Capítulo 3

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Erika



Desperté con la llamada de mis hombres diciendo que había llegado Nikolas, me levante, me bañe, me vestí para la ocasión con un pantalón de cuero, una polera, aliste mis armas y mis cuchillas.


Baje al sótano en donde torturo a las ratas, no vi al ruso por ninguna parte pero estoy segura que debe estar cerca por lo que llamo a mi Killer-Anführer para que lo busque, mientras ingreso a una habitación, Nikolas esta sentado con una bolsa en la cabeza.


- Miren quien llegó - hablo maliciosamente acercándome para agarrar el látigo del mesón.


- Erika - balbuceo preso del miedo.


- Señora Blut para ti Ekelhafte Ratte - el látigo impacto en su pecho, desatando mi primera emoción de placer a este arte.


*Rata repugnante*



- Señorita Blut, no sé que hago aquí - me rio en su cara, miro a mis hombres y sonríen como un cazador apunto de atrapar a su presa.


- Dime porque estas obligando a los carteles para que te entreguen sus acciones - agarro la bolsa y se la quito, es tan satisfactorio ver en sus ojos como asecha el terror, sigilosamente saco mi cuchillo de su funda a la espera de su respuesta.



- Estoy obligado señorita, no me haga daño - ruega mientras le paso el cuchillo por la cara con una mínima de fuerza provocando que le salga solo un hilo de sangre.


- Te imaginas que la KSK lo hubiera arrestado? Ya nos vendería a todos - le hablo a mi Killer-Anführer que acababa de llegar.


- No se me haría raro que él ayudó en el atentado - respondió poniéndose un puño de oro.


- Y bien, quien te está obligando y porqué - le hablo acercándome, bajando la hoja filosa hasta clavarle la punta en su cuello.


- Primero señora yo solo le contesto a usted, por el juramento de sangre que hice para trabajar en esta organización que yo nunca la traicionaría, segundo yo no di su ubicación - mira con rabia a Hedwig, quien le responde mandándole un puñetazo - tercero no le gustara saber quien es la persona que me esta obligando - habla recomponiéndose aun con miedo, miro a Hedwig, mi Killer-Anführer, y veo que esta frustrada por no poder torturar lo, se va a la esquina con los demás.


- Si no me dices acabare contigo seas o no culpable - Le entierro más la cuchilla mientras se retuerce del dolor.


- ¡Bien!  - suelto un poco el agarre, me mira a los ojos y me dice - La persona que me está obligando también está buscando poder para destruirla, es el Don de la mafia italiana.


- Hijo de perra, mientes él siempre ha estado de nuestro lado - le tira un puñetazo Hedwig, la noticia me asombra un poco pero reacciono en el momento adecuado cuando Hedwig le llena la cara de sangre.


- ¿Hey! No te di permiso - la enfrento, me mira desorientada para luego ignorarme e ir por más, está tan perdida que fue fácil hacerle una llave llevándola al piso.


- Llévensela de aquí y enciérrenla yo después hablo con ella - mis hombres la agarran y recupero la compostura.


- Lamento esto, no se que le pasa, volvamos a lo nuestro, ¿Sabes por qué quiere acabar conmigo? - le hablo buscando el paralizador.



- No, solo dijo que me iba a matar si no lo ayudaba y que usted me quería traicionar porque tienen en mente matarme también - me mira desafiante y le entierro el paralizador en su estómago.


- Mi turno, hijo de perra sabes que la traición no está en mi vocabulario ni en mi forma de ser y si quisiera haberte matado hace tiempo que te mandaría a buscar de esta misma manera para comerme cada pedazo de carne de tu asqueroso, pero musculoso cuerpo - lamo parte de su rostro ensangrentado, lo suelto cuando lo agarro del pelo para darle un puñetazo, veo la cubeta de agua fría para que no quede inconsciente y se la tiro, sin antes ahogarlo en esta.

Incontrolables Deseos ( En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora