugio. Antes de salir, solo debía asegurarse que la peluca y el maquillaje siguieran como antes. Un vistazo por toda su cara, una rápida inspección al peinado para asegurarse que todo estuviese en su lugar y estaría lista.

Mientras Yuzu dejaba que el tiempo pasara en el baño, el resto del grupo no tuvo más remedio que esperar. Sin saber cuan larga sería la espera, cada quien aprovechó los minutos que la rubia les había concedido a su manera. Mei no perdió ni un solo segundo, apenas la puerta del baño se cerró, regresó al dormitorio y tomó una libreta que dejó sobre el tocador. Recorrió las páginas una por una en busca de una nota muy importante para la situación; a sabiendas del plan de escape y el uso de un disfraz, además de su determinación por hacer las cosas bien, se tomó la libertad de tomar los apuntes necesarios para interpretar a su personaje de la mejor manera posible. En un principio esto le supuso un gran inconveniente: ¿cómo se supone que una voz sintética tenga personalidad? La sola idea ya era extraña, pero eso no le detuvo. Bajo la guía de Yuzu, necesaria para adentrarse en el mundo del internet, investigó en foros, videos de Niconico y YouTube, incluso leyó algunas viñetas publicadas en Twitter y Pixiv, todo esto con la finalidad de comprender mejor al personaje del que estaba disfrazada: Luka Megurine. Aun cuando su amada noviastra le decía que no debía preocuparse por ello y solo debía posar ante las cámaras, en Mei había surgido una autentica curiosidad por la chica de cabellos rosados. Tal vez era el diseño o la misma naturaleza de su personaje, que no es otra cosa más que la cara puesta a un software de voz. Cualquiera que fuere su encanto, la menor de las Aihara se empeñó en interpretar su papel de la mejor manera.

Bullet daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora