Capítulo 5

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Erika

Me encuentro sentada en mi escritorio, anotando ideas, teorías, verificando, es un tema delicado, no es algo fuera de lo común que alguien quiera quitarte tu puesto lo raro es la persona que quiere hacer eso como el Don de la mafia italiana.

Mi madre me crio para ser la mejor a la hora de manejar bandas criminales, existen los encargados pero de vez en cuando uno tiene que dar la cara, para ser poderosa y no tener que depender de nadie porque está prohibido para una Albrecht ser víctima, sabia y dulce con la familia pero cuando le tocaba ser la esposa y mujer de mi padre con los demás era la mejor en todos los sentidos, impactante belleza suave, sé que ella tenía descendencia italiana pero nunca me habló de su pasado.

Mi padre era Alemán de pura sangre el más sádico en sus tiempos, poderoso, inteligente, respetado, el imperio que tengo hoy en día fue causa de eso, sé que estarían orgullosos de mí.

Mi hermana, Astrid, era tres años mayor que yo, muy hermosa y desde los diez se empezó a preparar para los negocios ya que nos entrenan desde los 4 para cualquier emergencia, inteligente, igual o peor que mis padres juntos, dulce, sabia, muy parecida a mi madre, siempre me dijo que las dos íbamos a gobernar así sea que una este al mando.

Todo ese caso del atentado no me convence porque los KSK si son peligrosos pero para los jefes de una organización no se les da muerte, les dan una prisión máxima seguridad y tortura.

Yo no estuve con ellos ese día porque fue mi iniciación, no había ningún testigo que pueda confirmar todo ya que tampoco hubo entierro, solo el auto de mis padres volcado, balas y sangre.

Si mi madre tiene sangre italiana se vería afectada en todo esto? Seria la cusa de todo esto?

- ¡Konrad! – llamo a mi consejero y administrador de las acciones para que investigue más a fondo todo esto, cada pieza puede ser una pista que nos llevará al final de todo.

- Si mi señora – entra con la cabeza baja.

- Quiero que investigues lo más profundo que puedas sobre la muerte de mis padres y hermana.

- Como ordene.


- Si necesitas algo me dices, no se te puede pasar ningún detalle y no le comentes a nadie.

Me mira con el ceño fruncido cuando asiente y se marcha, necesito juntarme otra vez con los clanes ya luego voy a controlar las bandas de las afueras, han pasado 4 días desde mi atentado y no he dado señales.

Luego de hacer una llamadas para crear la reunión, urgente, veo que oscureció y cómo mi cabeza no da para basto, me acuesto en la cama unas horas.

Despierto con la alarma de seguridad, menos mal que no me puse pijama ya que solo me dio tiempo para levantarme y ya tenía a 10 Ubytsy en mi dormitorio con Hedwig a la cabeza.

- Que demonios pasó ahora – la interrogo.

- Entraron a la mansión, un grupo desconocido, no pertenece a los KSK – me mira de arriba abajo – puedes correr con eso puesto?


- Obvio, dame mis armas – me lanza dos S&W modelo 500 y un revolver.

- Empecemos con la acción.


Rodeada de mi gente nos dispersamos entre el caos, disparo a todo el que no reconozca con ayuda de Hedwig.

- Maten a todos los que no sean de los nuestros y no quiero ninguno de ustedes muertos si no yo misma los revivo y los vuelvo a matar.

- Si señora – todos se dispersan de dos personas sin separarse pero uno se queda con nosotras.


- Lo mismo para ti – me hace señal de afirmación con la cabeza, se le acercan dos tipos cubiertos de negro y maniobra llaves perfectas con tiros, patadas, puños certeros dejándolos muertos.

- Hedwig, cuidado mujer – le digo, reacciona a tiempo para matar al que trato de dispararle.


- Sigamos hasta la salida trasera y nos vamos en el jet, está a solo 1 kilómetro.

- Tú – señaló al que se quedó con nosotras – vienes conmigo.


Corro entremedio del combate esquivando balas, siento el sonido del seguro de una bomba y se me para el tiempo, escucho a Hedwig decir que la cubran y eso hacen, 3 hombres cubren la bomba despedazándolos en segundos el impacto fue menos pero hubo daños, la casa de mis padres, donde crecí, no puede ser dañada, es sagrado para la organización y para mí.

Me sacan del transe y sigo corriendo matando sin pensar solo veo sangre y muerte, la adrenalina que corre por mi sistema es incontrolable, pareciera que estoy en una danza por como me muevo y esquivo.

Uno me alcanza y me estrella contra el muro agarrando la raíz de mi cabello, con demasiada fuerza por cierto, golpeando mi cabeza en la pared, no tengo razón solo soy una bestia, ni cuenta me doy cuando cambio los papeles destrozando su cráneo en el suelo, voy por otro más quebrando su cuello, sonidos satisfactorios, combinado con mi cuchilla y mi Cuchillo Karambit Caza Krm para mayor rapidez y agilidad, deseo utilizar mis habilidades para descargar un poco la frustración de los días anteriores y con el hombre en el piso lo engancho con mi rodilla y le rompo el cuello.

Estamos a metros de llegar con Hedwig y el hombre, es como si estuviéramos en un campo minado, una porquería, nos lanzan una bomba lo suficientemente lejos para destrozar el jet.

Siento que algo se me incrusta en la pierna pero mi única preocupación es matar a todos estos malditos y salir viva. El bunker de armas está en el aeródromo, le pido al hombre que esté listo para la señal y me encamino a este.

Ingreso el código de seguridad, las balas no cesan y no tengo otra opción, apenas abre ingreso rápidamente a buscar la ametralladora con una cuadrimotor especializada para esta arma, me coloco las bombas cruzadas en mi pecho, en la maleta abierta coloco un misil y salgo con todo.

Hedwig estaba afuera, se sube para disparar la ametralladora, todo esto parece una puta película......

- Vamos a matar a esos malditos – dice con una sonrisa maníaca en su rostro.

- ¡A darle! – las dos gritamos al mismo tiempo lanzando bombas a los vehículos que pudieron ingresar, Hedwig disparando, el hombre que venía con nosotras lo perdí de vista.


Visualizo un helicóptero que viene en nuestra dirección. << Como les gusta morir algunas personas >>

- ¡Sujétate! – esta vez los tiros son más certeros, manejo a toda velocidad tratando de que los impactos no sean directos, esquivando lo que más pueda - ¡Conduce!

Mientras Hedwig se pone al mando agarro el misil mientras trató de estabilizarme con la velocidad y mantener el equilibro.

- ¡Frenas a las tres! – mantengo el objetivo en la mira – Uno! Dos!..

Un tanque se aproxima a toda velocidad, esperen, es mío? Si, es mío, que diablos. El mismo hombre que se me había perdido esta conduciendo y gritando como un loco con otra persona arriba sin darle descanso al helicóptero.

- Que mierda – Hedwig se enoja a la vez que se asombra, yo no puedo decir lo contrario, todo vale en una batalla.

- ¡Señora!, ¡Destruyamos a esos hijos de puta! – me rio, no es tiempo de pelear así que agarro de nuevo el misil y le disparo al helicóptero destruyéndolo en el aire.


- Mucha estupidez en un día – digo para mi, me cansa todo esto, todavía arriba de la cuadrimotor le indicó a Hedwig que vaya hacia donde mis hombres - ¡Que les pasa yo tengo máquinas de matar!, no unos maricas, acaben con todos en menos de 4 minutos o todos se mueren.

Son como leones y hienas, los leones pelean, rugen y atacan, las hienas son más impulsivas, sádicas, audaces, se apresuran y en menos de diez minutos tengo un río de hombres muertos en mi jardín al igual que en la pista de aviones y en la piscina, dentro de la casa, los balcones.

- Señora está herida – el hombre se apresura a comprobar que tan grabe es.

- No es nada – le resto importancia pero cuando me doy cuenta tengo un mental en el estómago y en la pierna – Bien si es, traigan a un médico.


- Porque siempre ellos nos atacan, todavía no he podido identificar quienes son – Hedwig se agacha a inspeccionar a uno de los muertos – Que estúpidos, tienen un logo, esto nos ayudará.

- Dámelo – me lo entrega, lo analizo, nunca antes lo había visto, es azul con un dibujo de una isla que no logró deducir por la mancha de sangre.


- Después de que me revisen y me quiten esta porquería – señalo los metales – investigamos de donde son, avanza por mientras.

Se retira y les dice a los demás que recojan los cuerpos y los entierren.

- Los otros lo descuartizan para Sadistisch, le dan uno ahora y los otros a la congeladora – camino con dificultad hacia la habitación en donde está el médico, me destrozaron la mansión, tendré que cambiarme o si no la terminarán derribando por completo.

Como vamos a llegar a febrero tengo en mente irme a la mansión de Baden – Württemberg, paisaje hermoso, torturas hermosas, frío hermoso, simplemente Perfecto.

- Como se siente señora – entra el medico de la familia que ahora solo es para mí.

- Como quiera que me sienta, no ve que estoy herida.

- Veo que no está de buen humor – dice con notable sarcasmo.

- Que le importa, como voy a estar de humor, solo mire a su alrededor, la mansión de mis padres hecha un desastre.

Me quito la polera y los pantalones con cuidado, toca la zona, es doloroso pero soportable.

- Cuidado – le ladro.

- Usted quiere sin anestesia – me responde de la misma forma.

- Si, lo se, pero las otras veces no dolía tanto, trate de ser más cuidadoso o mañana me sirvo una sopa con sus intestinos – lo miro con una sonrisa – hágalo rápido.

Desinfecta, me limpia, apenas siento el bisturí y las pinzas me recorre un ardor que duele pero se siente tan bien, solo aprieto los puños ligeramente. De un solo intento con fuerza saca el pedazo de metal, me sale un gruñido remplazado por otro más fuerte que es el del estómago, no pude aguantar y pego un grito que asustó al doctor, de tanta resistencia estoy toda sudada.

- No se asuste que puede hacer algo mal y muero.

- Si estoy al lado de usted y pega tremendo grito del demonio como no me voy asustar, respéteme que soy mayor.

- Lo respeto pero se pasa de inútil. Gracias igual por todo, ahora me puede coser para ir a bañarme y descansar un poco?

- Tan rebelde que salió usted – mueve la cabeza de un lado a otro – igual a su padre – me trago la incomodidad de su frase.

- ¿En cuántos días puedo moverme sin que se me salgan los puntos? – le pregunto cuando une el hilo con la aguja – no es una herida tan profunda, solo quedará un rasguño.

- Dentro de dos días mínimo - La aguja no es tan dolorosa así que apenas me pone la venda, me despido y camino con cuidado al baño para lavarme el cabello lleno de sangre por ese estúpido que me golpeó. Llamo a Hedwig por teléfono para que me ayude con el cuerpo ya que no me puedo mojar las vendas y no puedo hacer tanto esfuerzo.

- Lamento mucho por no protegerte – entra y me mira apenada.

- No digas tonterías, eres como mi hermana mayor, no fue culpa tuya – se acerca a quitarme la ropa cuidadosamente, tengo mucha confianza con ella porque desde chicas nos entrenamos juntas y fue la única que me apoyo de verdad con lo de mi familia.

- Por eso mismo, a ver levanta el brazo, ahora con cuidado mete un pie a la bañera.

- Oye no estoy discapacitada solo son unos cortes.

- A si? – me entierra un dedo en mi pierna, le mando un manotazo cuando duele – ves, si te duele.

- Hazlo luego – digo enojada.

- Okey, Okey.

Agarra un guante de baño, lo humedece, le hecha jabón y me lo esparce por mi pierna con cuidado, hace lo mismo con mi espalda, me dice que levante la pierna para que no se moje la venda y me enjuaga.

- Listo ahora te recuestas un rato, si pasa algo no salgas, recupérate – cuando ve que voy a protestar – No, nada de reclamos, te lo digo como tu jefa personal y como la jefa de tu seguridad. Vente.

Me envuelve en la toalla y me toma en brazos para llevarme a la cama, siempre ha sido así cuando ella está herida también la apoyo. Teniendo en cuenta de que su padre también murió junto en el accidente de mis padres, o eso se supone.

- Quiero la lencería negra con el brasear de diseño y el pijama de seda beige.

- Como desee su reina – dice exageradamente.

- Hedwig – me mira – me traes helado, galletas y papitas – le muestro mis dientes en una sonrisa exagerada.

- Porque no me avisaste que me rebajaron a sirvienta – dice sarcástica poniendo una mano en su pecho – solo porque estas herida – le apretó los cachetes cuando me entrega la ropa – No seas tonta o no te traigo nada – me señala enojada.

- Gracias – le señaló con la mano para que se apure - ¡Te quiero!

- ¡Yo no! – me dice a lo lejos.

Me coloco mi ropa y mi pijama de seda a malas, me hirieron en el peor momento.

Me siento en la cama con cuidado sacando mi libreta del escritorio para revisar que planes tengo mañana, quiero tener un día de trabajo desde casa, además tengo que organizar las cosas para el viaje.

No me dejo ver por el público solo ando descubierta en mis zonas
<< Se imaginan que todos sepan quien soy? >>

Solo tienen mi imagen de empresaria, me aseguro siempre de que todos crean eso.

- Mi señora le traigo lo que me pidió – entra Hedwig todavía diciendo las cosas con sarcasmo.

- No seas tonta y ven conmigo – arrugue las cejas hasta el punto de sentir completamente mis pestañas en la parte de arriba del ojo.

- Te voy a sacar prendas para acostarme contigo, no vaya ser que ahora te ataquen por la noche.

- Saca el conjunto rojo y el pijama beige – se apresura, se coloca al frente del espejo mirando y tocando su cuerpo. Es un color divino con su color de piel.

- Sabes que yo no tengo el autoestima bajo, porque claramente soy una diva pero...

- Nada de peros – la corto de inmediato – si sientes inseguridad, aún que sea una pizca, bótala de tu cabeza porque eres tan hermosa como yo.

- Lo sé es que... - me levanto como puedo y camino despacio hacia ella.

- Mírate – le digo colocándome a su lado viéndonos a las dos por el espejo – Morena, pelo hermoso, ojazos, labios de muerte, trasero – abro los ojos en señal como obvio – de infarto como yo – le toco los hombros y le levanto la cabeza – pecho normal pero hermosos y abdomen envidiable por cualquiera que no haga ejercicio.

- Soy una diosa cierto? – dice colocando sus manos en la cintura haciendo poses, con aire poderoso.

- No te pases la diosa soy yo – la molesto – Nosotras dos, ahora, somos las mujeres mas hermosas de este país y al que vayamos con nuestra aura y nuestra inteligencia – hago una pose al lado de ella, es alta al igual que yo.

- Somos las diosas perdidas del Olimpo – se convence.

- El Olimpo nos perdió a nosotras – le coloco su cabello a un lado – te queda hermoso ese conjunto, modela para mí – le ruego.

Se coloca al principio de la puerta del baño y modela hasta mi lugar, pongo música sexy para el ambiente. Cuando va por la mitad entra un hombre, lo capto y es él mismo que estaba en el tanque y que se quedó con nosotras.

- Si en una habitación hay dos chicas, se toca, si estoy yo, se toca, si yo no te permito entrar no entras – digo mientras Hedwig carga su peso en una de sus piernas resaltando más sus glúteos y se gira al espejo, notando la mirada del chico para provocarlo.

- Lo siento señorita Blut, solo quería avisarle que el avión ya está listo para mañana con el armamento y el personal – queda embobado con mi morenaza, ya que se la queda viendo.

Ella no lo desaprovecha, al contrario, toma el short del pijama y se lo coloca de forma sensual agachándose dándole una vista preciosa a este hombre, guapo siendo sincera.

Sonrío por la escena que estoy viendo. El ambiente es acogedor, peligroso por mi dormitorio, había colocado música sensual para que Hedwig me pudiera modelar como un verdadero ser mitológico que somos.

- Bien, te puedes retirar – le digo cuando mi amiga se termina de poner su blusa. Sacude la cabeza despabilándose.

- Lo lamento, hasta mañana señora.

Las dos estallamos en una carcajada y nos acostamos.

- Lo tienes loco – le digo.

- Ni lo creas cuando doy ordenes él ni siquiera me mira.

- Todo calza ahora.... Por él es que te preocupa si eres suficiente? – solo me mira – Hedwig, si él no se fija en ti no es tu problema, tal vez tiene que ocupar anteojos o yo misma le coloco unos nuevos de los esclavos.

- Ya veremos, solo llego hace unas semanas, antes estaba en bandas callejeras – pone la bandeja en medio de nosotras – hablemos de otra cosa.

Nos quedamos en silencio unos minutos...

- Sabes yo aparento estar bien, poderosa, etc.. – le digo a la morena que está a mi lado pintándose sus labios – Pero a veces si extraño demasiado a mi familia, a mis tíos los mataron semana después del suceso, mis abuelos desaparecieron años antes, solo tengo a mi organización y a ti.

Me mira a los ojos y me abraza.

- No te paces, soy lo suficientemente madura y mujer para hablar de mis cosas pero sabes que el afecto físico no va conmigo – dejo mis brazos a los lados sin tocarla – o por lo menos no el amistoso – sonrío pícara.

- Que pesada – me golpea, me quejo del dolor – yo tampoco pero te quería dar un apoyo, hasta a mi me dio asquito, que mal agradecida eres la verdad – come una guinda del plato sin mirarme – yo nunca anhele una familia porque así nos criaron, después del atentado sabes que mi padre también estaba en ese procedimiento y falleció tu familia fue como la mía ya que eran muy comprometido con su gente y también los extraño, eran mejores jefes que tu – me mira sonriendo con malicia y alzando las cejas.

- Si.....- no le doy importancia pero le doy una mirada dura – Dejaste gente al tanto de la seguridad, no creo que ataquen por segunda vez, mañana nos largamos temprano así que..... Que película romántica vemos – pego mi cabeza en su hombro buscando una película, creo que ya hubo mucha acción el día de hoy, hay que equilibrar los momentos.

- Aún no comprendo cómo alguien así – me mira de abajo para arriba – puede actuar tan niñata.

- También me lo pregunto – me quedo pensando – ni modo, solo no le digas a nadie de estas cosas, tengo que mantener mi reputación de malvada – pongo cara de burla enojada.

- Veamos ¿Conoces a Joe Black? El condenado está bien bueno.

- Dame el labial – Me coloco un poco cuando reproduzco la película y lo dejo en mi mesón de dormir.

Hedwig se muerde los labios acostándose y yo como mi helado con galletas.

La película se basa sólo en emocionamos cuando aparece Brad Pitt y desear ser la chica para besarlo.

Mi única familia esta a mi lado y eso solo importa ahora.  
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Holaa, espero les haya gustado.

Incontrolables Deseos ( En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora