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—Gracias Taetae

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—Gracias Taetae. —Sonreí y bajé del auto tomando mis pertenencias.

Todavía caminé un poquito para llegar a la tienda, y ya ahí me recibió la misma chica con la que me topé la otra vez.

—Bienve... Ah, eres tú. —Bufó.

—Acostumbrate, me verás muy seguido. —Sonreí cínica y luego seguí caminando hacia la oficina de mamá. —Ya llegó tu gran tesoro.

—¿Ya llegó la nueva colección otoño-invierno? —Cuestionó emocionada.

—No, ya llegué yo.

—Ah, bueno, siéntate entonces.

—Eres más mala que la carne de puerco. —Me quejé.

—Era broma cariño, ven, siéntate. —Dijo palmeando el sillón. —Quería hablarte sobre algo importante.

—¿Sobre qué?

—Bueno, en unos días cumplirás dieciséis, y me gustaría que cuando cumplas los dieciocho seas mi sucesora en la empresa, así que quiero asesorarte para ello, ¿Qué dices?

—Oh, vaya... pues, sería un honor, pero dejaría de estar en casa y... Taetae estaría triste.

—Ay Moon, no te preocupes por los empleados de la casa, ellos sirven solo para lo material, nosotras estamos destinadas a lo más grande, ellos son la gentuza, nosotras somos quienes gobiernan y...-

—Me largo. —Dije levantándome para ir hacia la puerta.

—Regresa, Moon Hwang. —Bramó, intimidandome un poco.

—No sé porque pareces tener odio por todos nuestros empleados, ellos no te han hecho nada.

—Moon, ellos no están a nuestro nivel, por eso trabajan para nosotros.

—Al menos ellos si han estado para mí en toda mi adolescencia.

—¿Ah? Deja de ser insolente, tus padres somos nosotros y te hemos dado todo lo que has querido y necesitado.

—¿Y cuando he querido tiempo con ustedes? “No podemos Moon, quizás la próxima". ¿Y cuando los necesitaba? “Ay cariño, dile a el mayordomo que te haga un té para que puedas relajarte y pensar mejor”. ¡Ese mayordomo ha estado más como una figura paterna que mi propio padre! ¡Incluso hace comida especial diciendo que ustedes la hacen para que yo pueda comer!

—Moon, no alces la voz, eso no es digno de una jovencita como tú.

—No me interesa, y escúchame porque lo diré una vez. No vuelvas a llamarme hija, si ni siquiera puedes estar en mis cumpleaños, no vuelvas a pedir que yo esté contigo, si tú no puedes venir cuando yo te necesito, se acabó. —Y finalmente pude salir.

Salí del local yendo a cualquier otro lugar. Pero me sentía algo expuesta, generalmente siempre voy acompañada de alguien, ya sea Draken, Mikey o hasta por Taetae.

—Oí Moon Hwang. —Llamó alguien y yo me giré confundida.

—¡Kokonoi Hajime! —Exclamé lanzandome hacia él para abrazarlo. —¡Que alegría verte! ¿Cómo has estado? ¿Y tus padres? Hace mucho que no te veo, años quizás.

—Ah, llegué de un intercambio escolar apenas, fui a China con mis padres. Lamento no haberte dicho, creí que sólo sería la mitad del año, pero se alargó a tres años. —Dijo sonriente. —Y contestando tus preguntas, he estado bien, la comida allá es deliciosa pero no tanto como lo natal, y mis padres también están bien, en casa descansando.

—Ouh, tienes que contarme todo, ¿Conociste a alguien allá, eh, pillin? —Lo codeé y él se rió.

—No, no conocí a nadie, esperaba que estuvieras soltera pero dicen que ya tienes a alguien. —Me puse colorada y luego asentí.

—Pues si, tengo novio, se llama Ken Ryuguji, pero le dicen Draken, y yo le digo Drag. —Sonreí orgullosa. —Suerte para la próxima.

—Rayos, ¿Hay mucha fila? Para no esperar tanto. —Se burló.

Ambos seguimos hablando de lo que había pasado por estos años.

Los padres de Kokonoi y los míos son amigos, ya que los padres hombres son mejores amigos desde primaria, y justamente fundaron la empresa en la que actualmente trabajan. Y las madres, ellas se conocieron por sus esposos, se llevaron bien y después sus hijos lo hicieron.

De hecho, mis padres y los de él esperaban que nosotros tuviéramos una relación, pero Kokonoi dijo que me veía más como una hermana y yo también dije lo mismo, crecimos prácticamente juntos, criados como hermanos, sería muy extraño.

Y lo de ahora solo son bromas que solemos hacer, o solíamos hacer.

Estaba hablándole de Draken cuando sentimos un flash sobre nosotros.

—Agh, la maldita prensa. —Gruñó Kokonoi acomodándose el cabello. —Mínimo digan, para arreglarme y verme cool.

—Uhm, no parecen ser los de la prensa. —Dije mirando hacia allá.

Un chico con cubrebocas nos tomaba fotos.

—Son esos típicos raritos que quieren pasar desapercibidos, pero son un asco en eso porque tienen cámaras del tamaño de una televisión.

—Ah... bueno. —Dije y seguí hablando con Kokonoi.

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THE FEELS [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora