Capítulo 9

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Astrid ( un día antes del primer ataque no detectado hacia Erika)

No llebo la cuenta de los años encerrada en esta prisión, estoy más priviligiada que mis padres y eso me carcome por dentro pero ellos lo entienden.

Avanzo por el gran pasillo, no estoy en una celda sucia y oscura pero el estar encerrada sin poder ser yó cuenta el doble.

Entro a mi habitación con mi pequeña en cama, cada vez que la veo se me hace imposible no recordar a mi dulce Erika.

Me alegra ser yo la que haya pasado por todo y no ella, se rompería en pedazos, se que es fuerte pero esto conyeba trabajo en caso de que así fuera jamás me permitiría que le hicieran daño.

Desde que se me dio la oportunidad de estar al lado del mayor de los hermanos, acepte ya que de esa forma beneficiaría a mi familia de una u otra forma.

Yo tenía una relación con Alessandro desde mucho antes del accidente, nos gustábamos, pensé que era algo mágico, y fue así pero no sabía las intenciones de su padre, Luciano Leggio, el bastardo traicionero que le ha hecho la vida imposible a mi hermana.

Después del accidente Alessandro me propuso que me quedara con él para que estuviera fuera de la celda, él no le había contado nuestra relación a su padre y tampoco serviría de mucho por las leyes de la mafia italiana y el cuidado de sus mujeres.

Mi madre lucho por eso pero Luciano peleó para que regresaran. Mi odio hacia Alessandro duro años hasta que al final lo acepté, era mejor no resistirse, fueron humillantes esos años que me negué a su contacto porque lo amaba pero al final solo me entregué y fui la sumisa por meses.

Hasta que quedé embarazada de mi pequeña que hoy en día tiene 6 años y otro pequeño en camino. Fue mi única opción para que Alessandro cambiará su comportamiento y Luciano dejara de maltratarme cuando mi marido salía de viajes.

Aprendí amar de nuevo a mi esposo, no porque no tuviera opción si no porque cada día desde que acepte estar con él, me entregaba día a día su perdón y su cariño, se lamentaba por todo. Yo no soy una persona fácil por muy dulce que sea pero lo que me hizo me dolió, deje mis amistades, mi familia sufre de vez en cuando y mi hermana se que sufre día a día y tengo miedo de no reconocerla si algún día la vuelvo a ver o miedo de no verla nunca más.

-Hola ricitos - le digo acercándome a la cama de mi pequeña que enfermo hace unos días, de un resfriado.

-Mamá, papá volvió - se sienta en la gran cama, ya que cada vez que vengo es porque Luciano no está.

-Si pequeña - le digo dándole un beso en la frente - ahora vamos a vestirnos, papá nos espera abajo.

-Claro - se apresura a ponerse sus pantuflas e ir al baño - no me demorare, papá de seguro estará feliz de que ya no esté tan enferma.

-Yo voy a bajar amor, no te demores - miro a la empleada - ten mucho cuidado.

Bajo por las grandes escaleras de la mansión y mi esposo está preparando una mesa pequeña junto a la nuestra en el jardín para nuestra hija.

-Dulce, ¿Cómo estás? - se acomoda su camisa y me da un beso dulce.

-Muy bien ahora que llegaste - lo abrazo - pero cuando podremos ir a ver a mis padres.

-No te preocupes ya esta todo listo, pero yo estaré con nuestra hija, ya sabes que todavía me quieren matar - me abraza por detrás acariciando mi vientre.

-Es un proceso, tu eres su hijo por lo que también te hace cómplice y yo soy su primogénita, ellos tienen mucho odio y rencor hacia tu padre, no creo que se vaya nunca, pero entienden que soy más feliz a tu lado.

Incontrolables Deseos ( En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora